—Pensé por un momento y negué con la cabeza a Kate—. Quiero hablar con Miguel sobre esto. Roberto no puede ir a la corte del hombre lobo.
—¿Qué te pasa? Eres la última persona que debería simpatizar con ese bastardo. ¿Todavía sientes algo por Roberto ahora que tienes al príncipe Licántropo? —frunció el ceño Kate.
—Lo rechacé yo misma —le di una mirada irónica a Kate.
—Quién sabe qué te dijo ese día que te conmovió —murmuró Kate—. Has estado preguntándome por Roberto desde que llegué. Te preocupa mucho.
—¡Tú mismo dijiste que él me mataría ese día! —la miré fijamente a Kate.
—Entonces lo merecía —se encogió de hombros Kate—. No entiendo qué estás pensando. Te llevas bien con el príncipe Licántropo ahora. ¿Por qué debería importarte Roberto? Apuesto a que no estaría feliz si intercedieras con el príncipe Licántropo.
—Roberto y yo fuimos compañeros, después de todo. No tienes idea... —me atraganté.