༺ La Subyugación del Rey de los Muertos (4) ༻
Eva Ropenheim fue inmovilizada con los brazos extendidos.
Estaba en ese estado de recuperación de la conciencia después de haber sido golpeada por el maná oscuro.
Podía sentir los rastros persistentes del maná oscuro retorciéndose como gusanos debajo de su piel.
Hacía días que no podía lavarse, por lo que se sentía sucia.
Todo le parecía desagradable.
El Barón Ropenheim traía sopa cada dos días y le servía en la boca a Eva con el objetivo de alimentarla.
Ella tuvo que tomarse la sopa porque si no comía el Barón Ropenheim intentaría apretarle la garganta con su magia oscura y la obligaba a tomársela.
Ella no podía entender la situación.
¿El Barón Ropenheim es un Demonio? O tal vez se haya aliado con ellos ya que no parecía un Demonio.
Eva miró a su alrededor.
Ella fue encarcelada.
El lugar era un sótano subterráneo húmedo para criminales que cometían delitos en la mansión.
Una fuerte barrera, que rebosaba de maná oscuro, se había instalado en la entrada, impidiendo que la mayoría entrara o saliera.
Por eso Eva no pudo invocar a su Tigre Blanco familiar, Devon, para intentar escapar.
Había otra habitación con la puerta firmemente cerrada, donde estaban encerrados muchos niños.
Hace unos días, ella había presenciado cómo unos hombres a los que no reconocía empujaban a los niños hacia esa habitación.
Estos hombres habían mostrado interés en Eva, pero el Barón Ropenheim había intervenido por la fuerza.
Parecía haber una razón, y probablemente no era buena.
Entonces, ¿por qué el Barón Ropenheim estaba en connivencia con los demonios y reunía niños?
Experimentos humanos, o sacrificios por magia negra… tenía que ser algo así.
Eva sólo podía pensar en los peores escenarios y bajó la cabeza impotente.
"Isaac…"
El único en quien podía pensar era en su amado hermano menor.
La imagen del joven Isaac intentando impedir que ella se fuera la perseguía todas las noches.
Eva reflexionó sobre sus decisiones pasadas y vagó por sus pensamientos.
Ella había pensado que sólo se alejaría de su lado por unos años para asegurar un futuro mejor para Isaac.
Soportar los duros abusos y las miradas frías en la Baronía Ropenheim fue todo por el bien de Isaac.
Pero ahora ya no podría regresar.
Cualquiera que fuera el destino que le aguardaba, nunca volvería a ver a Isaac.
Este hecho la dejó insoportablemente triste y angustiada.
A veces las lágrimas brotaban de sus ojos, pero Eva se mordía los labios y contenía los sollozos.
"Te extraño…"
'Si tuviera un último deseo, sería ver a Isaac una última vez.'
…
Eva sintió un temblor.
Escuchó a los niños en la otra habitación corriendo de un lado a otro en pánico.
Poco después, la barrera se rompió como un cristal.
Una mujer entró en el sótano.
Los ojos de Eva se abrieron de par en par.
Era alguien que nunca había esperado.
"¿Presidenta del Consejo Estudiantil…?"
Era Alice Carroll, la Presidenta del Consejo Estudiantil de la Academia Märchen.
Caminaba por el pasillo.
Tras ella había caballeros con armadura de platino.
Eran individuos poderosos que Eva ya había visto antes.
Eran las fuerzas del Reino del Hielo, Düpfendorf.
Todos ellos eran subordinados del Soberano del Hielo, Isaac.
Pronto, un hombre familiar entró en el sótano.
Lanzó fácilmente [Explosión de Escarcha] para romper la celda y entró para pararse frente a Eva.
El aire frío que lo rodeaba, la lámpara que iluminaba el pasillo, creaban un halo a su alrededor.
El ruido caótico desapareció de sus oídos. E
va no podía creer lo que estaba viendo.
"Ha pasado un tiempo, hermana."
"¿Isaac…?"
Eva se sintió como si estuviera soñando.
***
Eva Ropenheim.
Isaac y Eva compartían la misma madre pero tenían diferentes padres.
En ❰Caballero Mágico de Märchen❱, ella era una NPC insignificante.
Una lunática que miraba a Ian con ojos sin vida y decía mentiras desagradables.
Sin embargo, a diferencia de mis recuerdos, la Eva que vi durante el 1er Semestre del 2do Año parecía perfectamente cuerda.
¿Por qué Eva no se había vuelto loca?
Una de las diferencias más significativas con el juego que me vino a la mente fue la muerte de Isaac.
Isaac se había suicidado y, como estudiante de la Academia Märchen, Eva naturalmente habría escuchado la noticia.
Se dijo que el Barón Ropenheim había ejercido presión psicológica sobre Eva, probablemente dándole una razón para alejarse de Isaac.
No estaba completamente seguro del motivo.
Sin embargo, estaba claro que Eva tenía un inmenso afecto por Isaac.
Ella debe haber estado devastada por la pérdida de Isaac, mostrando lo especial que era para ella.
Teniendo en cuenta esto, era difícil creer que ella hubiera aceptado ser adoptada en la Baronía Ropenheim solo para disfrutar de la riqueza y la gloria.
¡Crak!
Rompí las ataduras de Eva.
Ella se tambaleó, incapaz de moverse correctamente después de haber estado inmovilizada durante tanto tiempo y la agarré por los hombros.
Eva no pudo contener las lágrimas.
Se aferró a mi ropa y sollozó.
"Isaac, Mi hermanito, lo siento. Lo siento… Te extrañé mucho…"
Repitió las palabras que había guardado bajo llave en su corazón durante mucho tiempo.
Así que asentí una vez, sin saber qué decir.
"Vamos."
Saqué un abrigo de mi bolsa mágica y se lo puse sobre los hombros, luego la cargué en mis brazos hacia el jardín.
Eva habló en voz baja y tranquila.
"¿Por qué viniste aquí, Isaac?"
"Tenía algunos asuntos que atender."
"...Tenía miedo."
"Lo sé."
"Te extrañé mucho."
"Lo sé."
"Lo siento… por no haber estado ahí cuando me necesitabas. Lo siento mucho por haber sido una hermana tan inútil…"
"…"
Eva enterró su cabeza en mi pecho, disculpándose repetidamente.
El que merecía sus disculpas no era el 'Yo' de ahora, sino el 'Isaac Anterior', quien había sucumbido a la desesperación y había terminado con su propia vida.
Por lo tanto, como el actual Isaac, no acepto sus disculpas y permaneció en silencio.
Mientras tanto, Alice y los Caballeros de Düpfendorf habían sacado a todos los niños afuera.
Había sesenta y cinco niños, tal como había oído.
Escaneé el área minuciosamente con [Clarividencia] para asegurarme de que no quedara ningún niño atrás.
Alice había sometido y contenido a los caballeros y magos de la Baronía Ropenheim con facilidad.
Adrian Ropenheim se había desmayado después de que le destruí el ojo derecho, lo que le hizo perder su maná oscuro.
Su cuerpo ahora estaba envuelto en hielo.
Adrián sería entregado a la Corte Imperial para pagar por sus crímenes.
El retraso en la respuesta del Imperio a este incidente se debió a las intrigas de Calgart el Nigromante, que había trasladado a la gente en secreto.
A menos que ocurriera un acontecimiento importante, el Imperio no sería informado inmediatamente de cada pequeño suceso que sucediera en una Baronía remota.
Incluso yo solo había descubierto la situación al verificar e investigar en base a mi conocimiento del juego, por lo que era poco probable que el Imperio ya lo hubiera descubierto.
Supongo que el Imperio me debe otro favor.
Senté a Eva en una silla de jardín.
Ella miró al miserable Barón Ropenheim con una mezcla de satisfacción, alivio y todo tipo de emociones complicadas.
No conocía el contexto completo y no sentía mucho afecto por Eva.
Pero ella era la única pariente sobreviviente que también había sido pisoteada por el Barón Ropenheim, así que sentí un fuerte deseo de cuidarla.
"Quédate aquí, hermana."
"¿Isaac? ¿Y tú qué?
"Tengo cosas de las que ocuparme. Pronto vendrá gente. Mientras tanto, mis subordinados te protegerán, para que puedas relajarte".
Mientras decía esto, Alice se acercó a Eva.
Aunque eran compañeras de clase, Alice era alguien a quien Eva admiraba desde lejos, lo que la hacía sentir incómoda y cohibida.
Alice saludó a Eva cortésmente.
"Es la primera vez que nos presentamos como es debido. ¿Estás bien, Cuñada?"
"¿Cuñada…?"
¿Qué carajo está diciendo?
Eva parecía desconcertada.
Era natural para ella reaccionar de esa manera, al escuchar de repente a Alice llamándola "Cuñada".
"¡Oh…!"
Al comprender lo que Alice quería decir, Eva se sonrojó y se cubrió la boca para reprimir un jadeo.
Rápidamente agarré la muñeca de Alice y la alejé de allí.
"Oh Dios mío, Cariño no seas tan brusco"
"Deja de llamarme así… Terminemos con esto rápidamente."
Alice era mi sierva y tenía la responsabilidad de estar al frente, así que me acompañaba.
Necesitábamos dirigirnos al lugar que Adrián nos había informado.
Usando [Clarividencia], descubrí el Reino Subterráneo y la Legión de No Muertos.
Al darse cuenta de que lo había visto, Calgart pareció prepararse para la batalla, considerando que era demasiado tarde para escapar.
Si tenía intención de enfrentarse a nosotros, lo haríamos con mucho gusto, pero debíamos tener cuidado con las posibles trampas.
En el espacio abierto en medio del jardín de la Baronía Ropenheim, la luz de la luna brillaba intensamente.
Alice y yo estábamos de pie, uno al lado del otro.
Aunque sentí la mirada de la gente sobre nosotros, la ignoré, sabiendo que nos iríamos pronto.
"Cariño."
Alice me habló.
Su sonrisa amable habitual todavía estaba en su rostro, pero había un atisbo de emociones complejas.
Después de vivir con Alice por un tiempo, pude sentir los cambios en su estado de ánimo.
Sus dedos suaves y delgados se deslizaron suavemente en los míos y nuestras manos se entrelazaron.
"Me acabo de enterar por primera vez hoy."
¿Esa es la Historia de la familia de Isaac??
"No es algo que quisiera compartir y, honestamente, yo mismo no sabía mucho. Estoy en una situación similar a la tuya".
"…"
"Bueno, no te preocupes por eso."
Fue ese tipo de cosas.
Murmuré esto mientras intentaba invocar a Hilde.
Como sabía dónde estaba Calgart, planeé volar allí rápidamente.
En ese momento, Alice de repente tiró de mi cabeza hacia su hombro.
El proceso de invocación se interrumpió y se detuvo.
Me quedé desconcertado.
"¿Alice?"
"Cariño, en realidad me dolió un poco el corazón antes."
Alice susurró suavemente mientras acariciaba suavemente mi cabello.
Ella seguía sonriendo, pero sus ojos húmedos y sus cejas arrugadas mostraban un poco de ternura.
"Espero que sepas lo que significas para mí".
Recordé la reacción de Alice cuando hablamos con el Barón Ropenheim.
Su expresión se había vuelto fría e incluso percibí en ella una fuerte intención asesina.
Pero el deber de Alice siempre fue protegerme.
No interfirió impulsivamente en mis asuntos familiares y siguió fielmente mis órdenes.
"Déjame consentirte a veces. Soy tuya, ¿sabes?"
Alice sabía que lo que necesitaba era consolarme.
Me di cuenta una vez más de lo valioso que me había vuelto para ella.
Me aparté del abrazo de Alice.
Ella me miró a los ojos con una sonrisa amable.
Decir que estaba bien o que no estaba triste me parecía innecesario.
Solo necesitaba decir una cosa.
"...Gracias."
"De nada, Querido~."
Alice respondió juguetonamente, tratando de aligerar el ambiente.
Alice y yo convocamos a nuestros familiares.
¡¡¡Whosh!!!
El maná se acumuló en el aire.
Hilde apareció, esparciendo un aire frío azul pálido mientras extendía sus alas blancas.
El Dragón Pesadilla Jabberwock se alzaba amenazadoramente, envuelto en llamas carmesí alrededor de sus alas negras.
Al poco rato, Hilde y el Dragón Pesadilla bajaron la cabeza.
Yo me subí a Hilde y Alice se montó en el Dragón Pesadilla.
"Hilde, vamos a cazar demonios. Prepárate para la batalla".
[¡Sí, Maestro! ¡Los aplastaré a todos!]
Hilde reunió ansiosamente su maná.
"Jabberwock, cuento contigo también."
El Dragón Pesadilla se estremeció cuando hablé.
Los recuerdos de su derrota parecieron resurgir.
Hilde y Jabberwock batieron sus alas y se elevaron hacia el cielo.
El viento resultante sacudió violentamente las plantas del jardín.
Los Caballeros de Düpfendorf nos saludaron cuando nos marchamos y el resto de la gente nos miró con la boca abierta.
Alice y yo volamos por el cielo hacia el lugar donde nos esperaba Calgart el Nigromante.