Es mi segundo día en esta nueva escuela, y aunque esperaba una vida tranquila, parece que eso es pedir demasiado.
¿Cómo es posible que nadie me haya avisado que hoy no había clases por falta de agua? Le reclamé por mensaje a Oli, y él simplemente respondió que se había olvidado de meterme en el chat del salón.
Al parecer, hicieron un grupo de chat cuando yo estaba en la enfermería, y ahí fue donde avisaron que no habría clases. Ahora, me pregunto qué hacer.
Si quiero ir caminando a casa, me llevará unos 40 minutos, o puedo esperar el colectivo y llegar en 15 minutos. También podría ir al centro, que está bastante cerca, y pasear un rato antes de volverme.
No quiero molestar a mi familia, así que supongo que voy a hacer eso.
Justo cuando estaba por tomar el camino hacia el centro, escucho una voz aguda y fuerte.
—¡Noooo! ¿Cómo que hoy está cerrada la escuela si no avisaron nada? —La voz suena algo molesta.
Me doy vuelta para ver quién es, y me encuentro con una cara conocida. Ella también me ve, y en ese momento esboza una sonrisa mientras me saluda con la mano.
—Eres Aaron, ¿verdad?
—No, lo siento, te confundiste de persona.
Lo último que quiero es tener que enfrentarme a esto en este momento. Cada segundo que paso viéndola es un segundo más recordando ese día y lo que provocó en mí y en todos.
—No me engañes, sí eres tú —se acerca al punto de estar a unos centímetros de distancia—. ¿Te acuerdas de mí, cierto?
Supongo que ya no tiene sentido intentar negarlo. ¿Cómo podría olvidarte, Violeta?
Ella se sonroja un poco al escucharme decir eso. ¿Será por el calor?
—Sí, cuánto tiempo que no nos vemos. ¿Así que a ti tampoco te avisaron que no había clases?
—No, al parecer hay un chat al que Oli se olvidó de invitarme.
Cuando digo su nombre, noto que a ella se le forma una mueca sombría. Si no recuerdo mal, ellos ya no se llevan bien. Eso también es culpa mía, otro de mis delitos que no puedo perdonarme.
—Oh, al parecer a mí tampoco me agregaron.
—Qué raro, tú solías ser popular y del tipo de chica que estaría en todos los grupos de chat.
—Sí —dice con una mano en su nuca, como si estuviera nerviosa—, lo que pasa es que ayer tuve que salir un poco antes de clases por unos asuntos.
—Oh, ya veo.
En ese momento, atino a irme a donde quería. Pero ella me agarra del brazo, fuerte.
—No lo vuelvas a hacer —dice con una voz triste.
—¿Que no vuelva a hacer qué?
No tengo idea de a qué se refiere. Quizá verme le hizo recordar esas fechas y ya no quiere verme.
—No es nada, lo siento, me perdí unos segundos —vuelve a su habitual energía—. Por cierto, ¿a dónde vas? ¿Tu casa no queda para el otro lado?
—Sí, estaba pensando en pasear por el centro de la ciudad mientras hago tiempo para irme a casa.
Otra vez, me doy vuelta y comienzo a caminar.
Justo cuando siento pasos a mi lado, miro y veo que ella está caminando conmigo.
—¿Qué haces?
—¿No es obvio? ¡Yendo al centro contigo! No es ahí donde vamos, ¿verdad?
Creo que me malinterpretó y pensó que la invité a acompañarme.
—¿No tienes cosas que hacer?
—Sí, pero no puedo dejar que vayas solo al centro con esa cara sombría.
Otra vez, siempre es lo mismo en estas situaciones. Debo actuar para que no vuelva a salir mal.
Me doy vuelta, la tomo por los hombros. Sigue igual que hace un año, con la misma energía de siempre y el pelo rubio con mechas verdes tal como la recuerdo, por eso me duele decir esto, pero no hay de otra.
—Escucha, no tienes que hacer esto. Sé que no quieres, solo sientes lástima de mí por el pasado.
Ella pone una cara de espanto absoluto.
—No, t… te equivocas, no quiero acompañarte por lásti...
No la dejo terminar la frase.
—Eres libre de hacer lo que quieras, no me debes nada y no quiero que hagas algo por culpa o algo del estilo.
En ese momento, se queda parada con la mirada hacia abajo.
Entonces, me doy vuelta y me voy caminando, pero al final tomo el camino hacia mi casa, esos 40 minutos.
Mientras camino, me quedo pensando en Violeta.
¿Por qué quería acompañarme? Lo más probable es que sea lástima.
Sí, ella siente lástima por mí. De otra manera, ¿por qué no me habría hablado en un año?
La realidad es que me odia por ese día, me odia pero es buena, por eso me habló hoy.
Y no la culpo por odiarme, sino todo lo contrario. Aunque eso no le da derecho de hablarme como si nada, eso podría confundir a otra persona que no sea yo.
Llegando a casa, le pongo punto final a estos pensamientos y entro.
Cuando entro, veo a mi hermana menor sentada en el sofá.
—Así que vos tampoco tuviste clases, ¿eh, Sophie?
—Sí, no hay agua en la ciudad. No me digas que fuiste a la escuela, ja ja ja.
Sí, esta es mi queridísima hermana menor.
Que, por cierto, también me odia.
Ella me considera el destructor de su familia, y puede que tenga razón.
De hecho, ella es la más sincera conmigo, ya que al menos sí me dice lo que pensaba de mí en ese momento.
POV Sophie
Se escucha la puerta abrirse, y ya sé de quién se trata.
Es mi hermano mayor.
—Así que vos tampoco tuviste clases, ¿eh, Sophie?
Claro que no, de hecho, yo no te avisé a propósito para que tuviéramos esta interacción.
—Sí, no hay agua en la ciudad. No me digas que fuiste a la escuela, ja ja ja.
Esta es la única forma que tengo de comunicarme con mi hermano desde hace un año, por errores o burlándome de él, y estoy cansada de esto.
Hace un año, me porté muy mal con él y le dije cosas que no debía decirle por un accidente, y desde ese momento no hemos vuelto a hablar como lo hacíamos antes.
Solíamos ser muy cercanos a pesar de no ser hermanos de sangre.
Y ahora quiero volver a tener esa relación de hermanos, pero no sé lo que debo hacer.
Sé que él piensa que yo lo odio, pero eso no es así. Yo soy la que tiene que pedirle que me perdone.
Y planeo hacerlo, aparte de cuidarlo para que ya no sufra como el año pasado.
Pero me pongo muy nerviosa y termino siendo muy brusca al hablar.
Sé que esto va a ser difícil.
Fin POV Sophie
—Sí, fui. Bueno, en fin, estoy cansado, así que me voy a bañar y me acostaré un rato.
—Bien, cuidado no te vayas a caer en la ducha, ¿eh?
Ahí está, esa pasivo-agresividad que caracteriza a mi hermana.
Sé que, aunque lo dice en broma, una parte de ella sí quiere que suceda.
Cuando salgo de bañarme y me preparo para dormir un rato de siesta, me llega un mensaje.
Es de Jazmín, y está puesta una hora y una ubicación. Me dice que esté a horario o tendré problemas.
¿Problemas? ¿Qué clase de problemas serán? Supongo que tendré que ir. No lo parece por su amistosa personalidad, pero algo me dice que no hay que hacerla enojar.
Por cierto, ¿de dónde sacó mi número?
Supongo que habrá sido aquel sujeto al que le encanta meterse en mi vida.
Me pregunto si él también irá, ya que el lugar es un shopping.
Supongo que iré un rato y, cuando los que están vean que soy aburrido y arruino el ambiente, podré desaparecer sin que ni siquiera Jazmín pueda retenerme ahí.
Sí, ese es el plan.
Además, el plan ya comenzó bien, porque para los ojos de mis compañeros debo ser un asesino, y no creo que quieran ser vistos cerca mío.
Bueno, tendré que buscar entre mis ropas algo que sirva para ir a un shopping.
Pero hace un año que no uso ropa "a la moda", ni siquiera sé cuál es la moda ya.
—¿Qué estás haciendo?
Al parecer, hice mucho ruido buscando la ropa y vino mi hermana.
—Tengo que salir y no sé qué ropa ponerme.
—¿Desde cuándo te preocupa qué ponerte? No creo que a Oliver le importe lo que llevas puesto.
—Es que creo que esta vez va a haber más gente, ni siquiera sé si estará Oli ahí.
Ella hizo una cara de desconcierto, como si no creyera lo que escucha.
—Eh, así que estás haciendo amigos.
—No, para nada. Solo voy a ir un rato.
—Mmm, ¿o será que te interesa una chica y por eso vas?
—Tampoco es eso, voy a ir para que vean cómo soy y no me vuelvan a invitar.
Hace una cara de asco profundo, como si no quisiera verme de ninguna manera.
—Bien, te voy a ayudar a elegir la ropa.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque es lo que hace una hermana, ahora veamos qué es lo que tienes.
Es raro que ella quiera ayudarme, pero igualmente acepté la ayuda.
Después de un rato, terminamos.
—Bien, esto es lo mejor que pude hacer con lo que tenías en el ropero.
—Gracias.
Le agradezco mucho, aunque lo haya hecho porque estaba aburrida.
Ella se sonroja un poco.
—No me des las gracias y ve para allí que se te hace tarde. Yo le diré a mamá que quizás vuelvas tarde.
—Bien, nos vemos.
No recuerdo hace cuánto no teníamos este tipo de charlas con mi hermana.
Bueno, es hora de que vaya yendo hacia el shopping.
Llego al lugar designado.
Y veo que hay más gente de la que me esperaba.
En total son dos chicos y tres chicas, contando a Jazmín.
No veo a Oli entre ellos. Esto va a ser más difícil de lo que creía.
Decidí armarme de valor y encararlos.
Jazmín fue la primera en verme y me ayudó a presentarme.
—Chicos, él es Aaron y lo invité a que salga con nosotros hoy.
Hago un saludo general un poco tímido. Hace un año que no estaba con tanta gente tan cerca.
Todos me saludan de vuelta, pero sus caras son raras.
Supongo que no me esperaban. Ella no les habrá dicho quién venía en realidad.
Escucho cómo empiezan a hablar entre ellos. Seguramente hablan sobre mí.
—Bueno, ¿qué quieren hacer primero? Yo vi que pusieron una nueva heladería y tengo muchas ganas de probarla. ¿Les parece si vamos primero ahí?
—Claro.
—Sí, como quieras, Jazmín.
Wow, enseguida se puso al mando del grupo y no solo eso, sino que calmó los murmullos de ellos.
Sí que sabe manejar multitudes, podría ser una buena política.
—Aaron, no te quedes perdido, vamos, dale —me dice Jazmín con una sonrisa.
Después de esto, pasamos un rato paseando por el shopping.
En un momento, Jazmín va a comprarse una bebida.
Aprovecho ese momento para ir al baño, ya que estaba al lado de la tienda.
Cuando estoy volviendo, escucho una voz un poco exaltada en el grupo.
Cuando me acerco un poco más, escucho que dicen mi nombre. Entonces decido esconderme detrás de una columna cercana para escuchar de qué están hablando.
Veo cómo Jazmín está discutiendo un poco con los demás.
—Si nos hubieras dicho que lo ibas a traer a él, ninguno de nosotros hubiera venido.
—No entiendo por qué dicen eso, es un compañero de nuestra clase.
—Sí, y también es un asesino, Jazmín. No queremos que nos vean con él.
Uno de los chicos le dice eso a Jazmín, y los demás asienten.
—No es así. ¿Ustedes estuvieron ese día? ¿Saben qué pasó en realidad?
—No es necesario, él mismo lo confesó. Solo no fue a la cárcel por ser menor.
—Yo… —Jazmín está por hablar, pero entiende que es inútil seguir discutiendo.
Bueno, en lo primero no se equivoca.
Debería hacer algo, por mi culpa Jazmín puede tener problemas.
Si esto sigue así, van a terminar despreciándola a ella también.
—Yo estuve ese día, y les puedo asegurar que no es así como lo cuentan.
¿Cómo? ¿Ella estuvo ahí hace un año?
—¿Ah sí? ¿Y qué es lo que pasó entonces?
—Ya volví, perdón. Había mucha gente en el baño.
A Jazmín se le pone la cara un poco roja, pero se recompone al momento.
—Sí que tardaste, ¿eh? Bueno, sigamos. Hay un lugar más al que quiero ir.
Lo siento, Jazmín, por detenerte, pero no quiero que digas cosas innecesarias.
Seguimos caminando por el shopping, aunque el ambiente es diferente.
Jazmín y yo vamos bastante más adelante que los demás.
Al parecer, le están haciendo saber a Jazmín que no quieren estar conmigo.
A mí no me molesta, aunque a Jazmín parece que sí, ya que se le nota un poco enojada.
Aun así, me sigue hablando de forma amistosa y como si no le importara lo que piensan ellos.
—Bien, llegamos.
Oh, así que Jazmín quería venir a la sección de juegos del shopping.
—Vamos a sacar peluches de esas máquinas, ¡vamos!
Se la ve muy emocionada, y nos arrastra por todas estas máquinas.
—Oh, Aaron, ¿eres tú?
Ay no, es cierto el dicho de que el mundo es demasiado pequeño. ¿Por qué ella está aquí?
—Sí, eres tú. ¿Qué haces aquí?
Es Violeta, al parecer está con algunas amigas. Con una sonrisa gigante como es habitual en ella.
Antes de que le pudiera contestar, ya me estaba haciendo más preguntas.
—Aaron, ¿quién es ella?
Pregunta Violeta con una mirada ya no tan amistosa.
—Aaron, ¿la conoces?
Pregunta Jazmín curiosamente.
—Eh…
Me pusieron nervioso porque preguntaron al mismo tiempo. ¿Dónde está Oli para salvarme en este momento?
—Soy Violeta, una vieja amiga de Aaron, un gusto.
¿Cómo? ¿Amiga? Creo que no somos eso hace un año ya.
—Oh, hola. Soy Jazmín. Yo soy quien invitó a Aaron y a los demás aquí.
—Oh, ¿así que es una salida con tu salón de clase?
—Ah, sí, eso es.
La mirada asesina de Violeta se calma y vuelve a su estado natural al escuchar esto.
No entiendo nada de lo que está pasando.
—Aaron, ¿por qué no nos dijiste antes que conocías a Violeta? Lo tenías escondido, ¿eh?
Dice uno de los chicos con los que vine, de forma amistosa. Incluso me da un golpe amistoso con el codo.
No entiendo qué está pasando, ni siquiera me dirigió la palabra hasta recién.
—Hola, soy un amigo de Aaron, soy...
En ese momento, Violeta lo interrumpe y vuelve a mirarme a mí.
—Entonces, ¿de dónde conoces a Jazmín, Aaron?
El chico quedó deprimido y vuelve atrás mío con el grupo.
¿Será que le gusta Violeta? Ahora que lo pienso, tiene sentido. Siempre fue muy popular y le pedían salir bastante.
—Oh, la conocí el primer día de clases mientras iba hacia la escuela. No solo yo, sino también con Oli.
—Tsk.
Al parecer, no le gustó que nombre a Oli. Creo que no quedaron en buenos términos después de lo del año pasado.
—Sí, lo invité junto a varios amigos de la clase para conocernos mejor. Por cierto, ¿ustedes quisieran unirse a nosotros?
Yo, desesperadamente, miro a Jazmín diciéndole que no, por favor, con la mirada, pero ella me ignora.
—Oh, nos encantaría. ¿Verdad, chicas?
Sus amigas no parecen muy convencidas, pero terminan asintiendo. Creo que para no ser descorteses con la invitación de Jazmín.
Así que seguimos jugando en las máquinas un rato más.
En todo ese momento, Violeta no se despegó de mi lado.
Es atosigante que esté tan cerca mío.
Le pido ayuda a Jazmín con la mirada.
—Aaron, ¿puedes ayudarme con esta máquina? Me cuesta mucho.
Uf, gracias, te debo una.
—Lo siento, Violeta, ya vuelvo. Tengo que ir a ayudarla.
—Sí, no te preocupes.
Dice eso, pero puedo notar lo enojada que está por su mirada.
Mientras estoy con Jazmín, Violeta no para de mirarla.
Después de esto, seguimos un poco más por el shopping.
Por suerte, Violeta se calmó un poco y ya no está tan encima mío.
Y los chicos con los que inicialmente estábamos me trataban mejor. Incluso me miraban a los ojos cuando me hablaban.
Creo que se debe a que Violeta está presente, pero no sé.
Bueno, al final llegó la hora de que todos nos fuéramos a casa.
Jazmín, como la gran líder, nos va distribuyendo según la ubicación de nuestras casas.
Al final quedamos ella, Violeta y yo, que vamos para el mismo lado.
O eso pensaba.
—Lo siento, chicos, pero a mí me viene a buscar mi madre, ya que tenemos unos familiares que buscar.
—Adiós —dice Violeta un tanto deprimida.
—Adiós, Jazmín.
Mientras se está yendo, ella me guiña un ojo y siento que se está riendo un poco.
Y entonces nos ponemos a caminar con Violeta.
Ella ha estado un poco callada en comparación a cuando estábamos en el shopping, aunque veo que no para de mirarme de reojo.
Supongo que está nerviosa, seguramente por lo que pasó hace un año.
Después de todo, yo arruiné nuestra relación, además de mi vida.
—Entonces, ¿sigues viviendo en el mismo lugar de siempre?
Le hago esta pregunta.
Aunque no quiero acercarme mucho a nadie, la tensión e incomodidad que hay me está afectando, así que mejor hablo un poco.
—Sí, pero al parecer el que ya no vive en el mismo lugar eres tú.
—Sí, me mudé. De hecho, ahora estoy más cerca de tu casa que antes.
—Oh, ¿es así? Quizá algún día podría pasar a verla.
¿Cómo respondo a esto? Claramente quiero decir no, pero no sé cómo.
Me quedo callado tanto tiempo que Violeta vuelve a hablar.
—Oye, ¿por qué viniste con ellos al shopping?
—¿Cómo? Supongo que para conocernos con mis compañeros.
Es una completa mentira, pero supongo que es mejor que la verdad.
Aunque, ¿cuál es la verdad? Ni siquiera yo sé por qué fui. No es como si Jazmín me hubiera obligado o algo. Ni siquiera puse resistencia.
Gracias a Violeta, ahora tengo algunas dudas de mi comportamiento y el porqué de algunas cosas.
—No será que aceptaste porque te invitó esa chica, ¿no?
—¿Eh? ¿Te refieres a Jazmín?
—Sí, ella. Noté que se llevaban bien. Así como también noté que los demás que estaban con ustedes no te querían ahí.
—Oh, así que lo notaste, eh. Bueno, no es nada. Estoy acostumbrado.
—No es algo a lo que debas estar acostumbrado.
—Tampoco es para tanto. Tengo ese efecto en la gente, de que quieran que no esté en su vida. Y tú deberías saberlo mejor que nadie.
—No digas eso.
Veo cómo Violeta empieza a lagrimear.
—Eh, ¿por qué lloras, Violeta? ¿Hice algo para que te pongas así? Perdón.
—No hiciste nada, todo lo contrario, de hecho.
Tras un breve periodo de silencio, ella decide volver a hablar.
—Tengo algo que preguntarte. Sé que no quieres estar cerca de nadie. Pero, ¿es diferente con Jazmín? ¿Acaso ella te gusta?
Eh, ¿qué es lo que ella está preguntándome? ¿Y cómo sabe que no quiero estar con nadie?
—No, ella no me gusta. Solo es que al parecer a ella no le agrada mi idea de alejarme de todos.
Y quiere demostrarme que estoy equivocado, por eso acepté ir con ellos al shopping y por eso te parecemos cercanos.
Noto cierto alivio en ella cuando digo esas palabras.
—Ya veo, con que era eso. Por cierto, yo también creo que está mal tu pensamiento, pero teniendo en cuenta todo lo que has pasado desde el año pasado, lo entiendo.
—Ya veo.
—Ey, ¿te puedo pedir algo?
—¿Qué quieres?
—Solo por hoy, solo hasta que lleguemos a nuestras casas, ¿podemos ser como éramos hace un año?
—¿A qué te refieres?
—¿Podemos actuar entre nosotros como en esa época? Solo un rato, y luego me rendiré y trataré de continuar.
¿A qué se refiere con "rendirse"? No lo entiendo. Y con respecto a su propuesta, yo no quiero acercarme a nadie, y esto sería todo lo contrario.
Pero…
¿Está mal que, aunque sea por solo un momento, pudiera hablarle y acercarme a ella como hace un año?
Quizá debería aceptar y luego yo también me rendiré y seguiré como hasta ahora. Mañana le voy a decir a Jazmín que no puedo continuar con esto. Esta será mi última vez disfrutando de diversión.
Violeta espera mi respuesta. Está empezando a llorar un poco de vuelta.
—Está bi...
Justo me interrumpen cuando iba a contestar.
—Aaron, ¿eres tú? ¿Estás volviendo a casa?
—Oh, Sophie, ¿qué haces por acá?
—Mamá me pidió que vaya a comprar algunas cosas. ¿Quieres acompañarme y traer las bolsas? Oh, disculpa, no vi que ibas con alguien. ¿Ella es la chica que te invitó al shopping?
—Oh, no, ella no es. Sophie, ¿no recuerdas a Violeta? Ella solía ir a nuestra casa cuando éramos chicos.
La cara de Sophie cambia y se vuelve extrañamente seria.
—Oh, claro, cómo olvidarla. Entonces, ¿me acompañas?
Dice esto y ni siquiera saluda a Violeta. No entiendo qué pasa.
—Es que iba a acompañarla hasta su casa.
—No te preocupes, Aaron. Acompaña a tu hermana, yo puedo irme sola. Todavía no es tan tarde.
—Nos vemos mañana.
Y sale caminando, pero a una gran velocidad, casi como si corriera.
—Oh, claro, nos vemos.
Un momento, ¿nos vemos mañana? ¿A qué se refiere con eso?
—Oye, ¿por qué fuiste tan grosera con ella? Sé que conmigo lo eres a veces, pero con los demás no eres así. ¿Acaso pasó algo entre...
—No pasó nada, es solo que tengo hambre, supongo. Vamos rápido a comprar así mamá puede cocinar.
—Está bien, vamos.
Sigo pensando que esto es raro, no solo esto, sino todo mi día de hoy.
Espero que mañana todo salga mejor, o al menos sea un día más tranquilo.