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Chapter 4 - Capítulo 3

Capítulo 3

"El sacrificio del bosque"

Una semana había pasado desde que Drex se encontrara en el bosque, sin saber cómo ni por qué. La soledad y la desesperación comenzaban a consumirlo, pero su instinto de supervivencia lo mantenía en marcha. Todavía no había encontrado una fuente de comida fiable, por lo que cada día era una lucha para encontrar algo que le permitiera seguir adelante.

Drex caminaba por el bosque, sus ojos escaneando el suelo en busca de cualquier signo de vida. Había aprendido a reconocer los hábitats de los animales del bosque, y sabía que los lugares con mayor probabilidad de encontrar comida eran cerca de los ríos y arroyos. Sin embargo, también sabía que esos lugares eran los más peligrosos, ya que eran el hogar de depredadores más grandes y más feroces.

De repente, vio algo que lo hizo detenerse en seco. Un animal pequeño, con un pelaje desigual y desgastado, estaba sentado en una roca cerca del arroyo. Su pelaje era de un color marrón oscuro, con manchas claras y oscuras que parecían haberse desvanecido con el tiempo. Sus ojos eran grandes y expresivos, con una mirada intensa que parecía mirar más allá del bosque. Drex se sintió intrigado, no sabía qué era ese animal ni de dónde venía. Su forma era tan extraña que parecía sacada de un mundo diferente.

Drex se acercó lentamente, intentando no hacer ruido, mientras observaba al animal con interés. El animal, por su parte, parecía completamente ajeno a la presencia de Drex, y seguía sentado en la roca, mirando hacia el arroyo con una expresión seria.

Mientras observaba al animal, los pensamientos de Drex se centraron en su necesidad de comida. ¿Sería posible comerse esa cosa? ¿A qué sabría? ¿Sería tan débil como parecía? Drex había comido cosas más extrañas en el bosque, pero nunca había visto algo como ese animal. Su pelaje desgastado y sus ojos intensos parecían sugerir que era más fuerte de lo que parecía.

Drex se acercó un poco más, intentando evaluar la fuerza del animal. Parecía pequeño, pero Drex había aprendido que no siempre el tamaño era un indicador de la fuerza. Algunos de los animales más pequeños del bosque eran también los más venenosos y peligrosos.

Mientras pensaba en cómo abordar al animal, Drex notó que este seguía sentado en la roca, sin mostrar señales de temor o agresividad. De hecho, parecía completamente ajeno a la presencia de Drex, como si estuviera perdido en sus propios pensamientos.

Drex se sintió un poco confundido. ¿Por qué no se estaba defendiendo el animal? ¿No sabía que era una presa potencial? La curiosidad de Drex creció, y se acercó un poco más, intentando evaluar la situación.

De repente, el olfato agudo de Drex detectó un olor familiar, uno que le llenó de recelo. Una serpiente. La tercera que encontraba en el bosque. Recordó las dos veces anteriores que había tenido que luchar contra ellas, y cómo había salido herido y exhausto. No era un combate que estuviera ansioso por repetir.

Mientras escuchaba el susurro del viento, Drex también percibió el ligero crujido de hojas y ramas que indicaba la presencia de la serpiente. Estaba cerca, y probablemente había detectado al animal sentado en la roca.

Drex se detuvo, indeciso. ¿Debía intervenir? La naturaleza del bosque era cruel y despiadada, y la depredación era una parte natural de la vida. ¿Por qué debía arriesgar su propia vida para salvar a un animal desconocido?

Pero algo en la postura del animal, en su quietud y determinación, llamó la atención de Drex. No parecía temer a la serpiente, ni siquiera parecía darse cuenta de su presencia. Era como si estuviera en un mundo propio, ajeno a los peligros que lo rodeaban.

De repente, el oído agudo de Drex, mejorado gracias a su adaptación en el bosque, detectó algo que lo hizo detenerse en seco. El animal sentado en la roca estaba hablando. No, no era exactamente eso. Drex no podía entender el lenguaje del animal, pero de alguna manera, podía comprender lo que decía.

Drex se sintió sorprendido y fascinado al mismo tiempo. ¿Cómo era posible? ¿Qué habilidad extraña le permitía entender a este ser desconocido?

El animal seguía hablando, sin parecer darse cuenta de la presencia de Drex. Sus palabras eran como un susurro, pero Drex podía sentir la emoción detrás de ellas. Era un lenguaje que no entendía, pero que, de alguna manera, le hablaba directamente al corazón.

Drex se sintió hipnotizado. Quería saber más sobre este ser, sobre su lenguaje y su mundo. Estaba atento, intentando comprender cada palabra.

Mientras Drex estaba atónito por entender lo que decía la bestia sentada, se olvidó de la serpiente que se acercaba silenciosamente. De repente, la serpiente atacó, lanzándose hacia el Kobold que seguía sentado en la roca, sin parecer darse cuenta del peligro que lo rodeaba.

Drex se dio cuenta demasiado tarde, pero su instinto lo llevó a actuar sin pensarlo. Se lanzó hacia adelante, interponiéndose entre la serpiente y el Kobold. La serpiente se detuvo en seco, sorprendida por la intervención de Drex, y por un momento, se quedó inmóvil.

Drex aprovechó ese momento para agarrar a la serpiente por la cabeza y darle un golpe mortal. La serpiente se desplomó en el suelo, muerta.

Drex se quedó jadeando, mirando al Kobold que seguía sentado en la roca, sin parecer haberse dado cuenta de lo que había sucedido. De repente, una voz en su mente le informó: "Has obtenido 100 puntos de experiencia. Has subido de nivel. Actualiza tus habilidades".

Pero Drex no se dio cuenta de la notificación. Estaba demasiado concentrado en el Kobold y en lo que había sucedido. Se acercó al Kobold, intentando entender mejor la situación. "¿Qué... ¿Qué pasó?", preguntó Drex, intentando hablar con el Kobold.

El Kobold se quedó petrificado, mirando a Drex con una expresión de shock y asombro. Su rostro había caído y parecía como si hubiera perdido la capacidad de hablar. No dijo nada, simplemente se quedó allí, inmóvil, como una estatua.

Drex se acercó un poco más, intentando entender qué pasaba. "¿Estás... bien?", preguntó, pero el Kobold no respondió.

De hecho, el Kobold parecía haberse vuelto una piedra, tan inmóvil y silencioso estaba. Drex se sintió un poco preocupado, ¿había pasado algo malo? ¿La serpiente había lanzado algún hechizo antes de morir?

Drex miró alrededor, intentando encontrar alguna explicación, pero no había nada. Solo el Kobold, inmóvil y silencioso, y la serpiente muerta en el suelo.

Drex, confundido y sin saber qué hacer o decir, decidió intentar tocar la cabeza del Kobold. La estatura del Kobold sentado era casi la misma que la de Drex, por lo que podía alcanzar su cabeza con facilidad.

Pero justo cuando Drex estaba a punto de tocar la cabeza del Kobold, este se arrodilló de repente y miró hacia arriba, con una expresión de resignación en su rostro.

"La hora ha llegado", dijo el Kobold con una voz firme, como si estuviera recitando un monólogo que había practicado muchas veces. "La hora del sacrificio. La hora de honrar a mi aldea".

Miró a Drex con una expresión de aceptación. "Soy la ofrenda, el que se entrega para que mi pueblo sobreviva. Es la ley de la naturaleza, la ley de la vida y la muerte".

Se inclinó hacia adelante, con la cabeza baja. "Te acepto, cazador mío, como el que me llevará a la eternidad. Es un honor ser tu presa, ser el sacrificio que garantice la supervivencia de mi aldea".

Drex se sintió desconcertado por la actitud del Kobold. ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Por qué el Kobold se ofrecía como sacrificio de esa manera?

Drex se quedó con la boca abierta, confundido por la actitud del Kobold. ¿Qué demonios estaba pasando aquí? Había salvado a este ser de la serpiente, y ahora el Kobold se ofrecía como sacrificio.

"¿Qué es lo que pasa aquí?", se preguntó Drex en su interior. "Lo salvé, y ahora quiere que lo mate. ¿Es que no entiende que lo salvé?"

Se miró las patas, como si esperara encontrar alguna respuesta allí. "Y, sin embargo, me parece... apetitoso. No, no, no", se corrigió a sí mismo. "No puedo permitirme tener antojos de este tipo. No es el primero que habla, no puedo dejar que mi hambre me controle".

Se llevó una mano a la cabeza, intentando ordenar sus pensamientos. "Hay algo más en juego aquí, algo que no entiendo. Debo aguantar el antojo, debo encontrar una manera de entender lo que pasa".

Miró al Kobold, que seguía arrodillado, con la cabeza baja. "¿Qué secreto escondes, pequeño?", se preguntó Drex. "¿Qué te hace querer morir de esta manera?"

"Soy Drex", dijo, intentando sonar lo más amistoso posible. "No sé a qué te refieres, pero mi intención no es matarte por ahora. A menos que seas peligroso, por supuesto".

El Kobold Finn, miró a Drex con una expresión seria. "Soy... Finn", dijo, con una voz débil. "Y estoy orgulloso de ser tu próxima presa, Drex. De esa manera, mi aldea estará a salvo".

Drex se sintió molesto por la respuesta de Finn. "¿Qué estás hablando?", preguntó, intentando contener su ira. Pero Finn siguió hablando, sin parecer darse cuenta del estado de Drex.

"Es un honor ser el sacrificio que garantice la supervivencia de mi aldea", dijo Finn, con una expresión de resignación.

Drex ya no pudo contener su ira. Con una movida rápida, le dio una cachetada a Finn con su pata delantera. Finn se tambaleó hacia atrás, sorprendido por el golpe.

"¡Deja de decir idioteces!", gritó Drex. "Contesta mis preguntas de manera seria. ¿Qué es lo que pasa con tu aldea? ¿Por qué crees que debes ser mi presa?"

Finn se cubrió la mejilla herida, mirando a Drex con una expresión de sorpresa y miedo. Pero Drex no se disculpó por su actitud. Siguió mirando a Finn con una expresión seria, esperando a que contestara sus preguntas.

Finn seguía cubriéndose la mejilla herida, mirando a Drex con una expresión de sorpresa y miedo. Pero a pesar de su terror, insistió en su actitud anterior.

"Es un honor ser tu presa, Drex", dijo, con una voz temblorosa. "De esa manera, mi aldea estará a salvo".

Drex se sintió como si estuviera al borde de la locura. No podía entender por qué Finn insistía en ser su presa, a pesar de que era evidente que tenía miedo a morir.

"¿Qué es lo que pasa contigo?", preguntó Drex, con una voz agitada. "¿Por qué insistes en ser mi presa? ¿No ves que no quiero matarte?"

Finn se inclinó hacia adelante, con una expresión de determinación. "Es por mi aldea", repitió. "Debo hacer esto para salvarlos".

Drex se sintió como si estuviera en un sueño pesadilla. No podía creer que Finn estuviera dispuesto a morir por su aldea, y que insistiera en ser su presa a pesar de su terror.

Casi sin darse cuenta, Drex agarró a Finn con su pata delantera, sujetándolo con fuerza. Finn se contorsiona en su mano, intentando liberarse.

"¡Basta!", gritó Drex, con una voz que temblaba de ira. "¡Basta de decirte que estás de acuerdo con morir! ¡No entiendo por qué insistes en esto!"

Finn miró a Drex con una expresión de miedo, pero aún insistió en su actitud anterior.

"Es por mi aldea", repitió, con una voz débil.

Drex se sintió como si estuviera al borde de la desesperación. Casi quería matar a Finn para terminar con la situación, pero algo en su interior se negaba a hacerlo.

Finn se contorsionó en la mano de Drex, intentando liberarse. Pero a medida que pasaban los segundos, su resistencia se debilitaba. Finalmente, se rindió y miró a Drex con una expresión de desesperación.

"Por favor", súplica, con la voz temblorosa. "Acaba con esto rápido. No puedo más".

Sus palabras estallaron en lágrimas, y Finn se desmoronó en la mano de Drex. Drex sintió un momento de vacilación, pero su ira y frustración habían llegado al límite.

Justo cuando estaba a punto de dar el golpe final, algo en su interior se detuvo. Recordó sus habilidades de cazador, y cómo había utilizado la psicología para atraer a sus presas.

En un momento de lucidez, se le ocurrió una idea. Bajó su voz y habló con un tono suave, pero firme.

"Finn, escucha", dijo. "Si no me respondes mis preguntas, no te comeré. Solo iré y destruiré tu aldea. Todos tus seres queridos perecerán".

Finn se detuvo en su llanto, y miró a Drex con una expresión de sorpresa. Su mente parecía estar luchando por entender la situación.

"¿Qué... qué quieres saber?", preguntó finalmente, con una voz débil.

Drex sonrió, aliviado de haber encontrado una solución. "Tengo tres preguntas para ti, Finn", dijo. "De dónde vienes, por qué crees que tu muerte salvará a tu aldea, y por qué repites lo mismo siempre. Responde a estas preguntas y te dejaré vivir".

Finn asintió, aún temblando. Drex esperó a que Finn comenzara a hablar, listo para escuchar la verdad detrás de su actitud.