[POV de Margaret]
Nora y yo caminábamos lentamente hacia adelante cuando escuché las palabras que Frantz le decía a Donald, y mi corazón se hundió un poco, lo que me hizo girar la cabeza para mirar.
Antes de que pudiera abrir la boca para aliviar el ambiente un tanto incómodo, Nora y Donald ya habían tomado la iniciativa de hablar y suavemente superaron el momento.
—Frantz, ¿has bebido demasiado? Deberías descansar cuando volvamos adentro, y yo me encargaré de despedir a Margarita y Donald.
—Si te gusta, papá, ¿por qué no te quedas un poco más? A Margarita y a mí nos encantaría que tú y mamá se quedaran en la Ciudad Real —Donald terminó de hablar y levantó la vista hacia mí, con una sonrisa tierna en su rostro.
Tomé un leve suspiro de alivio, disipando parte de la tristeza que había permanecido en mi mente. El amor de Donald por mí significaba que naturalmente no despreciaría a nadie ni nada asociado conmigo, incluyendo a mi padre, algo mercenario y parcial, aunque no malo.
