La lluvia cae pesadamente sobre las calles de Shinjuku, un bullicioso barrio metropolitano de Tokio, creando ríos que fluyen por el asfalto. A lo lejos, una chica corre a toda velocidad, su respiración entrecortada se mezcla con el incesante golpeteo de las gotas sobre el suelo. Las pocas personas que se encuentran en la calle apenas logran distinguir su silueta a través de la densa neblina que, junto con el resplandor de los edificios y el ensordecedor ruido de la tormenta, la vuelve casi invisible.
Aquellos que consiguen percibirla apenas pueden describirla: una figura delgada, con deportivas y un suéter oscuro que parece ser de una talla mayor, probablemente diseñado para alguien con una complexión más robusta. El contraste entre su vestimenta y su frágil apariencia sugiere que podría tratarse de un adolescente. Sin embargo, lo más desconcertante es cómo lleva la capucha apretada, como si intentara ocultarse no solo de la lluvia, sino de cualquiera que pudiera atestiguar el acto que acaba de cometer.
De pronto, las luces brillantes de los comercios son eclipsadas por destellos rojos y azules que iluminan la calle, acompañados por el estruendoso sonido de las sirenas que atrapan la atención de todos los presentes. Una fila de vehículos, conformada por tres patrullas y una ambulancia, se adentra en el distrito de Kabukichō. Las pantallas y carteles luminosos, que habitualmente atraen la atención de transeúntes para invitarlos a los locales, ahora son opacados por la presencia de las autoridades. La gente observa con incertidumbre, preguntándose qué habrá desencadenado semejante despliegue.
¿?: (pensando) "¡Maldición, maldición!"
La chica se detiene brevemente, mirando a su alrededor en busca de una ruta de escape. Su mirada se dirige hacia una zona residencial cercana y, sin pensarlo dos veces, corre hacia allí, consciente de que no tiene mucho tiempo. Las luces de los coches de policía comienzan a reflejarse en los charcos, acercándose peligrosamente.
Policía 1: "¡Acudimos al distrito rojo por un código 10-77! (persona armada), ¡cierren las calles y manténganse en frecuencia!"
Policía 2: "Estaremos atentos a cualquier sospechoso, podría haber escapado hacia las zonas residenciales."(Maldición, ¿es mi imaginación o cada vez hay más delincuentes en esta ciudad?)
La chica se adentra en los estrechos callejones, observando las casas alineadas. Todas tienen las ventanas cerradas y cortinas corridas, salvo una en el segundo piso, que está entreabierta. Al verla, su ansiedad, ya elevada, se dispara al notar a dos hombres caminando hacia el callejón. Ambos llevan camisas blancas impolutas y sombrillas negras. Sin perder un segundo, ella sube por una escalera de emergencia, moviéndose con sigilo para evitar ser vista. Con esfuerzo, trepa por la estructura metálica y, al llegar a la ventana, se desliza hacia el interior, empapada por la lluvia.
Sus manos tiemblan por los nervios y el agotamiento; su corazón late con tal fuerza que teme que vaya a salírsele del pecho. Instintivamente, coloca una mano sobre su pecho, como si intentara contenerlo. Exhausta, se deja caer contra la pared y se desliza hasta el suelo, tomándose unos momentos para recuperar el aliento y preguntarse si alguien la habrá visto.
¿?: "¿Me habrán visto?" —se pregunta con un nudo en el estómago.
Ya dentro, se toma un momento para inspeccionar sus alrededores. Está en lo que parece ser un estudio, con libros esparcidos por un escritorio y una computadora aún encendida. No parece haber nadie en la habitación. Cautelosamente, se acerca a la puerta, abriéndola lentamente para ver qué más hay en la casa.
¿?: "Carajo, esta situación no podría ser peor…"
Ella avanza con cautela por el pasillo oscuro. Las luces tenues apenas iluminan su camino, y su respiración es lo único que puede escuchar por encima de su acelerado corazón. Justo cuando comienza a sentir que está a salvo, un sonido repentino detrás de ella la hace detenerse en seco. Se da la vuelta rápidamente, su cuerpo tenso y preparado para reaccionar, y se encuentra cara a cara con un chico. Es el dueño de la casa, quien acaba de salir de su habitación, visiblemente confundido al encontrarse con una desconocida en su hogar.
Chico: "¿Qué diablos estás haciendo aquí? ¿Quién eres tú?"
La chica entrecierra los ojos, evaluando la situación. Aunque el chico parece tan sorprendido como ella, no puede permitirse bajar la guardia. Con voz baja, pero firme, intenta controlar la tensión.
¿?: "No te acerques. No quiero problemas, pero tampoco intentes nada estúpido."
Mientras pronunciaba esas palabras, su mano se desliza lentamente hacia su bolsillo derecho, intentando que el gesto pase desapercibido. Es un movimiento sutil, pero lo suficientemente amenazante como para hacer que el chico frunza el ceño. El chico llamado, sintiéndose incómodo ante la posibilidad de que ella esté armada, da un paso atrás, manteniendo una distancia prudente. En su mente, las posibilidades giran: ¿Debería intentar echarla o correr y llamar a la policía?
Chico: "¿Por qué entraste a mi casa? Si buscas robarme, te advierto que no tengo nada de valor."
Ella suspira, sin dejar de mirarlo, sabiendo que sus palabras deben ser cuidadosas.
¿?: "No estoy aquí para robar. Solo necesito un lugar donde esconderme por un tiempo. Te prometo que me iré tan pronto como pueda."
Las dudas del chico no desaparecen, pero hay algo en la actitud de esta persona que lo hace detenerse a reflexionar. No parece una ladrona común, y aunque la situación es extraña, su instinto le dice que podría estar diciendo la verdad.
Chico: "¿Esconderte? ¿De qué o de quién?"
Ella lo mira, sus ojos reflejando un torbellino de emociones. No puede permitirse revelar demasiado. Cada palabra podría ser usada en su contra, pero antes de que pueda responder, un sonido lejano la interrumpe: las sirenas de las patrullas resonando en la distancia. Aunque intentó mantener una fachada de control, su rostro, hasta ahora estoico, se transforma en una expresión de puro pavor. Las sirenas, que se alejan gradualmente, le han respondido sin necesidad de palabras.
Sintiéndose acorralada, la chica aparta la mirada, buscando una salida, cualquier excusa que la aleje de esta conversación. Pero el, ahora más atento que nunca, la observa con una intensidad renovada. Sus ojos se clavan en ella, y pequeñas gotas de sudor frío comienzan a formarse en su frente. La incomodidad en la habitación es innegable, como una bomba de tiempo que podría estallar en cualquier momento. Sabiendo que no puede permitirse el lujo de equivocarse, Akari decide hablar, intentando ganar más tiempo.
Akari: "Me llamo Akari Kurose. Y… no quiero involucrarte en esto, pero necesito un lugar donde esconderme por un tiempo."
Yuu la observa, su expresión pasando de incredulidad a preocupación. Aunque todo en esta situación es extraño, algo en la sinceridad de Akari lo desarma. No parece estar mintiendo, pero la pregunta sigue siendo: ¿en qué tipo de lío está metida?
Yuu: "Mi nombre es Yuu Tanaka No sé por qué debería confiar en ti, pero… si realmente estás en peligro, no puedo simplemente echarte a la calle."
Akari, sorprendida por su respuesta, deja escapar una leve risa, mezcla de alivio e incredulidad.
Akari: (con un toque de sarcasmo) "No actúes como un superhéroe. No necesito que me salves. Solo quiero un lugar seguro por un rato."
Su tono, aunque sarcástico, intenta restarle gravedad a la situación. Sabe que está jugando con fuego, pero es su forma de aliviar la tensión.
Yuu, claramente irritado por su respuesta pero tratando de mantener la calma, suspira profundamente. No puede evitar sentirse desconcertado por esta situación surrealista.
Yuu: "No sé qué tipo de problema tienes, pero si prometes no hacer nada estúpido, puedes quedarte."
Akari asiente lentamente, consciente de que, al menos por ahora, ha encontrado un refugio temporal. Pero ambos saben que este es solo el principio de algo mucho más complicado.
Akari: "Trato hecho. No causaré problemas…al menos no más de los que ya tengo encima"
Akari se acomoda en un rincón de la habitación, aún empapada, dejando pequeñas gotas de agua en el suelo. La tensión entre ellos sigue presente, pero es interrumpida por un gruñido inesperado. Su estómago ruge con fuerza, y su rostro enrojecido muestra una mezcla de vergüenza e incomodidad.
Akari: (con un tono de resignación, algo avergonzada) "Lo siento… Supongo que olvidé comer antes de toda esta locura."
Yuu: "Así que no solo te persigue la policía, sino que también estás hambrienta. No muchas personas se cuelan en casas ajenas y tienen el estómago para pedir comida."
Akari: "Jódete."
Yuu suspira y se dirige a la cocina. Su expresión es una mezcla de curiosidad y resignación, como si no pudiera evitar sentir cierta simpatía por la chica, aunque la situación siga siendo surrealista. Abre la despensa y saca un paquete de ramen instantáneo, mientras Akari lo observa desde el umbral de la cocina.
Yuu: "Voy a preparar algo rápido y simple. No esperes un banquete, pero al menos no estarás con hambre."
Akari: (con un leve suspiro de alivio) "Agradezco cualquier cosa en este momento."
Mientras Yuu cocina el ramen, el sonido del agua hirviendo y el aroma del caldo empiezan a llenar la pequeña cocina. Akari se sienta en la mesa, observando cómo el ambiente se relaja poco a poco. A pesar de todo lo que ha pasado, por un breve momento, siente un poco de normalidad. El ruido de la lluvia golpeando las ventanas acompaña el proceso de cocinar.
Yuu: (mientras revuelve el ramen) "¿Cómo acabaste en esta situación? Debe ser algo grande para estar huyendo en medio de la noche."
Akari: "No es el momento ni el lugar para hablar de eso."
Yuu no insiste, sirviendo el ramen en dos tazones. Le pasa uno a Akari, quien lo toma con una expresión de agradecimiento. Sin esperar más, comienza a comer con avidez, claramente aliviada por la comida caliente.
Akari: (con la boca llena, hablando entre bocados)
"Esto no está envenenado, ¿verdad?"
Yuu la mira fijamente por un segundo, entre incrédulo y divertido.
Yuu: ¿Sabe tan horrible?
Akari se ríe, aunque su boca sigue llena de ramen, lo que hace que la escena resulte un tanto cómica. La tensión se disipa un poco, permitiendo que ambos se relajen. La comida, aunque sencilla, ayuda a humanizar el momento, creando una pequeña tregua en medio de la extraña situación.
Akari: "Gracias. No es lujoso, pero es justo lo que necesitaba."
Yuu: "De nada. No es mucho, pero al menos te ayudará a no pasar hambre mientras estás aquí."
La conversación es breve, pero la atmósfera se vuelve más relajada a medida que ambos comen en silencio. Aunque la tensión aún está presente, el gesto de Yuu y la necesidad de Akari hacen que el momento sea más humano, más cotidiano.
Akari: "Entonces… ¿vives aquí solo? ¿No tienes familia?"
Yuu: "Mi hermana trabaja en el turno de noche en un hospital. Me quedo solo con bastante frecuencia."
Akari: "¿Tu hermana trabaja en el hospital? Eso debe ser duro. ¿Y tú, qué haces?"
Yuu: "Estudio en la universidad. En realidad, estoy en mi último año, así que estoy bastante ocupado con mis proyectos. No es tan complicado como el trabajo de mi hermana, pero es lo mío."
Akari: (asintiendo ligeramente) "Ya veo…"
Akari se levanta de la mesa y se acerca a la ventana, observando cómo la lluvia ha empeorado considerablemente. Su expresión se vuelve más preocupada al ver lo intensa que es la tormenta.
Akari: "Parece que la lluvia ha empeorado. Creo que debería irme antes de que se haga más tarde. Tampoco quiero ser una molestia."
Yuu: "No parece que sea una buena idea salir en estas condiciones. Además, si estás huyendo de algo, es mejor no exponerte más."
Akari: (con otro suspiro, resignada) "Tsk… Tienes razón. Supongo que me quedaré un poco más. No quiero enfrentarme a esta tormenta sin motivo."
Después de una breve pausa, Akari se vuelve hacia Yuu con una expresión algo incómoda.
Akari: "¿Podría usar tu baño? Me gustaría refrescarme un poco antes de pensar en qué hacer a continuación."
Yuu: "Al final del pasillo a la derecha."
Akari asiente y se dirige al baño. Mientras camina, la lluvia sigue golpeando las ventanas, creando una sinfonía caótica que resuena en toda la casa. El sonido de las gotas contra los cristales parece intensificar la sensación de aislamiento y peligro. Cada paso que da hacia el baño se siente más pesado, como si la tormenta estuviera buscando atraparla dentro de esa casa. Una extraña calidez emana del hogar, en completo contraste con el caos del exterior.
Akari entra al baño, cierra la puerta tras de sí y se apoya contra ella por un momento, respirando hondo. Frente al espejo, ve su reflejo: el cabello empapado, la mirada tensa, y el cansancio evidente en su rostro. Se seca rápidamente con una toalla y cierra los ojos, intentando calmarse. Pero la tranquilidad no dura mucho. Su mente sigue en alerta, los peligros aún acechando.
Mientras tanto, Yuu se pasea inquieto por la sala. El sonido de la lluvia le resulta hipnótico, pero también está alerta. La chica extraña que irrumpió en su casa está en su baño, y la tentación de llamar a la policía lo invade. Se dirige al sofá, sus manos buscando con ansiedad el teléfono sobre la mesa de café. Lo toma, sus dedos empiezan a deslizarse hacia el teclado, pero un ruido detrás de él lo detiene de golpe.
Yuu se gira rápidamente, su corazón acelerándose al ver a Akari de pie en el umbral de la sala. Está completamente calmada, pero hay algo en su mirada que ha cambiado. Con una rapidez que lo sorprende, Akari saca un arma de su espalda y la apunta directamente hacia él.
Akari: (con voz temblorosa pero firme) "No hagas ninguna estupidez. No quiero más problemas de los que ya tengo en este momento ."
El eco de su voz resuena en la pequeña sala, y el sonido de la lluvia se siente lejano por un momento. El tiempo parece detenerse mientras los dos se miran fijamente. Yuu traga saliva, el frío metal del teléfono en su mano repentinamente pesa el doble.
Yuu: (asustado pero tratando de mantener la calma) "No quiero problemas contigo. Solo… quiero entender que está pasando."
Akari avanza un paso, el clic de sus botas mojadas contra el suelo retumba en los oídos de Yuu. Ella no desvía su mirada ni un segundo, y sus dedos están tensos sobre el arma. Observa el teléfono en sus manos con desconfianza, sabiendo lo que él estaba a punto de hacer.
Akari: "Lo sé. Pero si llamas a la policía, te aseguro que lo único que van a encontrar cuando lleguen será tu cadáver en un baño de sangre… No creo que a tu querida hermana le guste ver esa escena."
El rostro de Yuu se endurece, el miedo mezclándose con una comprensión fría. A pesar de la amenaza, puede notar algo: el temblor en la mano de Akari que sostiene el arma. Sabe que la situación es crítica, y que un mal movimiento podría desatar el desastre.
Yuu: "Está bien. No llamaré a la policía. Solo… baja el arma por favor."
Akari lo estudia por unos segundos interminables, su mirada oscilando entre la desconfianza y la desesperación. Finalmente, suspira pesadamente y guarda el arma con movimientos rápidos y calculados. Sus dedos tiemblan mientras la esconde en su chaqueta, como si cada segundo que pasa con el arma expuesta drenara su energía. Yuu no aparta la vista ni un segundo, consciente de que un solo paso en falso podría hacer que todo estalle.
Akari: (relaja ligeramente su postura) "No es fácil de explicar. Pero confía en mí, no necesitas saber nada de lo que pasó… Solo necesito tiempo para salir de aquí… Me iré al amanecer y te dejaré en paz."
Yuu: "Está bien…intentare confiar en ti"
Akari deja escapar un suspiro, su cuerpo relajándose visiblemente. La tormenta afuera arrecia, y el sonido de los truenos retumba en la distancia. El agua golpea las ventanas con furia, recordándoles a ambos lo aislados que están del mundo exterior.
Akari: "Estoy cansada después de correr media ciudad bajo la lluvia, necesito descansar."
Yuu la observa, sopesando sus opciones. La situación sigue siendo tensa, pero algo ha cambiado. A pesar de todo, Akari no parece una amenaza tan inminente como antes.
Akari: (con un tono casi resignado) "Podemos dormir. Te prometo que cuando despiertes ya no estaré aquí."
Yuu: "Puedes quedarte en mi habitación. Hay una cama, es cómodo. Yo me quedaré en el sofá de la sala."
Akari se detiene en el umbral de la habitación, echando un vistazo a su alrededor. El espacio es modesto pero acogedor, y la cama parece terriblemente tentadora. Sin embargo, su desconfianza sigue siendo evidente.
Akari: (mirando a Yuu con recelo)
"No. Me quedaré en este rincón. No quiero que intentes algo estúpido mientras duermo. Tú usa la cama."
Yuu:"¿Estás segura? Vas a despertar con dolor de espalda si duermes así."
Akari: (con una risa amarga) "No me subestimes. He dormido en situaciones mucho…mucho peores."
Yuu: (encogiéndose de hombros) "Está bien…"
Yuu sube a la cama con un gesto despreocupado, como si intentara desarmar la situación con su actitud. Luego, le lanza una almohada y una manta a Akari, que las atrapa con una mirada agradecida, aunque manteniendo su actitud defensiva.
Yuu: "Si necesitas algo mas-"
Akari: (interrumpiéndolo bruscamente) "Solo cállate… Y gracias por la almohada y la manta. Buenas noches."
La habitación queda en silencio, con el sonido de la lluvia como único testigo de la tensión que aún persiste. Yuu cierra los ojos, aunque sabe que será difícil dormir sabiendo que una chica armada se encuentra en la misma casa.
Akari, por su parte, se acurruca en su rincón, envuelta en la manta. El frío y la humedad siguen presentes en su cuerpo, pero al menos el sonido de la lluvia proporciona un alivio momentáneo. A pesar de su postura defensiva, hay un sentimiento de tregua en el aire, aunque frágil y temporal.
Ambos saben que la verdadera prueba vendrá con el amanecer.