Anna observaba cómo sus tías le contaban historias a Rosa sobre sus primos. Las orejas de Rosa podrían estar adoloridas al final de la noche por lo mucho que a las tías les gustaba hablar.
Anna no podía disfrutar del momento ya que algo persistía en su mente.
—Abuela, ¿no te agrada Rosa? No le tomaste la mano —dijo ella.
—Necesito un momento para acostumbrarme a todo esto pero no es que tu hermana me desagrade. ¿Cómo lo tomaste tú cuando ella llegó aquí? —preguntó Valerie, sabiendo que Anna le diría la verdad.
—Me llevaron a casa porque Rosa estaba aquí. No sé qué pasó cuando ella llegó por primera vez. Madre debe haber estado llorando cuando vio a Rosa. No le gusta estar lejos del lado de Rosa por mucho tiempo, lo que hace extraño que no esté aquí. ¿Pasó algo? —Anna preguntó, preocupada por su madre.
Anna había notado la tensión entre su madre y su abuela, pero nunca pensó que fuera su lugar preguntar al respecto.