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[POV de Margaret]
—Pero realmente me gusta la sensación de que tú me protejas, mi valiente bebé. ¡Gracias! —dijo Donald, la ternura en sus ojos lobunos casi suficiente para ahogarme.
Mis emociones tensas y al borde se calmaron, y después de tomar una respiración profunda, respondí cansadamente:
—Mi papá estaba siendo demasiado justo ahora; debería haber contenido su mal genio hace mucho tiempo. Hoy, sin duda, recibió una lección.
Ignorando los cambiantes rostros de Frantz y Nora, fruncí el ceño y dirigí mis pensamientos hacia otros asuntos.
Donald sostuvo mi mano suavemente sin decir nada para interrumpir mi tren de pensamiento, pero permaneció inquebrantablemente a mi lado todo el tiempo.
—Hay mucho de esta situación que sigue siendo muy extraño. Creo que Elizabeth y Armstrong, con quienes hemos perdido contacto, probablemente no corren ningún peligro real —dije con un tono grave.
