Oberón había previsto esto —un guerrero enfadado que es tan leal a su rey.
Él rodó los ojos —patético.
El guerrero se acercó, cegado por la ira. Desenvainó su espada y la blandió hacia él.
Oberón esquivó y atrapó la espada. Torció el brazo del portador de la espada y la hoja lo hirió a él en vez, causando un gran corte.
—¿Eso se siente bien? —sonrió con malicia y lo golpeó con el codo.
El resto observaba, con la mandíbula caída de la sorpresa.
—Se ha vuelto sorprendentemente fuerte —murmuró Thorne.
Oberón se giró para enfrentar a los demás —si os amáis a vosotros mismos, os aconsejaría que simplemente os rindierais —entonó.
—¿Por qué haríamos eso? Estás en desventaja numérica, podríamos abalanzarnos todos sobre ti a la vez —se burló Lucas.
Él se burló —no seas tan niño —hizo el símbolo del colmillo de lobo otra vez, y disparó a Lucas, hiriéndolo también.
El guerrero que había querido luchar, retrocedió lleno de miedo.