—Patrick. ¿Cómo está Patrick? —preguntó Lily al hombre enmascarado, el miedo evidente en su voz.
—Pronto tendrás noticias de tu hermano —dijo el hombre de manera despectiva.
—Me encantaría verlo, aunque sea de lejos —rogó ella.
El hombre solo la miró:
—Cuando vuelvas a venir, haré los arreglos para que puedas verlo. Deberías irte ahora, antes de que noten tu ausencia.
—Además, asegúrate de traer a Aurora contigo la próxima vez que vengas —Lily asintió mientras salía de la oficina con las piernas temblorosas.
Continuó caminando hasta que salió del edificio. Una vez que se encontró a una distancia segura, puso sus manos en las rodillas y respiró profundamente el aire fresco.
Se limpió las lágrimas silenciosas que habían caído por sus mejillas antes. Se golpeó el pecho para aliviar el dolor y la angustia que se habían depositado allí.