Capítulo 6
"¿Es justo vivir solo una vez?"
Finn y Kaeli caminaban por el bosque, recogiendo hierbas y plantas para la medicina de la aldea. La tarde era cálida y tranquila, y el sol se filtraba a través de las hojas de los árboles, creando un ambiente relajante.
Mientras recogían, Finn se detuvo un momento, justo en sus pensamientos. Recordaba las palabras de Drex: "La vida es una lucha constante. Debes pelear por ella". Finn se preguntó si realmente estaba dispuesto a pelear por su vida, por su libertad. Y entonces, miró a Kaeli, que estaba a su lado, sonriendo mientras recogía una hierba. Finn se dio cuenta de que no solo pelearía por sí mismo, sino también por ella. Por su vida, por su felicidad.
En ese momento, en la sombra de un árbol cercano, tres serpientes se movían con sigilo, sus ojos brillando con una luz venenosa. Habían estado vagando por el bosque durante horas, con hambre e ira en sus corazones. Y ahora, habían encontrado algo que les parecía delicioso.
Las serpientes se acercaron con sigilo, sus ojos fijos en Finn y Kaeli. Su mirada era intensa, hipnótica. Estaban hambrientas, y los Kobolds parecían un manjar irresistible. Era como si Finn y Kaeli fueran un pollo asado para un vagabundo, algo que no podían resistir.
Su saliva comenzó a brotar, formando pequeñas gotas que brillaban en la luz del sol. Sus bocas se abrieron ligeramente, revelando sus dientes afilados. Estaban listas para atacar, y nada parecía poder detenerlas.
Finn, que había viajado con Drex, había agudizado sus sentidos después de ver al lobo gris en acción. Su instinto le decía que algo no estaba bien. Miró a su alrededor, y sus ojos se fijaron en las serpientes que se acercaban con sigilo.
Su corazón comenzó a latir más rápido, y su pulso se aceleró. Finn sabía que debía actuar rápido para proteger a Kaeli. Se volvió hacia ella, y la agarró de la mano.
"Kaeli, tenemos que irnos", susurró, su voz llena de urgencia.
Kaeli no entendía, pero tampoco se preocupó por lo que pasaba. Miró a Finn con confusión, pero no vio nada que la hiciera sentir alarmada.
Finn, sin embargo, sabía exactamente lo que estaba sucediendo. En su mente, recordó las palabras de Drex: "La vida es una lucha constante. Debes pelear por ella". Y en ese momento, supo que era su turno de pelear.
Pero no solo por sí mismo, sino por Kaeli. No permitiría que ella fuera la víctima. Ella era inocente, y no merecía morir. Finn se convenció de que debía protegerla a cualquier precio.
En su corazón, supo que era el momento de hacer lo que Drex había intentado enseñarle: sobrevivir a cualquier costo. Pero no como una ofrenda, sino como un guerrero que lucha por su vida y por la de aquellos que ama.
Finn seguía corriendo, su objetivo era la aldea. Sabía que allí estaba Drex, y que él era el único que podía hacer frente a las serpientes. Pero las serpientes eran depredadores expertos, y no tenían intención de perder tiempo en una persecución prolongada.
En esta ocasión, no disfrutarían de la caza, no tendrían paciencia para acechar y esperar. Su intención era atraparlos con rapidez, y probar esa suculenta carne que se les presentaba de manera tan tentadora.
Las serpientes aumentaron su velocidad, sus cuerpos se estiran y se acortaron, avanzando con una rapidez mortal. Finn podía sentir sus goznes de saliva y su respiración acelerada, sabía que estaban a punto de alcanzarlos.
Kaeli, todavía confundida, corría a su lado, sin entender lo que estaba sucediendo. Finn la agarró de la mano, intentando protegerla, y siguió corriendo hacia la aldea, hacia la única esperanza de supervivencia que tenían.
Finn sabía que no tenía margen para error. No llegarían a la aldea a tiempo, las serpientes los atraparían antes. Y si llegaban a la aldea, era casi seguro que la destruirían. La imagen de Kaeli muerta, de la aldea en ruinas, lo llenó de una determinación férrea.
En su mente, una decisión se formó con claridad. Dejaría que Kaeli llegara a la aldea sana y salva, aunque fuera a costa de su propia vida. No podía permitir que ella pereciera, no podía permitir que la aldea fuera destruida.
"Ve a la aldea", le dijo a Kaeli, su voz baja y firme. "Dile a Drex que vale la pena pelear por sobrevivir".
Kaeli se detuvo, confundida, no entendiendo lo que estaba sucediendo. Pero Finn la miró con una intensidad que la hizo temblar.
"Ve", le gritó, su voz llena de desesperación. "Si de verdad me amas, ve".
Kaeli asintió, aunque no entendía. Pero algo en la mirada de Finn la hizo creer que debía hacerlo. Asintió de nuevo, y se lanzó a correr hacia la aldea, sin mirar atrás.
Finn la miró ir, un destello de tristeza en sus ojos. Sabía que podría ser la última vez que la viera. Pero estaba dispuesto a pagar ese precio por su supervivencia.
Kaeli llegó a la aldea con desesperación en el corazón. Debía encontrar a Drex, debía entregarle el mensaje de Finn. Era la única manera de demostrar el tamaño de su amor, de hacer que Finn supiera que lo había escuchado.
Corrió por las calles de la aldea, buscando a Drex por todas partes. Finalmente, lo vio en lo alto de una rama de árbol, observando el entorno con su mirada aguda.
Kaeli se lanzó hacia el árbol, subiendo las ramas con una agilidad que no sabía que tenía. Drex la miró con sorpresa, pero Kaeli no se detuvo.
"Finn...", gritó, su voz temblando de emoción. "Me pidió que te dijera algo".
Drex la miró con curiosidad, y Kaeli continuó.
"Me dijo que te dijera que vale la pena pelear por sobrevivir", dijo, sus palabras saliendo con rapidez. "Que es importante luchar por la vida".
Pero en lugar de la expresión seria que Kaeli esperaba, el rostro de Drex se deformó entre pánico e ira. Su mirada se intensificó, y su mano se cerró alrededor de la muñeca de Kaeli con una fuerza que la hizo gritar de dolor.
"¿Dónde está Finn?", le gritó Drex, su voz llena de furia. "¿Qué le ha pasado?"
Kaeli se asustó, no sabía qué decir. La mirada de Drex la intimidaba, y su mano la estaba aplastando.
"No... no lo sé", balbuceó, tratando de liberarse de su agarre. "Me dijo que viniera aquí, que te dijera eso..."
Drex la miró con desesperación.
Kaeli se asustó, no sabía qué decir. La mirada de Drex la intimidaba, y su mano la estaba aplastando. Pero entre el dolor, logró articular algunas palabras.
"V-víamos corriendo del bosque", balbuceó. "Finn se detuvo y me dijo que te dijera eso... que vale la pena pelear por sobrevivir".
Drex la miró con desesperación, y Kaeli supo que algo estaba muy mal. La mano de Drex se relajó un poco, y Kaeli pudo respirar de nuevo.
"¿Dónde se quedó?", preguntó Drex, su voz aún llena de furia, pero con un toque de urgencia.
Kaeli indicó con la mano, hacia el bosque. "Allí... cerca de un árbol grande".
Drex procesó la información rápidamente, y sin decir nada más, se lanzó hacia el bosque. Kaeli lo vio desaparecer en la distancia, y solo un momento después, escuchó un ruido fuerte, como si un árbol se hubiera hecho pedazos.
Miró hacia el bosque, y vio que un árbol había sido aplastado, su tronco roto y su copa hecha pedazos. Sabía que Drex había utilizado su habilidad de movimiento, y que era su manera de llegar a Finn.
Kaeli se quedó allí, sola y asustada, sin saber qué pasaría a continuación.
Drex corría a toda velocidad entre los árboles, sin notar cómo su resistencia bajaba por el uso de su habilidad de movimiento. Estaba enfocado en encontrar a Finn, y todos sus sentidos estaban alerta para detectar cualquier ruido u olor que lo llevara a su amigo.
De repente, un olor a sangre llegó a sus narices, y Drex se detuvo en seco. Su corazón se aceleró, y su mente se llenó de imágenes horribles. No podía pensar con claridad, la rabia y el miedo lo consumían.
Drex se acercó a la zona donde había detectado el olor a sangre y vio que estaba fresca en el suelo. El olor era familiar, lo había sentido antes. Olía a serpiente.
Eso debería haberlo tranquilizado un poco, pero en lugar de eso, lo preocupó más. Sabía que las serpientes eran depredadores mortales, y que Finn no estaba preparado para enfrentarlas solo.
La imaginación de Drex se desbordó con imágenes de Finn herido o muerto, y su rabia y miedo se intensificaron. Se lanzó hacia adelante, listo para encontrar a Finn y protegerlo a cualquier precio.
Drex se detuvo un momento, intentando calmarse y recuperar su compostura. Sabía que la rabia y el miedo no lo ayudarían a encontrar a Finn, y que necesitaba enfocarse para seguir adelante.
Trató de relajarse, respirando profundamente e intentando calmar su mente. Sus sentidos, que habían estado obnubilados por la furia, comenzaron a funcionar de nuevo.
Sus oídos notaron un ruido lejano, un sonido de alguien corriendo. Sin dudar, Drex se lanzó hacia el ruido, su corazón latiendo con esperanza.
Quizás era Finn, quizás estaba vivo. Drex no se detuvo a pensar en las consecuencias, solo siguió adelante, impulsado por su deseo de encontrar a su amigo.
La corriente de agua de un arroyo se interponía en su camino, pero Drex no se detuvo. Se lanzó sobre ella, saltando con agilidad y continuando su persecución.
El ruido de la persona corriendo se estaba acercando, y Drex podía sentir que estaba cerca. Su corazón latía con emoción, y sus sentidos estaban alerta para detectar cualquier movimiento.
Drex siguió adelante, su visión enfocada en encontrar a Finn. De repente, vio a la primera serpiente, herida solo un poco, sangrando de la boca. Él pensó lo peor, y su rabia se intensificó.
Ni siquiera dudó, no hubo estrategia, solo violencia pura. Se lanzó hacia la serpiente con una furia bestial, sus garras extendidas y listas para atacar.
La serpiente apenas pudo notarlo antes de que Drex la agarrara, su cuerpo se estremeció en una débil intentona de escapar, pero era demasiado tarde. Drex la sujetó con fuerza, su mirada fija en la serpiente con una intensidad que parecía quemar.
Y en un instante, la serpiente había perdido la vida en las garras de Drex. Su cuerpo se relajó, y Drex lo arrojó a un lado, sin siquiera mirarlo.
No había tiempo para reflexionar, no había tiempo para sentir remordimiento. Drex seguía adelante, listo para encontrar a las demás serpientes y vengar a Finn, si es que aún era posible.
Drex siguió el rastro hasta que llegó a un claro. Al salir de los árboles, se encontró con una imagen horrible. Las dos serpientes jalaban el cuerpo de Finn, una mordiendo su brazo y la otra su pierna.
La mente de Drex se puso en blanco. No podía creer lo que estaba viendo. Su amigo, su hermano, estaba siendo devorado por esas criaturas.
No hubo respuesta, no hubo movimiento. La escena se congeló en el tiempo, y la mente de Drex se quedó sin aliento…
(Fin de la escena de Drex)
(Volvemos a la historia de Finn)
Finn se había detenido para que Kaeli escapara, sabiendo que las serpientes lo atraparían pronto. Se preparó para el impacto, cerrando los ojos y esperando a que las criaturas lo atacaran.
Pero cuando volteó a enfrentar a las serpientes, algo cambió en su interior. Ya no estaba dispuesto a rendirse. Había visto a Kaeli escapar, y sabía que debía sobrevivir para protegerla.
Ya tenía la decisión de hacer hasta lo imposible por sobrevivir. Se enfureció, su corazón latiendo con fuerza, y se lanzó contra las serpientes con una determinación que nunca había sentido antes.
Las serpientes lo atacaron, pero Finn estaba listo. Se defendió con todas sus fuerzas, luchando por cada respiración, por cada momento de vida.
No sabía si podría sobrevivir, pero estaba dispuesto a intentarlo. Por Kaeli, por su propia vida, por la aldea. No se rendiría sin luchar.
Las serpientes atacaron con fuerza, sus colas golpeando el suelo con un sonido ominoso. Pero en su éxtasis por el hambre y el deseo de comer al Kobold, se estorbaban entre sí. Sus cuerpos se entrelazaban, sus cabezas se chocaban, y por un momento, se distraen de su presa.
Finn aprovechó la oportunidad. Sacó su cuchillo, el mismo que utilizaba para cortar plantas en el bosque, y lo lanzó con precisión hacia una de las serpientes.
El cuchillo se clavó dentro de la boca de la serpiente, causando un grito de dolor y rabia. La serpiente se retorcía en el suelo, su cuerpo estremeciéndose en una agonía mortal. La otra serpiente se detuvo, sorprendida, y Finn se lanzó hacia ella, listo para atacar de nuevo.
La serpiente herida intentaba sacar el cuchillo de su boca, pero no podía. Estaba atrapada, y su dolor era inmenso. La otra serpiente, enfurecida, se lanzó hacia Finn con una fuerza aún mayor.
Pero Finn estaba listo. Había ganado un poco de tiempo, y ahora era su oportunidad de escapar.
Finn sabía que debía alejar a las serpientes de la aldea, y su mejor oportunidad era huir. No podía enfrentarlas en una batalla directa, pero si podía llevarlas lejos de los Kobolds inocentes, tendría una chance de sobrevivir.
Así que tomó rumbo hacia el arroyo y el claro que se encontraban más adelante. Sabía que los árboles no serían una ventaja, pero el arroyo y el claro le darían una oportunidad de escapar.
Corrió como si su vida dependiera de ello, y, de hecho, así era. La serpiente herida no pudo seguir el ritmo, y solo las dos restantes lo siguieron.
Finn podía escuchar el sonido de sus colas golpeando el suelo, y el susurro de sus voces. Sabía que estaban cerca, pero no se detuvo a mirar atrás. Siguió corriendo, su corazón latiendo con fuerza, y su respiración agitada.
El arroyo se acercaba, y Finn podía ver el claro más adelante. Si podía llegar allí, tendría una chance de escapar. Pero las serpientes estaban cerca, y no se detendrían hasta haberlo capturado.
Finn se enfureció, y corrió con aún más fuerza. No iba a dejar que las serpientes lo atraparan. No iba a dejar que mataran a sus amigos. Siguió corriendo, con toda su vida dependiendo de ello.
Finn logró llegar al arroyo, y con un salto ágil, cruzó el agua corriente. Las serpientes se detuvieron en la orilla, mirándolo con ojos feroces. Finn sabía que no se detendrían, que seguirían adelante sin importar el peligro.
Pero Finn había ganado ventaja, y se separó de las serpientes. No se detuvo a mirar atrás, sabía que debía seguir adelante. El claro se acercaba, y Finn podía ver el terreno a su favor.
Las serpientes, sin embargo, no desistieron. Siguen adelante, sin importar el peligro, sin importar el precipicio que hay abajo.
Pero Finn estaba preparado. Con su ventaja, llegó al claro y se lanzó hacia el centro. El terreno era irregular, con rocas y árboles que podían ser utilizados a su favor.
Finn sabía que debía usar el terreno para protegerse, para evitar que las serpientes lo atraparan. Se lanzó hacia una roca grande, y se escondió detrás de ella. Las serpientes llegaron al claro, y se detuvieron, mirando alrededor.
Finn sabía que no podía permanecer escondido por mucho tiempo. Debía encontrar una forma de derrotar a las serpientes, de protegerse a sí mismo y a su aldea. Pero por ahora, estaba a salvo, y eso era todo lo que importaba.
Finn por fin veía la meta de sobrevivir muy cerca. Había logrado llevar a las serpientes lejos de la aldea y ahora solo necesitaba encontrar una forma de derrotarlas. Pero las serpientes no iban a dejarlo escapar tan fácilmente.
Se acercaron a él, sus ojos brillando con hambre y sed de sangre. Finn sabía que debía esconderse, pero no había dónde. Las serpientes lo rodearon, sus cuerpos sinuosos y peligrosos.
La batalla comenzó. Las serpientes atacaron sin piedad, sus dientes afilados y venenosos. Finn se esforzó por esquivar y cubrirse, pero era difícil. Las serpientes eran depredadores experimentados y él era solo una presa débil.
A pesar de que las serpientes se estorbaban entre sí, su éxtasis por la caza era demasiado fuerte. No se detenían, no se cansaban. Finn, por otro lado, estaba agotado. Su resistencia era evidente y las serpientes lo sabían.
Se lanzaron hacia él con aún más fuerza, sus ataques más precisos y letales. Finn se defendió con todas sus fuerzas, pero sabía que no podía durar mucho más. Las serpientes eran demasiado poderosas, demasiado rápidas.
Finn se preparó para el impacto final, sabiendo que su tiempo se estaba acabando. Pero de repente, escuchó un ruido detrás de él. Un ruido que podría cambiar el curso de la batalla…
Pero ese sentimiento de esperanza fue su peor error. Olvidó que no estaba en una historia con final feliz. El descuidarse por esa esperanza hizo que las serpientes lo atraparan. Una se agarró a su brazo, la otra a su pierna.
Sintió lo afilado de sus dientes de la peor manera. No pudo gritar, se quedó mudo por el dolor. La agonía era inmensa, y Finn sintió el horror de ser devorado vivo.
Las serpientes comenzaron a retorcerse, a forcejear para desgarrar su carne. Finn sentía como estaba siendo desmembrado, y su mente se llenó de una oscuridad total.
La última cosa que vio fue la cara de Kaeli, sonriendo y feliz. Luego, todo se volvió negro.
Drex se congeló en el instante de ver la escena de su amigo. Su mente se quedó sin aliento, y su cuerpo se paralizó de horror. Pero su ira de bestia no tardó en reanudarse, y su estado desenfrenado volvió con fuerza.
Su velocidad explotó, y se lanzó hacia las serpientes con una ferocidad sin igual. Atacó a la que tenía el brazo de su amigo con todas sus fuerzas, sujeto su boca con sus garras y arrancó la parte superior de la mandíbula.
La serpiente gritó de dolor y terror, su cuerpo se retorció en una agonía mortal. Drex no se detuvo, siguió atacando con una furia sin límites, desgarrando la carne de la serpiente con sus garras afiladas.
La segunda serpiente sintió en su piel y corazón el miedo y la frustración al ver tal bestia matando a su compañera. Instintivamente sabía que ahora ella era la presa y la bestia el depredador. Soltó la pierna de Finn e intentó huir, pero falló.
Drex la alcanzó en un instante, y la sujetó con sus garras. La serpiente intentó defenderse, pero era demasiado tarde. Drex la desgarró con sus garras, y la serpiente probó el deleite de ser presa de la peor bestia.
La batalla había terminado, y Drex había salido victorioso. Las serpientes, que habían parecido tan poderosas y temibles momentos antes, ahora yacían inertes en el suelo, sus cuerpos desgarrados y mutilados.
Drex se acercó a Finn, que yacía en el suelo, herido y débil. La bestia se detuvo a su lado, y lo miró con una expresión de preocupación y compasión. Podía ver que su amigo estaba sufriendo, y que necesitaba ayuda lo antes posible.
Con una expresión de determinación, Drex agarró a Finn con su boca, cuidadosamente para no herirlo más, y lo acomodó en su espalda. Quería llevarlo rápido a la aldea para curar sus heridas.
Drex comenzó a correr, su velocidad y fuerza permitiéndole llevar a su amigo con facilidad. La bestia estaba decidida a salvar a Finn, y no se detendría hasta que estuviera a salvo y curado.
La escena era sombría y macabra, con las serpientes muertas en el suelo y Finn herido en la espalda de Drex. Pero a pesar de la gravedad de la situación, Drex parecía relajado, como si hubiera encontrado una sensación de paz y tranquilidad después de vengar a su amigo.
La victoria de Drex había sido total y absoluta, y había demostrado una vez más su fuerza y su poder. Pero también había mostrado su lado más humano, su capacidad para amar y proteger a los que le importaban.
Drex corrió hacia la aldea, determinado a salvar a su amigo y a hacer todo lo posible para curar sus heridas.
Mientras llevaba a Finn en su espalda, el Kobold comenzó a recuperar un poco la conciencia. Abrió los ojos, y miró hacia arriba, hacia el lobo que lo sostenía. Una sonrisa débil se formó en su rostro, y habló con una voz débil: "Así se siente pelear para sobrevivir". Drex no respondió, pero su expresión cambió, mostrando una mirada de comprensión y empatía. Siguieron corriendo hacia la aldea, listos para enfrentar lo que venga después.