Hola, me llamo Akane (茜). No hace mucho tiempo que fallecí. Como dicen, la razón es irrelevante, pero ahora me encuentro frente a una figura humanoide de gran belleza y majestuosidad. Sus tres pares de alas blancas y su rostro resplandeciente reflejan una pureza que no se parece a nada que haya visto en vida. Una aureola de luz brilla sobre su cabeza, señalando su origen divino.
Decidí preguntarle a esta magnífica entidad: "¿Qué hago en este lugar?"
La entidad respondió con una voz dulce pero imponente: "Primero que nada, soy una serafín, una de las criaturas más cercanas a Dios y entre las más elevadas jerarquías celestiales. Estoy aquí para guiarte en tu transición. Segundo, estás en el palacio celestial, el lugar donde se decide tu destino final."
Sorprendida, le pregunté a la serafín: "¿Y por qué Dios no se encarga de esto personalmente, si no hay ser más justo que Él, el propio Creador?"
Ella respondió con serenidad: "Dios está constantemente ocupado con la creación. Su presencia sostiene no solo este universo, sino también otros planos de existencia y dimensiones más allá de la comprensión humana. No es que no se preocupe por cada alma, pero su labor es inmensa y continua."
Intrigada, pregunté: "Entonces, ¿en qué está ocupado Dios?"
La serafín explicó: "Dios se dedica a mantener la armonía en todo el cosmos. Su energía sostiene la existencia misma y previene el colapso del universo por el desbalance causado por las acciones de seres conscientes, tanto humanos como de otras entidades."
Me quedé pensativa y dije: "Me siento honrada de estar aquí, pero aún no entiendo, ¿por qué me encuentro en este lugar?"
La serafín dijo con un tono paciente: "Estás aquí porque tu alma es especial, Akane. Este es el lugar donde se decide tu destino: el cielo, el infierno o algo más."
Pregunté, un poco impaciente: "¿Por qué no he sido enviada a ningún lugar aún?"
Ella sonrió suavemente y respondió: "Porque, Akane, eres una de las pocas almas de las que Dios se siente verdaderamente orgulloso. Y como tal, se te ofrece una nueva oportunidad."
Curiosa, pregunté: "¿Qué tipo de oportunidad?"
"La oportunidad de la reencarnación," respondió la serafín.
"Pero, supongo que no es gratuita, ¿verdad? Hay una condición, ¿no es así?" deduje.
La serafín asintió y dijo: "Eres perspicaz, Akane. La condición es salvar o proteger a una persona específica en un nuevo mundo, un lugar que puede ser muy diferente al que conociste."
Exclamé sorprendida: "¿Una persona específica en otro mundo o dimensión? ¿Qué quieres decir con eso?"
La serafín explicó: "Exactamente, reencarnarás en un mundo diferente al tuyo. Algunos humanos lo describen como un 'anime' o una realidad alternativa. Aunque no seguimos de cerca la cultura humana, tenemos conocimiento de sus creaciones."
Asentí, aún más intrigada: "Eso es increíble, pero ¿cómo se elige ese mundo o dimensión?"
La serafín respondió: "El mundo lo eligen Dios y yo, basándonos en las necesidades de cada alma y del propio universo."
Pregunté: "¿Por qué no me dejan elegir a mí?"
"Porque cuando los humanos eligieron, tendieron a preferir mundos sin desafíos reales o significativos," explicó la serafín. "Pero este proceso es para asegurar que cada alma pueda crecer y cumplir su propósito."
Reflexioné por un momento y luego dije: "Tiene sentido. Si debo proteger a alguien, debe ser en un lugar donde realmente se necesite."
La serafín sonrió y dijo: "Me alegra que lo entiendas tan rápidamente. Otros humanos a menudo se quejan ante tal situación."
Respondí con una ligera sonrisa: "¿De qué sirve quejarse si se trata de una nueva oportunidad, al fin y al cabo?"
La serafín asintió. "Tienes toda la razón, Akane. Ahora, te diré en qué mundo reencarnarás: Jujutsu Kaisen."
Mi rostro se iluminó. "¡Conozco ese mundo! Es uno de mis animes y mangas favoritos."
La serafín sonrió, con un destello de compasión en sus ojos. "Ya lo sabíamos, Akane."
Sentí que mi rostro se sonrojaba de vergüenza.
"Por fin muestras alguna emoción," dijo la serafín con un tono amistoso.
No había mostrado ninguna emoción hasta ese momento debido a la sorpresa de estar aquí y todo lo que estaba sucediendo.
La serafín continuó: "Bueno, dejando eso de lado, ya sabes dónde reencarnarás y cómo funciona, ¿verdad?"
Respondí: "Sí, serafín."
"Sígueme," dijo la serafín. "Vamos a donde Dios cuida de todo el Omniverso." Tras decir esto, comenzó a guiarme por los vastos y resplandecientes pasillos del palacio celestial.
Pasaron 30 minutos caminando antes de que nos detuviéramos frente a una puerta monumental que se abrió lentamente, revelando una vasta habitación que parecía contener la extensión del propio espacio. En el centro de esta habitación, Dios estaba rodeado de numerosos universos, cada uno tan pequeño como una pelota de tenis.
Dios dijo con una voz que resonaba por toda la sala: "Has llegado, hija mía. Como te habrá explicado mi mano derecha, la serafín, estás aquí por una razón muy especial."
Respondí, aún impresionada por la presencia divina: "Sí, Dios."
Dios sonrió amablemente. "Hija mía, no me gustan las formalidades; puedes llamarme Padre sin ningún problema."
"Como digas, Padre," respondí con una suave sonrisa, todavía procesando todo lo que estaba sucediendo.
La serafín intervino: "Dios, no olvides por qué estamos aquí; tu tiempo es limitado."
Dios asintió. "Lo siento, serafín. Bueno, hija mía, te explicaré cómo funcionará tu reencarnación. Cuanto más pura sea tu alma y mejor sea tu karma, más podrás pedir para tu segunda oportunidad y menos restricciones tendrás en tus deseos. Pon tu mano aquí, hija mía."
Obedecí, colocando mi mano donde Dios indicó.
Dios y la serafín exclamaron juntos: "Sorprendente, la pureza de tu alma es del 97,9%. Está cerca del 100%. No hemos visto a ningún ser vivo con tal pureza, salvo los serafines y querubines. Siéntete orgullosa. Ahora pon tu mano aquí para verificar tu karma."
De nuevo obedecí, colocando mi mano en el lugar señalado.
Ambos volvieron a sorprenderse: "Imposible, tu karma es del 100%. Eso es prácticamente inaudito; ni los serafines ni los querubines tienen tal karma."
Preocupada, pregunté: "¿Eso es malo, Padre, o es bueno?"
Dios sonrió y dijo: "Al contrario, hija, es algo muy bueno. El karma mide la bondad de tus acciones, y un karma de 100 significa que has alcanzado el más alto nivel de virtud. La pureza del alma refleja tu estado espiritual, mental y físico; en ambos aspectos, eres excepcionalmente pura y justa."
"Entonces, significa que soy bastante especial, Padre," dije, sintiéndome un poco abrumada por toda esta información.
Dios asintió con satisfacción. "Así es, hija mía, eres muy especial."
La serafín intervino de nuevo, más seria esta vez: "Lamento interrumpir, pero no tenemos mucho tiempo. Explicaré cómo afecta tu karma y pureza en tus deseos para tu segunda oportunidad. La pureza de tu alma determina las restricciones en tus deseos; cuanto más pura, menos restricciones. El karma, por otro lado, determina la cantidad de deseos que puedes pedir: por cada 20 puntos de karma, tienes derecho a un deseo. Por lo tanto, tú tienes cinco deseos, y con tu pureza de 97,9%, apenas tienes restricciones."
Dios asintió. "Gracias, serafín, por la explicación. Bueno, hija, ya escuchaste. Es hora de que me digas tus deseos."
Me tomé un momento para pensar, luego respondí: "Mi primer deseo es conocimiento. Como dicen, el conocimiento es la mejor arma si se sabe utilizar."
Dios asintió. "Hija, no te lo niego. El conocimiento es una herramienta poderosa. Pero dime, ¿qué tipo de conocimiento deseas?"
"Todo, Padre. Si es posible, todo tipo de conocimiento, incluso todo el conocimiento del omniverso, y que se actualice constantemente con los avances en él."
Dios reflexionó. "Es posible, pero sería una forma de omnisciencia, y tu mente podría no soportarlo. ¿Cómo piensas manejar esto?"
"Para eso es mi segundo deseo, Padre. Quiero tener la habilidad de utilizar la Biblioteca del Camino Celestial, como en el manhwa que leí."
Dios sonrió. "Eso es posible, aunque limitaré su uso a cinco veces por mes. Esa es la única restricción que pondré al conocimiento o, mejor dicho, a la omnisciencia, ya que eso es lo que realmente estás pidiendo, aunque con otras palabras. Bueno, hija, ya he cumplido dos de tus cinco deseos."
"Gracias, Padre. Mi tercer deseo es tener todas las capacidades físicas y mentales del SCP-682, incluyendo su increíble adaptación y regeneración."
Dios frunció el ceño, pensando en la petición. "Hija, eso es mucho pedir. SCP-682 es conocido por su resistencia y capacidad para adaptarse a cualquier situación, lo que lo convierte en una de las entidades más indestructibles. Cumplir este deseo te costaría dos deseos, así que solo te quedaría uno. Además, esa habilidad conlleva una gran responsabilidad. Piensa bien en tu último deseo. Ahora que lo considero, modificaré tus deseos un poco, pero no te preocupes, solo los refinaré y te daré una ayuda extra. ¿Te parece bien, hija?"
Asentí, agradecida por la oportunidad de mejorar mis deseos. "Está bien, Padre. Mi último deseo es tener la capacidad de viajar libremente por todo el omniverso. Me gustaría poder explorar diferentes mundos y dimensiones sin restricciones."
Dios asintió, comprendiendo mi deseo. "Eso es posible, hija, pero con la condición de que sigas cumpliendo tu misión de proteger a una persona en cada mundo al que vayas. Sería como si reencarnaras nuevamente en cada mundo, cumpliendo un propósito en cada lugar."
"Entiendo, Padre. Eso me parece justo."
Dios sonrió nuevamente, esta vez con un brillo cálido en sus ojos. "Muy bien, hija mía. Además, la ayuda extra que te mencioné antes es el Gran Sabio de Rimuru Tempest. Imagino que sabes cómo funciona."
"Sí, Padre, lo sé," respondí, emocionada por la idea de tener al Gran Sabio a mi lado.
"Perfecto," continuó Dios. "También, lo que estás pensando, si es posible, pero ten en cuenta que consumirás mucha energía para hacerlo. Bien, eso es todo, hija. Prepárate para tu nueva vida y la misión que te espera."
Asentí, con una mezcla de emoción y nerviosismo. "Gracias, Padre, por esta oportunidad. Prometo no defraudarte."
Dios sonrió y extendió su mano hacia mí, envolviéndome en una cálida luz. "Vas a hacer grandes cosas, Akane. Buena suerte."
Mientras la cálida luz me envolvía, mis pensamientos comenzaron a arremolinarse con intensidad. ¿Por qué yo? ¿Por qué fui elegida para algo tan monumental? Pensaba en el peso de lo que se me había otorgado: una nueva vida, poderes increíbles, y una misión que cambiaría mi destino para siempre. Sentí una mezcla de honor y miedo.
El rostro compasivo de la serafín y la presencia imponente de Dios aún estaban frescos en mi mente. Mi mente repasa una y otra vez sus palabras: "Eres una de las pocas almas de las que Dios se siente verdaderamente orgulloso." ¿Por qué? No fui perfecta en mi vida anterior. Cometí errores. Como cualquier ser humano, tenía mis fallas. Y sin embargo, aquí estaba, siendo bendecida con una oportunidad única.
Me invadió una sensación de asombro y humildad. Las lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos, no de tristeza, sino de abrumadora gratitud. Nunca me imaginé que algo así sería posible. ¿Cuántas almas tienen esta oportunidad? Probablemente muy pocas.
El shock de lo que se me ha revelado sigue sin disiparse. La realidad de lo que está ocurriendo apenas comienza a asimilarse en mi mente. Estoy a punto de renacer en un mundo que hasta ahora solo conocía a través de una pantalla. Un mundo de maldiciones y hechiceros, de peligros inimaginables y desafíos sin igual. Jujutsu Kaisen. Mi corazón se acelera al recordar los momentos de acción y emoción de ese universo. Pero ahora, será mi realidad.
A pesar del miedo, siento una emoción que crece dentro de mí. Una chispa de esperanza. Una oportunidad para empezar de nuevo. Una oportunidad para hacer las cosas bien, para proteger y salvar a otros. Para ser una luz en la oscuridad.
Mi mente vuelve al concepto de la Biblioteca del Camino Celestial y el Gran Sabio. Son dones inmensos, herramientas que pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Me siento poderosa y a la vez vulnerable, sabiendo que tendré que aprender a usar estas habilidades con sabiduría.
La serafín y Dios confiaron en mí. Me dieron estos regalos, no porque sea la más fuerte o la más sabia, sino porque creen en mi potencial para crecer y superar mis propios límites. Me doy cuenta de que esta será la verdadera prueba: no el combate contra enemigos externos, sino la lucha interna para mantener mi corazón puro y mi voluntad firme.
Finalmente, mientras la luz me rodea por completo, cierro los ojos y respiro hondo. Estoy lista para lo que venga. No sé qué esperar, pero sé que no estoy sola. Con estos pensamientos, permito que la luz me transporte a mi nueva vida, mi nueva misión, con la determinación de no defraudar a aquellos que han puesto su fe en mí.
En ese último momento de conciencia en el palacio celestial, me despido de mi vieja vida, abrazando lo desconocido con una mezcla de temor y entusiasmo. Acepto el desafío, acepto mi destino.
Nota del Autor ©️©️©️: este cap está incompleto y ella aún no reencarnara en Jujutsu eso pasará en un futuro.