"Nico, ven rápido, ¡mira! El pequeño Stepy está dando sus primeros pasos," gritó una mujer a su marido desde el patio trasero, mientras observaba cómo un bebé de casi un año se levantaba lentamente de la manta en el suelo. A su alrededor, una pequeña elfa doméstica giraba ansiosa, preocupada de que el niño se lastimara.
"Jaja, está bien, Misty. El pequeño Stepy no se lastimará, la manta está encantada. No te preocupes tanto," Perenelle le dijo a la elfa doméstica, Misty. Esta elfa fue un regalo de su amigo Newt, quien la había rescatado cuando sus hijos encontraron magos oscuros que intentaban contrabandear animales mágicos; Misty estaba atrapada en una de las jaulas.
Por suerte, los Flamel necesitaban una elfa doméstica, y los Scamander, que no sabían qué hacer con ella, estuvieron contentos de ayudar. Sin un mago al cual servir, los elfos caen en una profunda depresión, a menudo llevándolos a la muerte.
"Ugaaaa (esto es fácil. ¿Quién creen que soy? ¡Soy un bebé supergenio –aunque en realidad soy más que eso– y puedo hacer cualquier cosa!)" Stephen, aunque no del todo feliz, se dio cuenta de que, aunque había sido un adulto cuando murió, su mentalidad de niño había ganado. Así que, aunque tiene recuerdos de dos adultos, su mente ahora es la de un niño. Lo aceptó después de dos semanas en este nuevo mundo, cuando notó que sus recuerdos se desincronizaban de su cuerpo, sintiéndose más como si fueran dos películas largas que había visto, sin una conexión emocional real.
Esta vez, es diferente a cuando reencarnó como Stephen Strange por primera vez. Tal vez es una bendición, ya que ahora puede disfrutar de su infancia. Y sí, todavía lleva su antiguo nombre: Stephen Flamel. Los Flamel eligieron el nombre Stephen al adoptarlo. Aunque le parecía extraño tener su antiguo nombre, al menos su apellido había cambiado, algo que agradecía, ya que nunca le había gustado su apellido anterior.
"Jojo, el pequeño Stephen está creciendo tan rápido. Tal vez ya es hora de conseguirle amiguitos para que se divierta," dijo Flamel mientras se acercaba con un plato de galletas.
"Uh, amo, uh, déjeme que Misty se encargue," la pequeña elfa tímida se acercó a Flamel, dudando en alejarse del niño, que se veía muy orgulloso, parado en el mismo lugar por diez minutos.
"Tranquila, Misty, acompaña al pequeño Stephen. Yo me encargo, ya te dije que puedes relajarte un poco, no estés tan nerviosa," dijo Flamel, sonriendo al elfo mientras señalaba al bebé, que había caído por tercera vez sobre su trasero.
"Gya, amo Stephen, perdón por mi descuido. ¡Mala Misty, mala!" La pequeña elfa, al ver a Stephen caerse, comenzó a llorar mientras se golpeaba las manos.
"No, uga no (¡Basta! Deja de golpearte, no me dolió.)"
"Está bien, Misty. El pequeño Stepy no quiere que te golpees, ya te lo dijimos, no te preocupes. Ven, sírvete un poco de té y tranquilízate. No queremos que el pequeño se enoje otra vez como la última vez," dijo Perenelle, recordando cuando Stephen se enojó tanto al romperse su juguete favorito que activó algunas de las herramientas mágicas de Nicolas Flamel.
"Sí, jojo, qué gran despertar mágico y con solo un año. No me imagino lo que será cuando sea grande," Nicolas Flamel estaba orgulloso, sin importar que las herramientas arruinadas valían la fortuna de un mago promedio.
"Sí, pero estoy un poco preocupada. Tal vez deberíamos ponerle un supresor mágico mientras todavía es niño. No quiero que se lastime. ¿Puedes crear uno, Nico? Algo que no detenga su magia pero que evite que la use sin querer," preocupada por la seguridad del pequeño, Perenelle expresó sus preocupaciones a Nicolas.
"Está bien, es fácil, no te preocupes, yo me encargo," dijo Nicolas Flamel, mientras acariciaba la cabecita del niño, que había dado dos pasos y se aferraba a su pantalón. No sin antes escuchar un crujido en su rodilla.
--- **2 años después** ---
"¡Feliz cumpleaños, Stepy! Mira, tu abuela te ha traído tu pastel favorito para que lo disfrutes con tus amigos," dijo Perenelle mientras entraba al comedor, rodeada de niños de entre 2 y 4 años. En el asiento principal, sentado como un príncipe, con ojos celestes brillando con inteligencia y cabello rubio tan suave como la seda, vestido con un pequeño traje azul que combinaba con sus ojos, estaba el pequeño Stephen Flamel. Hoy cumplía 3 años.
Los niños a su alrededor eran amigos que había hecho cuando su abuela decidió llevarlo a una guardería mágica donde los magos franceses llevaban a sus hijos pequeños. Entre ellos, había incluso algunos futuros estudiantes de Beauxbatons que rápidamente se llevaron bien con Stephen.
"¡Stepy, Stepy! ¡De prisa, sopla las velas y pide un deseo!" exclamó una pequeña rubia que irradiaba una luz tenue de su belleza. Ya desde entonces, todos se daban cuenta de que cuando creciera sería una gran belleza, pero al ser tan pequeña, aún no podía hipnotizar a los demás, lo que le permitía hacer amigos con facilidad. Ella era Fleur Delacour.
"Bien, Flopy, tranquila, el pastel no se irá volando... o tal vez sí. Sería una buena manera de sorprender a alguien," Stephen observó el pastel con una sonrisa maliciosa, a lo cual varios de sus amigos pusieron los ojos en blanco, mientras otros lo miraban con preocupación, temiendo ser las próximas víctimas.
Desde el primer día que conoció a sus compañeros, Stephen había demostrado ser un experto en bromas, su especialidad era sorprender a la gente, ya fuera de buena o mala manera. Obviamente, siempre se aseguraba de que nadie saliera herido y de que luego todos rieran, lo que lo convirtió rápidamente en el favorito de todos.
"Stephen, deja de pensar tonterías y ya sopla las velas, quiero comer pastel," dijo un pequeño niño regordete de 4 años. Se llamaba Samuel Waterson y fue uno de los primeros amigos de Stephen.
"Sí, Step, apúrate, quiero ir a jugar, ¿no es así, Ricky?" dijo una pequeña niña de 3 años que, si no fuera por su largo cabello atado en un moño, podría confundirse con un niño, pues era incluso más salvaje que uno. Su nombre era Isabel Lines.
"Um, sí, cl- claro," respondió tímidamente un niño bajito con anteojos. Aunque parecía tímido, también era el más valiente, siendo el primero en enfrentarse a uno de sus compañeros cuando quiso imitar a Stephen y llevó fuegos artificiales a la guardería. Protegiendo a sus amigos, él era Richard Walter.
Así transcurrió el día, con los niños corriendo por todos lados, mientras de vez en cuando se veía a una pequeña elfa vestida como una sirvienta, preocupada de que se lastimaran, hasta que llegó la hora de despedirse.
"Adiós, Stepy, luego ven a mi casa a jugar," dijo la pequeña Fleur, mientras tomaba la mano de su papá.
"Adiós, Step, adiós, señor y señora Flamel," se despidió Isabel, mientras su madre la regañaba por estar toda embarrada.
"A-adiós, Stephen, me divertí, gracias por invitarme," dijo suavemente el pequeño Ricky, mientras un elfo doméstico venía a buscarlo.
"Adiós, amigo. El pastel estaba genial. Luego te invitaré uno de la tienda de mamá," se despidió Samuel, mientras su madre limpiaba los restos de comida que aún quedaban en su ropa.
"Fiuu, hoy sí que fue un día agotador. Pero me divertí, jeje. Es hora de medir mi nivel mágico, con suerte ya debería tener la misma magia de un estudiante de primer año," pensó Stephen, mientras se quitaba la pulsera que sus abuelos le dieron cuando tenía un año para que su magia no se descontrolara. El pequeño Stephen medía su magia a ojo, ya que no existía un medidor de nivel mágico; solo se hacía por instinto, ya que los medidores que existían solo detectaban si había o no magia.
"Sí, genial. Parece que cuando cumpla 11 años y vaya a la escuela ya tendré más magia que incluso muchos de quinto o sexto año, jejeje," el niño rubio sonrió mientras rodaba en su cama.
"Ahora la pregunta es si debería ir a Beauxbatons o a Hogwarts. Si voy a Beauxbatons, sería fácil, ya que iría a una escuela segura y tranquila a hacer mis siete años de estudio y nada más."
"Pero en Hogwarts, aunque peligroso, también tiene su diversión. Creo que para cuando termine mis estudios de Kamar-Taj, ya tendré suficiente poder para vencer a Quirrell fácilmente. Y no solo eso, tengo que recordar que tengo tres
años más que el niño de la profecía."
"Yo pienso que antes de que termine mi séptimo año podría vencer fácilmente a cualquier mortífago e incluso enfrentar a Voldemort o al director sin morir en el intento. Ganarles es otra cosa, pero con la magia de Kamar-Taj sería fácil escapar."
"Entonces, está decidido: Hogwarts será. Lo difícil será convencer a la abuela. El abuelo es fácil, pero la abuela no querrá que esté tan lejos. Bueno, queda mucho tiempo para pensar en el problema. Por ahora, a dormir."
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dejen sus comentarios eso me ayuda a creecer si hay algun error me avisan ya que uso como corrector a Chatgpt espero les guste el capitulo