Un capítulo corto por qué se me hacía un poco tarde.
Así que sin más les dejo el capítulo.
Recuerden: + piedras de poder = + ganas.
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Entonces me encontraba en la oficina de McGonagall. Junto a mí estaba mi molesta nueva hermana, los dos llenos de comida por toda la ropa.
Frente a nosotros estaba la profesora McGonagall, mirándonos con enojo y decepción.
Eso hizo que me sintiera un poco culpable.
"¿Qué estaban pensando? Como estudiante transferida y como prefecto, esperaba más de ustedes", dijo McGonagall furiosa mientras nos reprendía.
Para entender cómo llegamos a esto, tendríamos que volver un par de minutos atrás...
**_Flashback_**
Miraba a Wanda, quien por alguna razón cambió su pelo a su color natural en vez del rojo que mostró cuando nos conocimos.
Aunque sabía que era magia, el color rojo servía para diferenciarnos más. Ahora, con el mismo color de pelo que yo, me molestaba lo parecidos que éramos.
De repente, ella se detuvo con una sonrisa que me dio otro mal presentimiento y miró hacia la mesa de Slytherin.
Todos observaron extrañados cuando, en vez de venir a sentarse a la mesa de Gryffindor, fue casi trotando hacia los alumnos de Slytherin y se paró justo donde estaban las hermanas Greengrass.
Wanda se acercó, mirando a Daphne de cerca, lo que hizo que esta se sonrojara un poco sin entender qué pasaba.
"¿Por qué siento nuestra sangre dentro de esta joven...? No me digas", dijo Wanda, fingiendo una sorpresa exagerada y cubriéndose la boca con ambas manos.
Luego dirigió su mirada a Astoria y volvió a decir, de la forma más exagerada posible:
"Incluso una pobre niña... ¡Bestia!", mientras se daba la vuelta para mirarme.
Eso me enfureció, y me preparé para gritarle, furioso.
"¡Deja de decir tonterías, idiota!", grité, mientras en un arrebato de enojo le lanzaba una de las tartas que tenía a mano.
"¡Tú eres el idiota y pervertido!", gritó Wanda mientras detenía la tarta con su magia y me lanzaba uno de los pavos de la mesa de Slytherin.
"¿¡Pervertido!?" Eso me hizo enfurecer aún más, y con mi magia telequinética, una magia común que puedo usar sin varita, empecé a lanzarle comida sin control. Eso hizo que los gemelos se unieran con diversión, gritando:
"¡Pelea de comida!"
Así comenzó la mayor guerra de comida en el comedor de Hogwarts.
Obviamente, los profesores nos detuvieron, aunque creo que vi a Dumbledore divertirse mientras McGonagall nos agarraba a Wanda y a mí por las orejas.
**_Fin del flashback_**
Luego de escuchar el sermón de la profesora McGonagall, por fin salimos de su oficina, habiendo oído cuál sería nuestro castigo.
Wanda tenía una sonrisa burlona en la cara que me tentaba a golpearla, pero me contuve, ya que McGonagall podría quitarme mis privilegios como prefecto.
Debo admitir que es un trabajo tonto, pero es divertido poder quitarle puntos a los alumnos, y ni siquiera necesito hablar del baño.
"Vamos, idiota. Te mostraré dónde están las habitaciones", le dije a Wanda mientras caminaba delante de ella, ignorando sus quejas por el insulto.
Mientras caminaba por los pasillos, algunas chicas me miraban raro, seguramente por la broma de Wanda.
"*Suspiro*. La contraseña está en los anuncios, recuerda fijarte cuando sea cambiada. No te ayudaré", le dije a Wanda mientras la Dama Gorda abría la puerta.
"Aquí están los nuevos gemelos de Gryffindor", "demostrando el nivel que deben mantener los futuros gemelos", dijeron Fred y George cuando entramos, mientras los demás nos recibían con aplausos.
"Dejen eso. Me voy a dormir", dije, mientras volvía a mi cuarto bajo los abucheos de los gemelos por ser aguafiestas.
Pero estaba un poco cansado, sobre todo porque tenía que prepararme para el dolor de cabeza que me daría tener a Wanda en Hogwarts.
"Buenas noches, Stepy", dijo Wanda con una sonrisa, lo que me dio ganas de golpearla.
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Al día siguiente, cuando desperté, extrañamente los gemelos estaban despiertos temprano. Aunque, claro, era para jugar.
Me quedé aturdido un rato, sentado en mi cama, hasta que los gemelos se dieron cuenta de que estaba despierto.
"¿Por qué tan aturdido, jefe?", preguntó Fred mientras pausaba el juego.
"No. Tuve una pesadilla en la que mi hermana venía a Hogwarts. Se sintió tan real... *brrrugh*", dije, frotándome los brazos como si hubiera sentido un escalofrío.
"¿De qué hablas, jefe?", "No fue un sueño". "Por cierto, ¿no habías dicho que tu hermana había muerto?". "Cierto. Cuando inauguramos el parque de diversiones", dijeron los gemelos con curiosidad.
"Dije que no estaba en este mundo, no que estaba muerta", corregí.
"Y si encuentro una manera de enviarla fuera, se volverá cierto nuevamente", dije tenebrosamente, mientras los gemelos me miraban.
Pero rápidamente me ignoraron y volvieron a su juego, como si fuera normal que dos hermanos se desearan la muerte cuando peleaban.
Después de limpiarme y cambiarme, fui al patio para entrenar con algunos estudiantes que se levantaban temprano y se unían a mí.
Por alguna razón, Wanda nos estaba siguiendo.
"¿Qué haces aquí?", pregunté.
"No sabía que eras dueño del espacio", dijo Wanda condescendientemente.
Preferí ignorarla y entrenar un poco.
Después de unos minutos, todos los estudiantes interesados en las artes místicas se habían reunido para entrenar, mientras Wanda se sentaba en una roca, observando interesada.
"*Tsk*. La abuela quiere que nos llevemos bien. Lo hago por ella", me dije a mí mismo, como una especie de autohipnosis, mientras me acercaba a Wanda.
"¿Quieres aprender?", le pregunté monótonamente.
Ella me miró unos segundos, con desconfianza.
"Aunque mi magia es más genial, voy a dejar que me enseñes la tuya. Pero no tú; mejor busco a alguien más bonito", dijo mientras se dirigía a donde estaban entrenando Daphne y Angelina.
Por alguna razón, en vez de enojarme, me dio un poco de gracia. Me recordó cómo nos tratábamos con la hermana de Strange. Obviamente, no es que ella estuviera intentando suplantarla, después de todo, ya no era Stephen Strange.
Pero parecía que tendría que acostumbrarme a tener una hermana molesta.
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Con el tiempo, Wanda se había vuelto la líder de los estudiantes más jóvenes, y la seguían a todos lados.
También pasaba tiempo con el trío dorado, como una hermana mayor para Harry, y ayudaba a Hermione con sus tareas, ganándose su cariño.
Mientras no me molestara, estaba bien. Pero a veces me sacaba de mis casillas cuando los niños la seguían.
"Miren, niños, es el hombre malo. ¡Insúltenlo!", decía Wanda mientras pasaba con los de primer año.
"Hombre malo".
"Tonto".
"Cabeza de ogro".
"Aunque es malo, también es guapo".
Ignorando el último comentario, grité furioso:
"¡Deja de enseñarles cosas malas a los niños!" mientras todos corrían, riendo y divirtiéndose.
"Jefe, ¿vamos a hacer las bromas de Halloween?", "las tradicionales del grupo de bromas de miedo", preguntaron los gemelos, aguantando la risa.
"Tengo que vigilar los pasillos", les dije, un poco triste.
"Jefe, te volviste aburrido ahora que eres prefecto".
"¿Dónde está el jefe que planeó las bromas del baño donde llovía sangre y parecía que caía un cuerpo?".
"El jefe que creó un golem que parecía una persona caminando de espaldas, con el cuello torcido".
"El muñeco maldito".
"El payaso asesino".
"El—".
"Ya entendí", dije, interrumpiendo a los dos idiotas.
"Eso suena interesante, me sumo", dijo Wanda, apareciendo de la nada y dándonos un pequeño susto.
"Claro que no", dije rápidamente.
"Vamos. ¿Vas a dejar a tu linda hermanita fuera de la diversión?", dijo, poniendo ambas manos sobre sus mejillas y parpadeando rápidamente, intentando parecer adorable.
Obviamente, no funcionó conmigo.
"No digas tonter—".
"Claro, puedes unirte", "hermana del jefe, eres bienvenida", dijeron los dos traidores, aceptándola de inmediato y con un leve sonrojo.
"*Suspiro*. Mierda", dije suavemente, mientras veía a Wanda feliz por unirse a uno de nuestros planes.
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