El tiempo pasó, y aunque la familia de Riuz era fuerte y unida, o al menos la mayor parte de ella, siempre hay puntos de quiebre. Los años y la vejez no perdonan a los mortales; golpean sin distinción.
En la familia de Riuz, fue Roselia la primera en partir. No porque su cuerpo no pudiera resistir más, sino por su propia decisión. Con el tiempo, ella comenzó a notar las arrugas y los estragos de los años reflejados en su piel. Aunque aún conservaba vitalidad y disfrutaba de una vida sin preocupaciones, el miedo la consumía. Miedo a perder su belleza, a que su marido dejara de encontrarla deseable. Sabía que eso era una fantasía absurda, pero la idea la atormentaba.
Todo cambió tras una noche de pasión, como tantas otras que habían compartido en familia. Pero esa vez, su cuerpo dejó en evidencia el paso del tiempo: no pudo igualar la intensidad de su juventud, y el esfuerzo excesivo la lastimó. Riuz, como siempre, la cuidó con ternura, curó sus heridas y la llenó de cariño. Sin embargo, para Roselia, aquello fue demasiado. Se sintió rota. Sin la belleza que tanto valoraba y con la duda de si podría seguir entregándose de la misma manera, se sumió en un dolor silencioso.
Durante días lloró en soledad, hasta que finalmente reunió el valor para hablar con su esposo. Le preguntó sobre aquel lugar lejano del que había escuchado hace mucho tiempo, el supuesto "paraíso" al que ella iría tras la muerte. Riuz, al percatarse de su estado, respondió con sinceridad. Aunque aquella leyenda era un secreto de familia, solo siendo conscientes de su veracidad, las tres primeras esposas —Clara, Harriet y Roselia—, decidió revelarle los detalles que ella necesitaba.
Roselia ya no quería seguir en este mundo mortal. Prefería partir antes de que su cuerpo fallara completamente, antes de que la edad la despojara de todo lo que alguna vez amó de sí misma. Deseaba esperar en ese lugar prometido, confiando en que su amado Riuz y sus hermanas de cama la alcanzarían algún día.
Para Riuz, la idea de perderla le causaba un profundo dolor, pero este se desvanecía al saber que nunca estarían verdaderamente separados. Tal vez, de todos sus poderes, este era el que más apreciaba: la certeza de un reencuentro eterno.
Roselia cerró los ojos, confiando plenamente en su esposo, en sus palabras. En su mente, imaginaba aquel paraíso, tan hermoso como lo había soñado. Y así, entregándose a esa esperanza, aguardó pacíficamente el inicio de un nuevo viaje.
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No sabía si se había quedado dormida o qué había ocurrido. Estaba algo aturdida cuando abrió los ojos y se encontró en un lugar extraño, pero al mismo tiempo, extrañamente familiar. No podía evitar la sensación de que, de algún modo, había vuelto a casa.
Miró a su alrededor y notó que estaba en el patio de su mansión, aunque había algo diferente. Todo era mucho más silencioso. El cielo estaba despejado, pero el entorno parecía completamente distinto. Era como si su hogar estuviera en medio de un lugar completamente nuevo y desconocido. Dudó por un momento, insegura de lo que sucedía, hasta que notó algo inesperado: se sentía bien, muy bien. No había dolor, hambre ni incomodidad alguna. Era una sensación de paz absoluta.
Al mirar sus manos y tocarse el rostro, su cuerpo tembló. Algo había cambiado. Sin pensarlo dos veces, se quitó la ropa y masajeó sus pechos, notando una firmeza que hacía tiempo había perdido. Deseaba verse en un espejo, y como si fuera magia, el espejo de su habitación apareció frente a ella. Cuando vio su reflejo, no pudo evitar llorar: allí estaba su versión más joven, la que consideraba la más hermosa de todas.
Llena de alegría, comenzó a saltar y gritar de emoción. Se sentía tan llena de energía que salió corriendo desnuda por el lugar, abandonando la mansión sin detenerse. Su risa y sus gritos resonaban mientras exploraba aquel mundo. Fue entonces cuando descubrió que no estaba sola: había otras edificaciones, diferentes biomas, e incluso podía ver una isla flotando en el cielo.
Su entusiasmo dio paso a la curiosidad, y mientras vagaba por el lugar, se encontró con otras criaturas. Lo primero que vio fue una marmota que cuidaba un jardín lleno de flores frente a una casa. Ambos se sorprendieron al verse, pero la marmota se relajó casi de inmediato.
Mujer Marmota: "¿Acabas de llegar?" —preguntó con paciencia y comprensión en su mirada.
Roselia asintió en silencio. Poco después, la marmota la invitó a entrar en su casa. Roselia dudó un momento antes de aceptar, ignorando el hecho de que seguía desnuda.
Dentro, la marmota, que se presentó como Celia, comenzó a explicarle cómo funcionaba aquel lugar. Roselia escuchó atentamente, entendiendo poco a poco. Recordó que su esposo, Riuz, había trabajado duro en un inicio para mejorar este lugar, buscó a personas con enfermedades terminales en los hospitales y les ofreció una nueva oportunidad aquí.
Celia la llevó a recorrer el lugar, presentándole a otras habitantes de este reino. Una de las paradas más sorprendentes fue una réplica de la ciudad de Zootopía. Aunque la ciudad estaba incompleta, muchas partes se sentían familiares, como si pertenecieran a recuerdos lejanos de hace decadas.
Celia le explicó que cualquiera podía contribuir a mejorar este mundo, y Roselia decidió intentarlo. Cerró los ojos, enfocándose en los detalles de Zootopía tal como la recordaba en su mejor momento. Para su asombro, el paisaje cambió ante sus ojos. Ahora la ciudad lucía más avanzada, reflejando varias décadas de progreso. Algunas zonas que antes estaban incompletas ahora estaban terminadas, y algunos lugares que parecían olvidados habían cobrado vida nuevamente.
Maravillada por lo que acababa de experimentar, Roselia comenzó a disfrutar de este descanso eterno, explorando todo lo que el lugar tenía para ofrecer. Sin embargo, a pesar de la belleza y la calma, se sentía un poco sola. Extrañaba profundamente a su esposo y a sus hermanas.
Celia y las demás le dijeron que no era imposible sentir a Riuz. Con solo desearlo, parecía que podían acercarse a él, al menos espiritualmente. Además, le aseguraron que con cada nueva persona que llegaba a este mundo, esa conexión se hacía más fuerte.
En cuanto a sus hermanas, Roselia solo podía esperar. Sabía que eventualmente alguna de ellas llegaría. Mientras tanto, podía vagar por este mundo, disfrutando de su magia, o simplemente dormir. En este paraíso, el sueño era placentero y podía durar tanto como ella lo deseara.
Con una ligera sonrisa, Roselia se preparó para descubrir qué más podía ofrecerle este lugar mientras aguardaba pacientemente el reencuentro con su familia.
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La partida de Roselia dejó un profundo vacío en la familia, especialmente en Pinky, su hija. Aunque madre e hija no siempre estuvieron de acuerdo debido a sus diferencias sobre las tradiciones familiares, el amor que se tenían era innegable. Tras perder a su madre, Pinky se aferró a su padre como nunca antes. Literalmente, no se separaba de él ni un momento, sin importarle si eso implicaba que su trasero sufriria. En su dolor, dejó atrás sus desacuerdos y buscó consuelo en el único calor familiar que podía darle fuerzas en aquel momento.
El funeral fue un evento significativo, no solo para la familia, sino también para la ciudad, que reconoció el impacto de la pérdida. La familia guardó luto durante un tiempo, y las que parecieron más afectadas, tanto positiva como negativamente, fueron Clara y Harriet.
Riuz, como cabeza de la familia, compartió con ellas lo que pasó. Les explicó cómo Roselia ahora vivía en aquel paraíso que había ayudado a crear, describiéndola feliz y llena de vida. Les contó cómo la veía correr desnuda, robar ropa de tiendas solo por diversión y vivir en una réplica de la vieja tienda donde se habían conocido. Aunque la idea parecía fantástica, les dio consuelo saber que ella estaba bien y que, debido a las decisiones que habían tomado al estar con Riuz, algún día también podrían llegar a ese lugar.
Sin embargo, esta perspectiva trajo consigo una reflexión inevitable sobre la mortalidad. Tener la promesa de un paraíso no evitaba que pensaran en cuánto tiempo deseaban vivir. ¿Deberían esperar a que la naturaleza siguiera su curso, o tomarían algún día el mismo camino que Roselia?
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El tiempo no se detuvo, y Roselia no fue la única en partir. Poco a poco, otras esposas e hijas también fallecieron, ya fuera por la edad, enfermedades o accidentes inevitables. Cada pérdida fue un golpe para la familia, pero Riuz, como líder, se mantuvo firme o, al menos, eso era lo que mostraba ante los demás. Hablaba constantemente de aquel paraíso, y aunque algunos pensaban que se trataba solo de un consuelo espiritual, otros comenzaron a creerle, encontrando esperanza en sus palabras.
Harriet fue la siguiente en partir de las "tres principales". Su pasión por el alcohol y los años de trabajo, incluso en momentos en los que su cuerpo ya no podía soportarlo, le pasaron factura. Clara, a pesar de ser mayor, estaba en mejor estado que Harriet. Riuz, aunque podía curarla, respetó su decisión cuando ella le dijo que era hora de despedirse.
Harriet se tomó su tiempo para hablar con cada uno de sus hijos y hermanas, guardando para el final a Henry. En su despedida, le dijo frases como: "Más te vale cuidar a tu padre hasta que nos volvamos a ver" y "Mantén ese culo bien lleno de leche, no me decepciones".
Finalmente, Harriet partió, dejando otro vacío en la familia. Henry estaba devastado y lloró desconsoladamente, aunque no por mucho tiempo. Poco después, buscó a Riuz para follar sin parar en una extraña mezcla de dolor y necesidad de consuelo, llorando mientras compartían su intimidad. Era una forma peculiar de sobrellevar la pérdida, pero Riuz no se lo negó.
En el otro lado, Harriet fue recibida con los brazos abiertos por Roselia y las demás mujeres que habían llegado antes que ella. Se sorprendió al notar cómo su cuerpo rejuvenecía, recuperando incluso la juventud que nunca creyó volver a experimentar. Roselia le mostró que podían elegir ser tan jóvenes como quisieran, incluso volver a ser niñas si lo deseaban. Ambas bromearon sobre cómo se divertirían cuando Riuz finalmente llegara al paraíso, imaginando las posibilidades de explorarlo juntos bajo esas condiciones.
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Clara fue la última en partir, pero su muerte fue más repentina que las de las demás. Ocurrió unos años después de Harriet: sufrió un infarto estando sola en casa. A su edad, no era algo inesperado, pero Riuz lamentó profundamente no haber estado con ella en su último momento. Sin embargo, encontraba consuelo al saber que Clara estaba bien en el otro lado. Cerrando los ojos, Riuz la vió unirse felizmente a las demás, y sonrió al ver cómo las tres parecían haberse asentado en aquella réplica de su vieja tienda, retomando los trabajos de su juventud.
El espacio parecía haberse expandido y mejorado, creando copias borrosas de personas, como hologramas básicos que simulaban vida. Aunque no eran muy detallados ni tenían comportamientos realistas, servían para dar la impresión de una ciudad en movimiento y una tienda activa. Todo estaba diseñado para que se sintieran como si estuvieran trabajando de verdad, y eso les daba una sensación de propósito.
La partida de las tres mujeres principales fue un golpe devastador para Riuz. El impacto se sintió incluso más allá de la familia inmediata: Bianca y su marido, aunque distanciados, acudieron al funeral. Esa noche, Riuz y Bianca mantuvieron una larga conversación. Aunque su relación nunca había sido ideal, él evitó cualquier comentario negativo sobre la vida de su hija. Siempre había tratado de apoyarla en secreto, y en esta ocasión le entregó algunas pertenencias de su esposa y una suma de dinero para el futuro. Bianca no rechazó el gesto, y aunque en su corazón deseaba que su relación con su padre pudiera haber sido diferente, sabía que era demasiado tarde para cambiarla. Antes de irse con su marido, le prometió que tal vez algún día volverían a verse y que incluso podría presentarle a su nieto, algo que Riuz deseaba profundamente pero no presionó. Los años habían templado su carácter, haciéndolo más comprensivo.
Henry, por otro lado, estaba completamente devastado, incluso mas que tras la muerte de su madre. Lo que lo atormentaba no era solo la pérdida, sino el temor por su padre. Recordaba muy bien lo que Riuz le había dicho.
Durante sus momentos más íntimos, mientras lo abrazaba, Henry no podía evitar suplicarle que no lo dejara, que su vida no tenía sentido sin él. Aunque los años también habían pasado para Henry, su apariencia seguía siendo impresionante gracias al esfuerzo por mantenerse atractivo y el poder de su padre. Esperaba que eso, combinado con su devoción, fuera suficiente para convencer a Riuz de permanecer más tiempo con él y no terminar con su vida como había insinuado en el pasado.
Pero Riuz no lo tuvo fácil. Convencer a Henry de aceptar su decisión fue una batalla emocional desgarradora, y todo se complicó cuando Pinky se enteró. Ahora eran dos hermanos follando a su padre, rogándole desde dos frentes que no los dejara solos. Riuz, sin embargo, fue firme. Les habló con sinceridad, provocando lágrimas y sollozos interminables. Durante esos días, Riuz se dedicó por completo a sus hijos, permaneciendo junto a ellos mientras procesaban su dolor.
Al final, las cosas tomaron un giro inesperado con Pinky, quien decidió que quería ir a ver a su madre, incluso sabiendo lo que eso implicaba. Aunque no estaba completamente convencida de las historias de su padre, su promesa de reunirse con su madre le dio fuerzas para dar el paso. Así, la familia sufrió otra pérdida, aunque también fue un nuevo comienzo para Pinky.
Cuando despertó, era una niña pequeña nuevamente, sostenida en los brazos de su madre. Clara y Harriet estaban cerca, observándola mientras bebían té. Pero la felicidad de Pinky se desvaneció rápidamente cuando su madre, con una mirada severa, le dio un fuerte regaño por haber dejado a su padre de esa manera. "Cuando tu padre llegue aquí, me aseguraré de que castigue tu malcriado culo", le dijo Roselia.
La idea de que esas tradiciones familiares perdurarían para siempre en ese lugar dejó a Pinky atónita. Aunque no podía escapar de ellas, encontró algo de alivio al notar que no sentía dolor alguno. Quizá, después de todo, no fuera tan malo. Quizá podría esforzarse por aprender a disfrutarlo.
Por otro lado, Henry tuvo que quedarse en el mundo de los vivos, aunque su padre pronto partiría. Estaba devastado, pero Riuz le dejó un encargo claro: debía permanecer para servir a Riuz Junior, tal como lo había hecho con él. Henry no podía evitar sentir vergüenza y confusión al respecto.
Riuz Junior, a pesar de mantenerse apartado de la mayoría, no pasó desapercibido para ciertos miembros de la familia. Algunas hermanas, incómodas con su viejo padre pero aún aferradas a la peculiar perversión que caracterizaba a la familia, buscaron al joven Riuz con intenciones cuestionables pero comunes en este linaje. Aunque era un secreto a voces, nadie habló al respecto, pues el patriarca Riuz nunca hizo comentarios al respecto, y donde él guardaba silencio, los demás también lo hacían. Para Henry, los pensamientos relacionados con su hermano menor eran una mezcla de vergüenza, emoción y conflicto interno.
Poco después, las noticias conmocionaron a todo Zoopolis: el gran Riuz Zoo Black había fallecido. Su muerte marcó un evento histórico para la ciudad y un punto de inflexión para su familia. Sin embargo, a pesar de la magnitud de su partida, su hijo humano, Riuz Junior, tomó el mando y mantuvo las cosas casi sin cambios, cumpliendo las directrices de su padre.
Muchas esposas e hijas quedaron profundamente afectadas por la muerte de Riuz. Para algunas, fue el fin de una era tan abrumador que no pudieron superarlo y terminaron quitándose la vida. Otras encontraron fuerzas para seguir adelante, aunque no siempre del mejor modo. Cada una sabía que, al reencontrarse con su esposo y hermanas en el más allá, tendrían que responder por sus actos en vida.
Como Riuz temía, la disputa por la herencia no tardó en estallar. Riuz Junior, sin embargo, logró mantener el orden gracias a las estrictas preparaciones de su 'padre'. Muchos hijos se rebelaron, pero sus esfuerzos fueron inútiles, y los que lograron algo terminaron siendo repudiados y alejados de la familia, marcados como traidores a la voluntad de Riuz y al legado familiar.
Henry, agobiado por las circunstancias, se armó de valor para hablar con su hermano menor. Quería compartirle la verdad sobre la relación que había tenido con su padre y expresar el deseo de este que la relación entre ellos pudiera ser similar. Nervioso, con palabras entrecortadas, se enfrentó a la posibilidad del rechazo. Pero para su sorpresa, Riuz Junior lo aceptó rápidamente.
Sin saber cómo, Henry terminó en la cama con su hermano menor, quien tomó el rol que Riuz había tenido en su vida. Aunque las diferencias físicas eran evidentes, la intensidad y el sentimiento permanecían. En medio de la pasión, Riuz Junior se inclinó para susurrarle algo al oído, palabras que helaron a Henry al principio, pero luego lo llenaron de calor, alegría y una confusión que lo hizo llorar. Esa noche quedó marcada como un momento inolvidable, y aunque Henry conocía la verdad, decidió seguir llamándolo "hermano menor" para intensificar las emociones de aquellos momentos.
Hubo otros eventos importantes que merecen mención. Por ejemplo, cuando Bianca asistió al funeral de su padre acompañada de sus hijos. Al encontrarse con Riuz Junior, le dijo: "Espero que no seas como papá en ciertos aspectos. Deberías ser mejor que él". Riuz Junior solo pudo responder con una incómoda sonrisa. Pero al final, esas palabras no cambiaron mucho.
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Con el paso del tiempo, Henry y el resto de la familia inicial fallecieron. Sin embargo, casi todos tuvieron un buen final. Cuando Henry llegó al más allá, se emocionó profundamente al reencontrarse con su madre y las demás. A pesar de la felicidad, su corazón seguía esperando el día en que volvería a ver a su padre, quien aún tenía mucho que hacer en el mundo de los vivos. Por ahora, podía verlo en sueños o como una figura borrosa en la distancia de ese paraíso.
El tiempo continuó su curso, generación tras generación, con cada una con un humano heredando el legado de Riuz Zoo Black. Cada patriarca llevó el mismo nombre y se convirtió en la cabeza de la familia. Aunque ninguno logró igualar la longevidad o el tamaño de la familia del primer Riuz, la familia Zoo Black siguió siendo conocida, tanto por su historia como por algunas de sus extrañas características.
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Disculpen, amigos. Esta semana solo habrá este capítulo. Lamentablemente, quien cubría el 60% del apoyo para los capítulos no renovó su contribución este mes, así que… lo siento, pero necesito cuidar de mí mismo y no dejarme morir de habmre(aunque, siendo sincero, con lo que ganaba no alcanzaba para la comida del mes). ¡Gracias por su comprensión!