—Dante. —Los dos amigos se giraron hacia la puerta confundos.
—¿Puedes ver? —Dante intentaba razonar con su lobo—. Este fue su plan desde el principio. Kane no tenía intención de luchar contra nosotros. Solo quería mostrarnos lo débiles e inconfiables que somos. —Hablaba más rápido con su lobo.
—No me importa. Aún así quiero arrancarle la cabeza. —Su lobo respondió, sin ceder en su empeño de salir.
—No me importa. Aún así quiero arrancarle la cabeza. —Su lobo respondió, sin ceder en su empeño de salir.
—Vas a poner a estas personas en peligro. ¿Y qué hay de nuestra compañera? Ella estará devastada y se alejará más de nosotros. Tenemos que parar, si no por otra cosa, por nuestra compañera. —Dante le razonó de nuevo.
—Vamos, Dante. ¿Ahora te acobardas en la pelea? —Kane le provocó, invadiendo su espacio.
Dante estaba a punto de levantar la mano y arañarlo, cuando la señora Collins empujó a Kane lejos de él. Su mano encontró el aire en su lugar y él jadeó en shock.