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PUNTO DE VISTA DE VALENCIA
Me sentía acalorada. Caliente por la vergüenza, miré las grandes marcas en mi cuerpo. Y también me hizo darme cuenta de lo musculosas y grandes que eran sus manos sobre mi cuerpo.
Espera. Esa no era la parte más importante. ¡Maldición!
Ya no sabía qué pensar.
¿Cómo diablos era esto posible? Esto iba más allá de la lógica.
Miré a Aurora en busca de algún tipo de respuesta para explicar su extraño incidente y ella se aclaró la garganta.
—Bueno, cuando Sombra te recogió con sus manos manchadas, tu pelo y piel en forma de gato se mancharon con la tinta, ¿verdad? —preguntó Aurora, y yo murmuré, recordando haberme visto sucia como la razón por la que también huí.
—Piénsalo como la herida que recibiste. Cuando te lastimaste la pata, ¿no tenías la misma herida cuando te convertías en tu forma humana? El corte en tus patas aparecía en tu mano, ¿verdad?