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Chapter 2 - O la tomas o la dejas

Sol, dolor, sangre...

No fue el despertar más cómodo a decir verdad. Un chute de adrenalina empujó mi cuerpo hacia arriba, mientras el olor a cobre todavía fluye por mis fosas nasales cuando escupí un charco sangriento en la hierva.

Me dolía todo como si me hubiera pasado por encima un camión, cosa que a decir verdad no estaba tan lejos de la realidad. Pero más allá de un jodidamente insoportable dolor post-paliza, parecía haber salido bastante bien de la situación. Al empujarme hacia arriba para sentarme mis ojos lloraron por las contusiones y hematomas en todo el cuerpo, pero no sentía ningún dolor pulsante en el abdomen o en el pecho gracias al cielo. Tampoco parecía tener un brazo o una pierna en alguna dirección antinatural. Así que tras salir vivo de ese maldito accidente de coche ya era suficiente para que la vida decidiera lanzar unos buenos dados por mi.

Embotado Miré al frente mío y encontré una enorme pradera verde con un río claro. Luego Miré atrás de mi y solo había un alto acantilado de tierra rojiza. Miré al cielo y el sol del mediodia golpeo mi rostro mientras suspiraba, encontrando un grupo de aves sobrevolar en circulos a su alrededor y a bastante altura sobre mi.

Con ello me empecé a reír como un idiota.

"Hoy no es mi día chicos... Pero tampoco es el suyo."

Discutí a las aves carroñeras desde el suelo de hierba intentando ponerme de pie, pero antes de poder estar realmente erguido, un gran mareo me invadió y acabé cayendo de culo de nuevo.

"O Quizá si es el día de esos chicos..." Pensé con ironía, antes que un buitre negro jodidamente enorme aterrizara a mi lado.

Al instante miré nervioso como su cabeza sin plumas se inclinaba ligeramente con curiosidad hacia mi, mientras sus ojos sin alma me escudriñaban como su posible siguiente platillo.

Jamás En mi vida había visto un buitre de cerca. A veces se veían dar vueltas en el aire sobre los basureros de la ciudad o en las corrientes cálidas que rodean los grandes edificios. Así que no podría decir si era normal que fueran del tamaño de un Golden retriver como el que estaba en frente de mi. Pero si, ese comportamiento miedoso era el tipico que ves en ellos en documentales de leones o algo así.

Aunque eso no lo hizo menos intimidante así con pasos torpes y vacilantes.

"¡Hey hey! ¡Alto ahí! ¡Solo era una broma!" Dije con algo de nerviosismo en mi voz sin desviar la vista del pico afilado del tamaño de mi puño, antes de forzarme a ponerme de pie con un impulso de adrenalina.

El ave se vió intimidada ligeramente por mi altura. Yo era fácilmente 2 veces y media más grande que el animal, aun así el abrió las alas envolviendolas a su alrededor intentando aparentar más tamaño mientras retrocedía un par de pasos.

"Shu! Shu! Aléjate! No estoy muerto todavía" intente espantarlo, lanzando un par de patadas al aire que provocaron un par de aleteos del ave, antes que diera un par de saltitos lejos y alzara el vuelo en pánico hacia sus demás compañeros.

Tras aliviar esa minicrisis, suspiré de alivio gimiendo con algo de dolor antes de mirar nuevamente mi alrededor con algo más de calma. "Bien... Ahora la pregunta es... Dónde estoy?" Dije mirando con preocupación el acantilado escarpado a mi espalda. "No creo que pueda regresar allí arriba para mirar"

Miré con desánimo al frente la corriente de agua cristalina teniendo una idea aproximada de que debería seguirla rio arriba, en busca de un camino o algun caserio cercano, sabiendo que quiza podría ser horas de caminata...

Era molesto, pero estoy seguro que necesito llegar a un hospital. Podría tener algún tipo de daño interno luego de un accidente de este nivel y era mejor estar con especialistas... o con alguien en caso que mi cuerpo empiece a colapsar sin un motivo aparente.

Avancé en dirección a la orilla del rio mientras revisaba mis bolsillos más por comprobar que por esperanzas de algo, sacando al instante mi teléfono del pantalón.

"Por supuesto... Está roto" Dije sin ninguna expectativa al ver al aparato con el cristal hecho añicos y ligeramente doblado por los múltiples impactos. Aún así presione el botón de encendido para ver si había algún milagro. Y para mí sorpresa...

"¿Enciende?" Dije incrédulo mientras veía como la pantalla astillada se iluminaba con el logo de encendido. "¡No volveré a dudar de la calidad de está marcas coreanas! ¡Seré su cliente de por vida!" Celebré besando aquel aparato que parecía también estar luchando por su vida.

El aparato tardo un par de minutos en encender, el tiempo suficiente para alcanzar la orilla del río y algo más del tiempo habitual. Aun así, la tensión pareció desaparecer de mi cuerpo al ver la imagen de calavera habitual en mi fondo de pantalla.

"Debería llamar a mamá, quizá puedan recogerme de este lugar." Dije rápidamente mientras buscaba el número de contacto, coloque el teléfono en mi oido solo para encontrarme con un tono muerto. Colgué y mire a la pantalla nuevamente y entonces lo noté... "La señal está muerta..."

Por un momento sentí como si me fuera a derrumbar por aquel logo de "x" en el borde superior de la pantalla. Intente llamar a los números de emergencia bajo la idea desesperada de que podrían funcionar aún con la línea caída, asi como en el modo avión.

Claramente no funcionó. Habría Sido demasiada suerte que también eso saliera bien. Deprimido mire mi teléfono en las últimas y volví a apagarlo, antes de mirar de vuelta el curso del río.

"Supongo que caminaré... Maldición"

🦜🦜🦜

Hierba y sol, sol y hierba, Luz reflejada en el agua y olor a pasto húmedo. Me había hartado de tener esas pocas sensaciones invadiendo mis sentidos desde hacía horas.

No había nada en este lugar, ni animales, ni árboles... O bueno si habían árboles Pero estaban tan desperdigados unos de otros que para cuando veas el siguiente ya no podrías ver el anterior. Lo único que había en constancia era una gran alfombra verde que se extendía hasta el horizonte sobre colinas y valles, así como el enorme risco terroso a su derecha que bordeaba hasta el infinito.

Eso y aves negras gigantes que vuelan en círculos a quien sabe cuántos kilómetros.

El sol empezaba a caer, y empezaba a desesperarme. Estaba seguro que había visto luces en la cima del risco desde que empezó a morir el día, pero no tenía idea de como llamar la atención desde aquí ¡cuando ni siquiera había una brizna de hierva seca para quemar!

Aunque tampoco es como si tuviera con que encender esa hierva... ¿Debería haber empezado a fumar en el instituto? Si hubiera Sido un fumador quizá tendría un encendedor en este momento...

Ese pensamiento no hacía más que rondar en mi cabeza de forma frustrante. Sentía que debí equivocarme en algo para acabar en una situación así.

"Si tan solo no me hubiera desviado por esas galletas no me habrían secuestrado esos desgraciados..."

De alguna manera, mis pensamientos de las últimas horas seguían desviándose a esos secuestradores. Algún psicólogo probablemente diría que es por el efecto del trauma. Pero no había miedo o impacto, lo único que solía hacer era enfadarme cada vez que los recordaba. Una parte de mi se sentía satisfecho con que recibieran su merecido cuando la furgoneta rodó risco abajo, Pero la otra quería tener venganza mas directa.

Aquella frustración se había acumulado en mi cuerpo en grandes cantidades, sirviendo como un extraño combustible que me impulsaba a seguir caminando. Estaba tan molesto que realmente había olvidado que algo me dolía hace apenas un par de horas, mientras mi cabeza flotaba en fantasias siniestras para pasar el tiempo y la verdad había funcionado.

Mi cabeza se llenaba con la vigésima fantasía extraña en la que le reventaba la cabeza a mis secuestradores con un bate, cuando el grito lejano de una chica se escuchó a la distancia.

Giré mi cabeza en alerta y miré a mi alrededor, antes de encontrar a un grupo pequeño de personas a unos buenos 500 metros. La escena era la de Dos chicos de color bastante delgados apuntando con algo a una chica rubia que claramente había Sido derribada por su caballo.

Algo de esperanza brotó en mi corazón al encontrar al fin un ser vivo en esta jodida pradera interminable. Pero fue aplastada rápidamente mientras la situación de la chica empezaba a parecer mas preocupante a medida que intentaba acortar la distancia.

En los primeros 100 metros pasaron de mirarse, a un intento de lucha que acabó en forcejeo. Para cuando decidí lanzarme al suelo con precaución, pude ver cómo la lucha acababa y uno de los sujetos sacó una cuerda para empezar amarrar a la chica. Al ver cómo acariciaba su cara con una navaja, sentí el impulso de golpear ese negro.

Me agaché lo más que pude antes de acercarme a menos de 100 metros del trío, intentando usar el caballo para bloquear su visión de mi.

Lentamente les di un vistazo. Eran dos tipos que vestían muy poca ropa, un pantalón burdo bastante pegado a sus piernas y una especie de chaleco tejido con el pecho descubierto, cabello liso negro hasta la altura de la nuca y unas facciones bastante más androginas de lo que esperas para un par de secuestradores. Ambos parecían divertirse al intimidar a la chica con un par de puñales, que contrario a lo que crei en un principio, eran de la mitad de mi antebrazo.

"Bien princesa, parece que podremos celebrar muy bien luego de ésto" Agrego uno de los sujetos en un tono agudo que me pareció asqueroso, antes que la chica rubia escupiera en su dirección como respuesta.

El segundo tipo empezó a reír. "Oh, parece que nuestra princesita tiene fuego dentro", se burló uno, trazando su hoja puntiaguda a lo largo de la curva de la mandíbula de la chica. "Sigue dando buena pelea..."

"¡Desatame y verás cuánto fuego puedo usar!" Gritó con furia la rubia intentando patearlo con su bota de montar, a lo que el tipo esquivó sin problemas mientras se burlaba.

—Ah, ah, nada de eso ahora, querida, no quisiera que hicieran un rasguño en esta linda cara... —chasqueó la lengua, presionando la hoja con más fuerza hasta que empezaron a brotar gotas carmesí a lo largo del borde. La princesa se quedó quieta, con lágrimas picando en las comisuras de sus ojos que parecían querer incinerarlo.

—Mmm, pero es una cara bonita, ¿no es así, hermano? Pómulos altos, labios carnosos... ¡Y esos pechos! Parece que se van a salir en cualquier momento—murmuró el segundo tipo mirando directamente al escote de su corsé. —. Es una pena que esas brujas la quieran intacta, ¡Es un desperdicio!

Mientras seguían regodeandose yo acorte aún más la distancia en cuclillas sintiendo la necesidad de estrellar mi puño contra la cara de ese idiota. Mi corazón gritaba que tenía que intervenir. Y no solo por caballerosidad o porque se trataba de una ranchera rica de aspecto lindo. Todo mi cuerpo quería liberar mi frustración acumulada a lo largo del día en una pelea.

Palpe entre la hierba en busca de una piedra o algo que me sirviera para dar un buen golpe de sorpresa, cuando los bonitos ojos azules de la chica hicieron contacto con los mios.

"¡Pongan las manos encima de mi, bestias, y les volaré la cabeza!" Forcejeó en distracción, mientras su mirada apuntaba en un lugar a un par de metros del segundo tipo. Seguí su mirada y pronto ví una especie de escopeta bastante antigua tirada en el suelo.

Tomé la escopeta alargando mi mano con cuidado, ignorando la discusión sin sentido que provocó la rubia para llamar la atención. me puse de pie a la espalda del tipo enclenque y...

*Plaf*

La madera de la culata estalló cuando liberé toda la fuerza de mi enfado contra la nuca de ese tipo. El otro tipo volteo hacia mi al oír el impacto, solo para ver a su compañero desplomarse como un tronco en la hierba.

"¡Desgraciado!" Gritó el otro tipo poniéndose de pie y en guardia con el gran puñal en su mano, mientras yo apreté el cañón del arma colocándome en la postura típica de bateo.

No podía disparar, nunca había tocado un arma de fuego en mi vida. Así que prefería confiar en mi memoria muscular a arriesgarme a encontrarme con el clic de un arma con seguro. Fue una suerte que estos tipos fueran tan enclenques.

El tipo miró mi postura con una cara burlesca y enfadada antes de cargar hacia mi con una velocidad mucho mayor de la que esperaba. Moví mis manos en un Swing corto girando mi cadera para esquivar la hoja y el bate improvisado le golpeó con un rugido a la altura del codo.

El arma cortante voló, y la cara del tipo se arrugó con dolor mientras se sujetaba el brazo. Intentó hacer distancia rápidamente, Pero un segundo swing conectó con sus sienes, mandando lo a volar medio metro en el aire como un muñeco de trapo.

Seguí mirando en su dirección en guardia, esperando a que se levantara a contraatacar, pero después de casi 10 segundos el tipo no se movió.

"No está muerto ¿verdad?..." Pensé mientras veía desde el hacia su compañero derribado a un par de metros. "¿Estos tipos no son demasiado blandos?"

"Emm.. ¿caballero?" La melodiosa voz femenina de la rubia me saco de mis pensamientos y al girar la mirada hacia ella, la encontré con una mirada incomoda extendiendo las manos atadas en mi dirección. "¿Podrías ayudarme con esto?" Intentando ocultar la vergüenza en su voz.