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—Admití que no podía vencerla ahora. Ella era la comandante del equipo de asalto. No necesitaba luchar contra ella para saber que era mucho más fuerte que yo. Pero esta situación no duraría para siempre. Aprendería y mejoraría. Un día, sería como ella, o incluso más fuerte. Pero no necesitaba explicarle estas cosas. No hacía cosas para probarme a ella. Simplemente quería hacerlo mejor.
Ángel miraba a su alrededor la habitación mía y de Donald. Mantenía el ceño fruncido y su mirada era aguda, como si fuera la dueña del lugar. Su mirada me hacía sentir incómoda. Intenté contactar a Donald o a Elliot con mi mente. No podía sacarla de aquí, pero uno de ellos sí podría.
—¿Acaban de levantarse de la cama, verdad? —no esperaba que Ángel me hablara de esto.
—Puedo oler a Donald en ti. Después de todo, estoy muy familiarizada con su olor —dijo Ángel con intención.