Kiara permanecía en silencio, esperando el momento en que alguien se acordara y viniera por ella. Era todo lo que podía hacer, ya que no había una ventana por la cual escapar.
Sabía que había guardias afuera que no dudarían en matarla por orden de Zayne, así que no sería tan estúpida como para acercarse a ellos. Tenía la opción de seducirlos, ya que eso había funcionado bien para otros, pero no podía humillarse tanto.
Había una diferencia entre ella y otras mujeres, en los ojos de Kiara.
Kiara se mordía las uñas, preocupada por primera vez en su vida acerca de lo que le depararía el futuro. Podría haber contado con alguno de sus hermanos para provocar un levantamiento y recuperar el palacio, pero estaban muertos y ella había ayudado en una de esas muertes.
—Debería haberme ido —murmuró Kiara, lamentándose de no haber acompañado a su madre fuera del palacio.