Las horas de la fiesta transcurrieron bien, como Rosa quería, sin más distracciones ni interrupciones. Catherine había elegido bien ya que a Rosa le gustaba la compañía de las damas e incluso Mary, quien no solía asistir a esas reuniones sociales, parecía disfrutar de sí misma.
Además de hacer amigas para sí misma, Rosa quería amigas que se llevaran bien con Mary ya que Rosa no tenía planes de terminar su amistad. Mary debía ser respetada, como Rosa debía ser respetada. Mary fue una de sus primeras amigas, por lo que Rosa no dejaría de reunirse con ella solo porque no encajaba en el tipo de amiga que una dama debería tener.
Rosa se quedó junto a la puerta de entrada para despedir a las mujeres una a una. Hizo planes para enviar regalos a Margarita y Julia para sus hijos y luego encontrar algo para enviar a Emilia para que no se sintiera excluida.