Capítulo 5
¡¡Yo soy el destructor!!
Drex y Finn emergieron de la densa vegetación y vieron la aldea por primera vez. La pequeña comunidad se extendía ante ellos, con solo unas pocas construcciones dispersas alrededor de la mina. Drex se desilusionó un poco al ver que no era tan grande como había esperado, pero su entusiasmo por conocer el lugar no se apagó.
"Es... pequeña", dijo Drex, intentando contener su decepción.
Finn se río. "Sí, pero es hogar para muchos", respondió, sonriendo. "Y es un buen lugar para empezar de nuevo".
Drex asintió, mirando la aldea con nuevos ojos. La verdad era que cualquier lugar que fuera seguro y acogedor era mejor que la vida en el bosque oscuro y tenebroso. Y la aldea parecía tener algo especial, algo que llamaba a su corazón.
"Vamos a entrar", dijo Drex, poniéndose en marcha hacia la aldea. "Quiero conocer a los demás".
Finn lo siguió a distancia, su expresión más seria. "Recuerda, Drex", dijo, con su voz baja y cautelosa. "No destruyas nada, no hagas daño a nadie. Prometiste que solo querías ayudar".
Drex se detuvo y se volvió hacia Finn, su rostro iluminado por una sonrisa sincera. "Lo prometo, Finn. Solo quiero ayudar. Quiero hacer lo correcto por una vez".
Finn lo miró fijamente durante un momento, luego asintió y Drex continuó hacia la aldea.
La gente de la aldea casi corría a refugiarse al ver a Drex, un cachorro de lobo, acercarse a la entrada. Pero su terror se incrementó cuando notaron que un pequeño Kobold, Finn, venía con él. La presencia de Finn no los tranquilizó en absoluto, ya que nadie venía a su aldea sin una buena razón.
De repente, cinco Kobolds que parecían ser guardias salieron de la aldea, aunque parecían débiles y mal equipados. Llevaban picos y palas como armas, y sus ojos parecían más temerosos que valientes.
"¿Qué queréis?", preguntó uno de los guardias, intentando sonar firme, pero su voz temblaba ligeramente.
Drex se detuvo y miró a los guardias con curiosidad. No entendía por qué estaban tan asustados. Solo quería ayudar.
Finn, sin embargo, parecía entender mejor la situación. Se acercó a Drex y le susurró al oído: "Recuerda, no te metas en problemas. No queremos herir a nadie".
Drex asintió y se mantuvo quieto, esperando a que los guardias decidieran qué hacer con ellos.
Finn, con la voz temblorosa, se adelantó y habló: "Soy... soy Finn, la ofrenda que se envió al bosque. He regresado con ayuda para la aldea".
Los guardias se miraron entre sí, dudando. No entendían cómo era posible que Finn estuviera vivo y que hubiera regresado con un... un lobo.
"Pero... pero ¿por qué no estás muerto?", preguntó uno de los guardias, su voz llena de desconfianza. "¿Por qué has traicionado a la aldea y has traído a este... a este depredador para destruirnos?"
Finn se encogió de hombros, intentando calmar la situación. "No, no es así. Drex no es un depredador. Ha venido para ayudarnos. Lo juro".
Los guardias se miraron entre sí de nuevo, y esta vez su expresión era más dura que antes. Parecían haber tomado una decisión.
"No creemos en tus palabras, Finn", dijo el guardia principal. "Eres un traidor. Y este... lobo es un monstruo. Lo detendremos antes de que haga daño a nuestra aldea".
Drex, que había estado quieto hasta ahora, se levantó de pie, su cola moviéndose ligeramente. Parecía estar preparado para defenderse.
Drex sabía que algo así sucedería. Por eso, en el camino, había pensado en varias soluciones. Dado que conocía un poco la situación y la forma de pensar de los Kobolds, se le ocurrió un plan que pensaba que sería el mejor rumbo a tomar.
Se acercó a los guardias, su cola moviéndose ligeramente, y comenzó a hablar en un tono calmado y respetuoso. "Escuchen, guardias. Entiendo que estén asustados, pero no hay necesidad de violencia. Finn me ha contado sobre la situación de la aldea y creo que puedo ayudar".
Los guardias se miraron entre sí, sorprendidos por la capacidad de hablar de Drex. Uno de ellos se adelantó, su pico levantado en una pose defensiva. "¿Qué sabes sobre nuestra aldea?", preguntó.
Drex se detuvo un momento, pensando en cómo presentar su plan. "Sé que la aldea está sufriendo. Sé que la mina está vacía y que no hay suficiente comida. Pero también sé que hay una solución. Una solución que puede beneficiar a todos".
Los guardias se miraron entre sí de nuevo, pero su expresión no cambió. No creían en Drex. Uno de ellos gritó: "¡Guardias! ¡Traigan más hombres! ¡Tenemos un problema aquí!"
De inmediato, se escucharon pasos acercándose. Más Kobolds, armados y listos para luchar, se acercaban a la escena.
Drex le susurró a Finn, "Lo siento, de verdad lo intenté". Finn sintió un miedo que recorrió su cuerpo al darse cuenta de que la situación se estaba descontrolando.
Drex se puso en modo ataque, su voz se volvió más fuerte y amenazante. "Soy el Destructor de la Aldea, el que la profecía menciona. Deben cumplir todas mis peticiones o no tendré piedad y comenzaré la destrucción".
Los Kobolds se detuvieron en seco, sus ojos llenos de terror. Finn también se asustó, sabía que Drex estaba mintiendo, pero su actuación era convincente. Drex sabía que era la única forma de hacer que estos Kobolds le hicieran caso.
Los Kobolds aterrados se arrodillaron y dijeron en coro: "Somos la ofrenda, perdona la aldea".
Al voltear, Drex vio que Finn también estaba arrodillado, sus ojos castigos y su voz temblorosa al repetir la oración. Drex se sintió un poco incómodo al ver a su amigo en esa posición, pero sabía que era necesario para salvar la aldea.
La escena era surrealista, los Kobolds y Finn arrodillados, suplicando piedad a Drex, que se mantenía erguido, su fachada de "Destructor de la Aldea" intacta.
Con una sonrisa astuta, Drex siguió jugando su papel de "Destructor de la Aldea". "Voy a permitir que vivan", dijo, "pero solo si se cumple con mis demandas. Lo llevarán con el líder de la aldea, y allí decidiré qué sucede a continuación".
Los Kobolds, todavía aterrados, asintieron y comenzaron a guiar a Drex hacia el centro de la aldea. Finn se atrasó un momento, pero Drex lo llamó: "Finn, ven aquí. No te quedes atrás".
Finn se apresuró a unirse a Drex, su rostro pálido por la preocupación. ¿Qué pasaría a continuación? ¿Qué demandas tendría Drex para el líder de la aldea? Y ¿qué reacción tendría el líder cuando supiera que un lobo y un Kobold que había sido enviado como ofrenda estaban ahora tomando el control?
Al llegar al centro de la aldea, Drex y Finn se enfrentaron al líder de los Kobolds. Era un Kobold de mediana edad, robusto y con una presencia imponente. Su cuerpo era más musculoso que el de los demás Kobolds, y su rostro mostraba una expresión de autoridad y experiencia.
Al ver a Drex y Finn, el líder Kobold se arrodilló de inmediato, su cuerpo se estremeció y su voz tembló al decir: "Somos la ofrenda, perdona la aldea".
Drex se sintió un poco incómodo al ver al líder Kobold en esa posición, pero sabía que era necesario para mantener la fachada de su poder. Finn, por otro lado, parecía estar empezando a relajarse un poco, ya que la situación parecía estar bajo control.
El líder Kobold se mantuvo arrodillado, esperando a que Drex hablara y revelara sus demandas.
Drex, con una actitud pedante y arrogante, comenzó a enumerar sus demandas. "Viviré en esta aldea", dijo, su voz firme y autoritaria. "Y se me concederá acceso a todo el conocimiento y sabiduría que posean sobre cualquier tema que yo pregunte".
Luego, su mirada se intensificó y su voz se volvió más severa. "Y por supuesto, los sacrificios están prohibidos de inmediato".
El líder Kobold asintió apresuradamente, todavía arrodillado. "Sí, sí, se cumplirá con sus demandas. Lo que quiera, lo tendrá".
Drex sonrió, satisfecho con la respuesta del líder Kobold. Pero en su mente, una voz le preguntaba: ¿Durante cuánto tiempo podría mantener esta fachada? ¿Y qué pasaría cuando los Kobolds descubrieran que no era el "Destructor de la Aldea" que decía ser? ¿Podría seguir controlando la situación o todo se desmoronaría al final?
Después de unos días en la aldea, Drex se encontró sumergido en la cultura y tradiciones de los Kobolds. Aprendió sobre sus habilidades en la extracción de materiales y la confección de medicinas, lo que lo fascinó por su ingenuidad y creatividad.
Pero lo que más llamó su atención fue ver a Finn felizmente unido a una Kobold llamada Kaeli. Ella era un Kobold con un pelaje suave y grisáceo, y ojos brillantes que parecían contener un mundo de sabiduría. Su sonrisa era cálida y acogedora, y su presencia parecía calmar a Finn de una manera que Drex nunca había visto antes.
Kaeli era un Kobold habilidoso en la confección de medicinas y remedios, y pasaba horas trabajando en la aldea, creando remedios para los Kobolds enfermos o heridos. Finn la admiraba por su dedicación y su compasión, y Drex podía ver que el sentimiento era mutuo.
La forma en que Finn y Kaeli se miraban, la forma en que se tocaban, era como si estuvieran hechos el uno para el otro. Drex se sintió un poco nostálgico, sintiendo una ligera envidia por la conexión que Finn había encontrado con Kaeli. Se preguntó qué sería tener alguien que lo amara y lo aceptara como era, pero se guardó sus pensamientos para sí mismo, alegrándose por su amigo.
Drex había aprendido casi todo lo disponible en la aldea, desde la extracción de materiales hasta la confección de medicinas. Sin embargo, notó que los Kobolds no tenían un mapa detallado de la región ni mucho conocimiento sobre el bosque y sus alrededores.
Pero hubo algo que llamó su atención. Al parecer, de vez en cuando se ven humanos en la zona. Los Kobolds hablaban de ellos en voz baja, con una mezcla de temor y miedo. Drex se sintió intrigado, ¿qué hacían los humanos en esas tierras? ¿Y por qué los Kobolds parecían tan nerviosos al hablar de ellos?
Se acercó a Finn y Kaeli, que estaban trabajando en una nueva receta de medicina. "¿De verdad se ven humanos por aquí?", preguntó Drex, intentando parecer casual.
Finn y Kaeli se miraron entre sí, y su expresión se volvió sombría. Finn susurró: "Sí, a veces. Pero es mejor no hablar de eso. Los humanos son... peligrosos".
Kaeli asintió, su voz temblorosa. "Cazan cosas peligrosas. Criaturas que nos podrían dañar. No queremos llamar su atención".
Drex se sintió aún más intrigado. El miedo de Finn y Kaeli era palpable, y se daba cuenta de que los Kobolds vivían en constante vigilancia, temiendo ser descubiertos por los humanos.
Drex no descubrió mucho sobre los humanos, ya que los Kobolds parecían evitarse hablar de ellos. Decidió hablar con el líder Kobold, que le explicó que llevaba poco tiempo en el cargo y que solo conocía leyendas de los antiguos líderes.
Drex, curioso, preguntó sobre la ofrenda que habían hecho cuando llegó a la aldea. El líder Kobold se miró alrededor nerviosamente antes de responder.
"La ofrenda... es una tradición antigua. Se dice que una serpiente atacó a un Kobold hace mucho tiempo, y después de comer, se fue pacíficamente. Los antiguos líderes creyeron que era un signo de que la serpiente estaba satisfecha con nuestra aldea y que no nos atacaría más".
Drex escuchó atentamente, pero no pudo evitar ver la historia de una manera más pragmática. "Una serpiente se comió a un Kobold y luego se fue. Es solo una comida, no un presagio".
El líder Kobold lo miró con una mezcla de sorpresa y asombro. "Pero... pero es un signo de que la naturaleza acepta nuestra presencia aquí. Un signo de que estamos en armonía con el mundo natural".
Drex sonrió, pero no dijo nada más. No quería herir los sentimientos del líder Kobold, pero no podía evitar pensar que la historia era solo una explicación para algo que era simplemente una parte de la naturaleza.
Drex les ayudó a conseguir comida, y los Kobolds pensaron que era para engordarlos como ganado, preparándolos para el sacrificio. Pero lo que Drex no sabía era que los Kobolds estaban de acuerdo con este plan, pensando que, si parecían más apetitosos, Drex los sacrificaría y así salvaría a la aldea de su destrucción.
Mientras Drex les enseñaba técnicas de caza y recolección, los Kobolds se esforzaban por comer bien y parecer robustos, pensando que así aumentarán sus posibilidades de ser elegidos como sacrificio. Drex, sin embargo, disfrutaba del malentendido, pensando que los Kobolds estaban simplemente contentos de tener comida abundante.
"Finn, Kaeli, están creciendo mucho", dijo Drex un día, sonriendo. "Me alegra ver que están bien".
Finn y Kaeli se miraron entre sí, sonriendo nerviosamente. "Sí, señor", respondió Finn. "Estamos... estamos tratando de estar en el mejor estado posible".
Drex no se dio cuenta de la verdad detrás de sus palabras, pero los Kobolds sabían que estaban jugando un juego peligroso. Si parecían lo suficientemente apetitosos, Drex los sacrificaría y la aldea estaría a salvo. Pero si no funcionaba, la consecuencia podría ser terrible.
En un lugar cercano a la aldea de los Kobolds, había un hábitat de serpientes que tenían un apetito insaciable por la carne de Kobold. Cada mes, sin fallo, las serpientes encontraban un Kobold vagando por el bosque, lo que les proporcionaba una fuente de alimento fiable.
Pero ese mes, algo había cambiado. No había aparecido ningún Kobold en el bosque, y las serpientes estaban empezando a sentir el hambre. Se estaban hartando de gusanos y arañas, pero no era lo mismo que la carne suave y jugosa de un Kobold.
Las serpientes se estaban volviendo cada vez más agresivas, impulsadas por su instinto de caza y su deseo de carne de Kobold. Sus ojos estaban siempre atentos a cualquier movimiento en el bosque, buscando a su próxima presa.
La falta de Kobolds en el bosque había desencadenado un estado de agotamiento y agresividad en las serpientes, que seguían sus instintos con mayor intensidad que nunca. Estaban listas para atacar a cualquier Kobold que se acercara a su territorio.
En la aldea de los Kobolds, Drex había llegado recientemente, y los Kobolds estaban intentando parecer más apetitosos para ser elegidos como sacrificio y salvar a su aldea. Pero las serpientes no sabían nada de esto, solo sabían que estaban hambrientas y que necesitaban encontrar a su próxima presa.