Rosa notó que Zayne estaba molesto pero la mirada se le disipó en segundos. —¿Te ha disgustado algo o alguien? —preguntó, mirando hacia el grupo de hombres que permanecía en su lugar.
—Siempre me disgustan cuando están cerca. Afortunadamente, te tengo a ti para distraerme de ellos. Te ves hermosa —Zayne halagó a Rosa.
Si fuera posible, su belleza crecía cada vez que ella venía a él o tal vez él la extrañaba mucho.
Rosa jugueteaba con su cabello. —Es el duro trabajo de Anna lo que estás viendo.
—No es así. Un vestido hermoso solo puede ayudar hasta cierto punto. Tienes una belleza que sobresale querida hermana —dijo Anna mientras salía del carruaje con la ayuda de Finn—. ¿Nos van a seguir mirando mucho tiempo? Me está incomodando un poco.
—¿Quieres que les quite los ojos? —preguntó Zayne, ansioso de hacerlo ya que sus miradas molestaban a otra persona.
Anna lamentó haber mencionado sus ojos. —No, pero gracias por ser tan amable de ofrecerlo.