[Perspectiva de Margarita]
Por un momento, recordé que además de muchas escenas de nosotros besándonos íntimamente, había más escenas de nosotros demorándonos en la cama, con él encima de mí.
Donald se inclinaba sobre mí. A veces los besos eran sensuales. A veces los besos eran simplemente expresiones de amor cayendo sobre mí, uno tras otro.
A veces él me besaba desde mi cuello hasta mi pecho, hasta mi abdomen inferior, hasta la parte superior de mis muslos y, finalmente, hasta mi parte privada.
Los besos que Donald me daba no siempre eran suaves. Él chupaba mi piel todo el camino, haciéndome jadear, y dejaba marcas rojas brillantes en mi cuerpo.
Mi respiración se aceleraba con el recuerdo, y sentí que mi cuerpo se calentaba de nuevo.
—Margarita —Donald me llamó, y volví en mí, sintiéndome más o menos avergonzada de mí misma.