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Chapter 5 - Chapter 5: The Weight of Shadows

La luz de la mañana entraba por las ventanas mientras Martín estaba sentado en la mesa de la cocina, bebiendo una taza de café. Los acontecimientos de la noche anterior se reproducían en bucle en su mente, la conversación con su reflejo lo perseguía como un fantasma persistente. Aunque la casa estaba en silencio, sus pensamientos eran todo lo contrario.Se había enfrentado a la oscuridad dentro de sí mismo, había reconocido su presencia y, sin embargo, la victoria se sentía hueca. Las palabras del reflejo resonaban en su cabeza, un recordatorio constante de que la batalla estaba lejos de terminar. La oscuridad seguía allí, acechando justo debajo de la superficie, esperando cualquier signo de debilidad.Martín suspiró, frotándose las sienes mientras intentaba sacudirse el pavor persistente. Había esperado sentir alivio, una cierta sensación de cierre después de enfrentarse al espejo, pero en cambio, sintió una inquietud creciente. La oscuridad se había retirado, pero no se había ido. Era como si se hubiera abierto una puerta que no se podía volver a cerrar.Mientras estaba allí sentado, absorto en sus pensamientos, sonó el teléfono, sacándolo de su ensoñación. Alargó la mano, casi esperando que fuera Isabel, pero la voz al otro lado no le resultaba familiar.—¿Martín? —preguntó la voz, vacilante, como si no supiera si continuar. – Es Elena.Elena. El nombre sacó a Martín de su aturdimiento. Elena era una colega, una psicóloga con la que había trabajado brevemente en un caso años atrás. Se habían mantenido en contacto esporádicamente, intercambiando correos electrónicos y alguna que otra llamada telefónica, pero habían pasado meses desde la última vez que hablaron.—Elena —respondió Martín, sorprendido—. "Ha pasado un tiempo. ¿Cómo estás?Hubo una pausa al otro lado de la línea, una vacilación que hizo que a Martín se le apretara el estómago. "Estoy... Está bien —dijo Elena finalmente, con la voz teñida de algo que Martín no acababa de entender—. "Pero necesito hablarte de algo. Algo extraño ha estado sucediendo y no sé a quién más recurrir".Martín apretó el teléfono con más fuerza. "¿Qué está pasando?", preguntó, tratando de mantener la voz firme.—Es difícil de explicar —dijo Elena, con la voz apenas superior a un susurro—. "He estado teniendo estos... Visiones. Comenzaron hace unas semanas, solo destellos al principio, pero se han ido fortaleciendo. Y todos se centran en ti".El corazón de Martín dio un vuelco. —¿A qué te refieres? ¿Visiones de mí?—Sí —continuó Elena, con la voz ligeramente temblorosa—. "Es como si te estuviera viendo en estos lugares extraños, haciendo cosas que no tienen sentido. Pero es más que eso. Hay una abrumadora sensación de pavor, como si algo terrible fuera a suceder. Y cada vez que tengo una de estas visiones, siento que estoy perdiendo una parte de mí misma".Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Martín. La conexión entre ellos, algo que siempre había descartado como una coincidencia, ahora se sentía como algo más, algo ligado a la oscuridad a la que se había enfrentado.—Elena —dijo con cuidado—, creo que estás experimentando algo similar a lo que yo he estado pasando.Hubo un breve silencio, y luego se oyó la voz de Elena, más urgente. —¿Tú también? Martín, ¿qué nos está pasando? Esto no se siente como un problema psicológico. Se siente... de verdad".Martín vaciló, sin saber cuánto revelar. "He estado lidiando con algo, algo que no puedo explicar completamente. Comenzó con pensamientos extraños, un reflejo en el espejo que no era el mío, y luego se intensificó. Lo enfrenté, pero no se ha ido. Es como si hubiera una presencia, algo que es parte de mí pero también separado, y está tratando de... toma el control".Elena se quedó sin aliento. "Así es exactamente como me siento. Como si algo estuviera tratando de abrirse camino en mi mente, de hacerme dudar de todo lo que sé. Martín, tengo miedo.Martín cerró los ojos, tratando de pensar. Si lo que estaba experimentando estaba afectando de alguna manera a Elena, entonces ya no se trataba solo de él. La oscuridad, fuera lo que fuese, se había extendido más allá de los confines de su propia mente, y se estaba extendiendo.—Tenemos que encontrarnos —dijo Martín con firmeza—. "Esto no es algo que podamos manejar solos. No sé qué está pasando, pero tenemos que resolverlo juntos".Elena aceptó, y acordaron reunirse más tarde ese día en un café que ambas conocían bien. Cuando Martín colgó el teléfono, sintió una oleada de determinación. Fuera lo que fuera esta fuerza, se estaba fortaleciendo y ya no era solo su batalla la que luchar.Se había enfrentado al espejo y había reconocido la oscuridad que había en su interior, pero ahora tendría que enfrentarse a las consecuencias de ese reconocimiento. Y esta vez, no estaría solo.El café estaba en silencio cuando Martín llegó, el murmullo habitual de la conversación se apagó en la calma de media tarde. Vio a Elena sentada en una mesa de la esquina, con expresión tensa mientras miraba por la ventana. Ella levantó la vista cuando él se acercó, ofreciendo una débil sonrisa que no llegó a sus ojos.—Martín —lo saludó ella, con la voz tensa—.He took a seat across from her, studying her face. Elena looked tired, as if she hadn't slept in days, and there was a shadow in her eyes that hadn't been there the last time they met. It was a look he recognized, one he had seen in the mirror just last night."Tell me everything," Martín said, leaning forward.Elena took a deep breath, her hands trembling slightly as she spoke. "It started with dreams. I'd wake up in the middle of the night, drenched in sweat, with this overwhelming sense of fear. But the dreams weren't like normal nightmares. They felt… real. And then, during the day, I'd have these flashes, like memories, but they weren't mine. And in all of them, you were there."Martín listened intently, his own fear mirrored in Elena's words. The connection between them was undeniable, but the implications were terrifying."I tried to ignore it," Elena continued, her voice breaking. "I told myself it was just stress, that I was overworked, but it kept getting worse. And then, a few days ago, I looked in the mirror and I saw something… something that wasn't me."Martín's blood ran cold. "What did you see?"Elena hesitated, tears welling in her eyes. "It was like a shadow, but it had my face. It smiled at me, but it wasn't a friendly smile. It was… wrong. And I felt this intense urge to… to do something terrible. I don't even know what, but I was so scared, Martín. I thought I was losing my mind."Martín reached out, placing a hand on hers. "You're not losing your mind. This is real, Elena. I've seen the same thing, felt the same urges. But I don't know what it means, or why it's happening."Elena looked at him, her eyes wide with fear. "What do we do? How do we stop this?"Martín didn't have an answer. The darkness he had confronted was no longer confined to his own reflection. It had spread to Elena, and who knew how many others. It was as if some malevolent force had been unleashed, feeding on their fears and doubts, growing stronger with each passing day."We need help," Martín said finally. "There has to be someone who knows more about this, who can guide us. We can't do this alone."Elena nodded, her grip on his hand tightening. "But who? Who could possibly understand what we're going through?"Martín thought of Isabel, of her strange knowledge and the tarot cards that had eerily predicted his current predicament. She had warned him that the darkness was a part of him, that it would be a constant struggle to keep it at bay. But she had also said something else, something that resonated with him now more than ever."Isabel," he said. "She's the one who helped me understand what was happening. She might know more, or at least point us in the right direction."Elena looked skeptical but nodded. "If you think she can help, then we should go see her. I don't care what it takes, Martín. I just want this to stop."Martín couldn't agree more. The darkness was spreading, and it was only a matter of time before it consumed them both if they didn't find a way to fight back.They left the café together, a shared sense of urgency propelling them forward. As they walked through the city streets, Martín couldn't shake the feeling that they were being watched, that the shadows were closing in around them.The battle had just begun, and Martín knew that the true test was yet to come. The darkness was relentless, and it wouldn't stop until it had consumed everything in its path. But Martín was determined to fight, to protect not just himself, but Elena and anyone else who might be caught in this nightmare.The weight of the shadows pressed down on him, but Martín stood tall, ready to face whatever horrors lay ahead.