Miguel sacudió la cabeza con indiferencia. —Con tu presencia, sé que las cosas se resolverán sin problemas. Eso es suficiente.
Miguel no tenía intención de seguir hablando de eso.
Miré a Courtney y luego a Miguel. Parpadeé y dije —Debes estar bromeando. ¿Quieres dejar todo en manos de Courtney?
—Ese debería ser su trabajo —Miguel pellizó la marca en mi cuello y dijo—. Acabo de marcar a mi compañera. No tomé un mes de descanso sino que insistí en terminar el trabajo. Soy muy responsable.
—Aún es demasiado —protesté.
—Deberías ver lo que mi querido hermano hizo durante el mes en que marcó a Courtney. Comparado con él, soy simplemente un santo —se quejó Miguel con insatisfacción.
Courtney se rió entre dientes y dijo —Está bien, puedo entenderlo. Déjame el trabajo a mí y pasa tu tiempo con tu compañera.
Miguel me miró directamente, y el significado en sus ojos era evidente.