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[Punto de vista de Donald]
Cuando salí de la habitación de Margarita, no pude evitar sonreír al pensar en la expresión de su rostro.
Era una niña tan encantadora. No pude evitar estar obsesionado con ella.
Parecía un poco tímida e inferior al enfrentarse a mí, pero en mis ojos, todo sobre ella era tan lindo. Lo que ella no sabía era que no importaba qué ropa o accesorios llevara puesto, no podían esconder sus rasgos faciales que me conmovían.
Desde el momento en que entré en el lugar, e incluso antes de entrar, ella era la única persona en mi corazón. Como una fruta olvidada en el Jardín del Edén para tentar a la raza humana, ella me incitaba a ir a otro mundo.
Pero tenía que mantener mi mente clara. No vine aquí por mi compañera.
Margarita era un regalo de la Diosa Luna. Un regalo inesperado.
Había algo más que tenía que hacer.
Cuando llegué a la sala de conferencias, vi a Armstrong y a otros hombres lobo.
