Nyx levantó la cabeza, a solo unos metros de distancia, los guardias formaron un círculo alrededor del cuerpo sin vida de Ace.
—¿Ya lo encontraron? —preguntó, su voz un susurro muerto.
Oberón agarró su mano y la arrastró hacia un rincón, —No podemos dejar que nos vean aún —gruñó, frunciendo el ceño.
Sintió un nudo en la garganta.
Oberón frunció el ceño, rabia y confusión destellaron en sus ojos, mientras intentaba comprender qué estaba pasando.
—¿Cómo lo encontraron? Lo ocultaste bien, ¿no es así? —jadeó, su pecho subía y bajaba con su respiración pesada.
—Lo hice... ¡Lo hice! —gimió, apretando los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos.
—Esto no debería estar sucediendo —apretó los dientes.
Oberón asomó la cabeza, para ver qué estaban haciendo, esta vez, Aegis estaba con ellos.
—¿Cómo ocurrió esto? —preguntó con un gruñido bajo.
Todos inclinaron la cabeza, nadie pudo responderle.