—Desearía que estuviéramos en casa para enfrentarnos a ese bastardo. Como este pueblo es algo pobre, no les interesa buscar a nadie. Este es el lugar perfecto para traer a cualquiera secuestrado, gracias a cómo son los guardias del pueblo. Deben estar obteniendo algo a cambio de ese negocio —dijo Finn, sabiendo que el dinero tenía que ser la razón por la que no les importaba.
Era vergonzoso que personas que no eran de esta tierra tuvieran que liberar mujeres del burdel mientras los guardias solo mostraban interés durante dos días y luego se rendían.
—¿Qué vas a hacer ahora? —preguntó Finn mientras Zayne no lograba averiguar nada sobre Rosa.
—Dijo que había papeles de otros pueblos. Tendremos que revisar cuando salgamos si otros guardias tendrán una lista de chicas desaparecidas. Es posible que Rosa no sea de este pueblo. Cuando estés con ella, intenta hacer que recuerde su pasado —dijo Zayne, ya que la memoria perdida de Rosa contenía la clave de su procedencia.