No recuerdo cuando empezó…
Todas las noches tenía el mismo sueño, en éste sueño veo un mundo diferente a la Tierra. En este mundo existen otras razas a demás de los humanos.
En mis sueños puedo ver a ángeles y demonios en una guerra interminable, y cada noche veo como los ángeles son exterminados una y otra vez.
No sé cómo explicarlo, pero todo se siente familiar, nunca he estado en una guerra y nunca había visto ha un demonio ni ha un ángel.
Hasta ahora…
Abro mis ojos y me encuentro en mi habitación, inmediatamente los recuerdos de lo ocurrido vienen a mi mente. Todo fue tan extraño que me cuesta creer que fuera verdad, mi madre me parecía un poco extraña, pero nunca imaginé que no fuera humana, ¿tal vez yo también?…
Llevo mis manos a mi espalda y de inmediato encontré lo que buscaba.
—Temía que todo fuera un sueño.
Un par de alas colgaban de mi espalda paso mis dedos por una de ellas y noto que sus plumas son muy suaves.
Cuando toco la otra un escalofrío recorre mi cuerpo.
—¿Qué demonios?.
Me levanto de un salto y me dirijo al espejo.
—No puede ser…
—¿Qué rayos es eso?.
Una de las alas tiene plumas blancas y brillantes como las de un ave, mientras que la otra no tiene plumas y es oscura como las de un murciélago.
—No debería ser de esta forma, se supone que serian iguales a las de mi madre.
Trato de moverlas pero me es muy difícil, mirándome cuidadosamente me doy cuenta de algo mas…
—¿Mis ojos también?.
Mi ojo izquierdo sigue siendo rojo pero ahora hay un pentagrama entre el iris y la pupila, y el derecho aun es azul pero ahora tiene una cruz en el.
—¿Qué demonios está pasando?… Ahora soy un verdadero monstruo.
Sabía que no era normal, pero nunca espere que fuera un fenómeno, creí que seria como mi madre.
—¿Se asustara al verme?.
Mis pensamientos se ve interrumpidos por la voz de mi madre.
—¿Clover?… voy a pasar.
Me pongo de espaldas a la puerta.
— ¿Estas bien?.
No respondo.
—Sé que estás asustado, pero todo va a estar bien, no tienes que temer.
—¡No lo estará! … Soy un monstruo.
—¿Qué se supone que haga ahora?, ni siquiera podre salir a la calle…
—¡Antes todos me llamaban monstruo!, ahora sé que tenían razón.
—Me sentía emocionado, creí que tendría bellas alas como las tuyas, pero mírame doy asco.
Ella se acerca y toca mi cabeza.
—Sé cómo te sientes, todo esto debe ser muy difícil para ti, pero tienes que ser fuerte, de ahora en adelante tendrás que pasar por muchas dificultades y no podre estar allí para ayudarte.
—¿A que te refieres?
— Como notarás no somos humanos, ni siquiera deberíamos estar en este mundo, tarde o temprano tendremos que volver a nuestro hogar,
Y lastimosamente no podre volver contigo.
—¿No podrás?.
—Escucha, los ángeles como yo necesitamos "maná" o " poder divino" para vivir. Nuestros cuerpos al estar hechos a base de ellos no pueden vivir sin éstos.
—hemos estado en este planeta por 17 años…
Mi cuerpo se ha ido desmoronando lentamente, he aguantado gracias a las pociones que traje conmigo; sin embargo, llegué a mi límite.
—Espera… ¿17 años?
—Sí, fue el día que naciste.
—¿Llegaste a tu límite eso significa?
—Así es, yo estoy por morir…
Me doy vuelta y la abrazo con fuerza.
—No puedes, te necesito tú eres lo único que tengo.
Levanto mi cabeza y la miro a los ojos.
Cuando hacemos contacto visual siento algo parecido a una corriente eléctrica en mi ojo izquierdo, al mismo tiempo veo una especie de humo de color negro salir del cuerpo de mi madre y entrar al mío.
Enseguida mi madre empieza a temblar y cae.
—¡Mamá!, ¿qué pasa?
Ella no responde al contrario el humo sale con más rapidez.
—¡MAMÁ!, responde.
Ella habla con mucha dificultad.
—N-n-no mi-mi-res
Apartó mi vista de ella.
—¿Estás mejor ahora?
No responde.
—¿Mamá?
Después de unos segundos finalmente habla.
—Estoy bien.
—¿Estás segura?
Lentamente giró mi cabeza para verla, pero ella me detiene.
—¡ESPERA!, no me mires. —sostiene mi cabeza mientras habla.
—¿Sentiste algo cuando nos miramos?.
—¿Alguna sensación extraña o algo?
—Sentí algo en mi ojo izquierdo.
Ella me suelta y toma una camisa, sin mirarnos envuelve la camisa en mi cabeza cubriendo mi ojo izquierdo por completo.
—¿Sentiste algo en tu ojo derecho ¿
—No
—¿Estás seguro?, algo debió haber cambiado.
Recuerdo que vi una cruz y una estrella en ellos.
—había una cruz en mi ojo derecho.
—¿Una cruz?
—Así es, y en el izquierdo tenía un pentagrama. —respondo asustado.
—Escúchame, ¿debiste sentir una especie de energía en tu cuerpo? .
—La sentí.
—De acuerdo, intenta juntar toda esa energía en tu ojo derecho.
—imagina que toda esa energía circula hacia tu ojo derecho.
No entiendo a que se refiere, pero lo hago.
Me concentró e intento sentir la energía; sin embargo, no logró hacerlo.
Con los ojos cerrados le digo
— No puedo sentir nada, no siento nada dentro de mí.
—No te preocupes te ayudaré.
Ella pone sus manos en mi espalda y siento la misma energía de antes.
Un poco asustado le digo.
—La-la siento.
—Intenta juntarla en tu estómago.
Es un sentimiento cálido, puedo sentirla viajar por mis venas.
Poco a poco comienza a acumularse en mi estómago.
Después de unos segundos logro juntarla.
—Lo logré.
Ella retira sus manos y tose un poco
—Ahora intenta comprimirla lo más que puedas.
Mientras sigo las instrucciones de mi madre mi cuerpo comienza a calentarse, y siento que mi corazón late mucho más rápido.
Sin embargo, siento un doble latido dentro de mi cuerpo, me concentró en los latidos y siento que con cada latido esa extraña energía viaja por mi cuerpo y se deposita en mi estómago.
La comprimo todo lo que puedo y siento que esta se endurece poco a poco, después de unos segundos una esfera se forma en mi estómago y una onda de energía sale de mi cuerpo.
Mi madre que está un poco alejada de mí me habla.
—Lo lograste, lo que sientes en tu estómago se llama "núcleo mágico", como su Nombre lo indica es de dónde viene todo tu "maná".
—¿maná? —respondo confundido.
—Así es, gracias al "maná" puedes manifestar magia como yo lo hice antes.
Recuerdo como mi madre rompió la ventana del hospital sin tocarla y creo esas paredes y cadenas brillantes.
Mientras siento el maná recorrer todo mi cuerpo mi madre comienza a toser.
Me doy la vuelta y la veo en el suelo.
—¡Mamá!. —Grito y la tomo de las manos.
Está desmayada pongo mis dedos en su cuello y siento que su pulso disminuye.
—¡Mamá!, despierta por favor.
No responde en absoluto, no sé que hacer, la muevo lentamente, pero no responde.
La levanto y la acuesto en mi cama, sigo pensando en que hacer.
No puedo llevarla al hospital, no con lo que paso ayer, pienso y pienso y recuerdo lo que me dijo antes.
—Ella dijo que juntara mi "maná" en mi ojo derecho.
No sé que pueda pasar, pero tengo que intentar algo.
Con mucha dificultad comienza a ir hacia mi ojo y este comienza a calentarse, el sentimiento es diferente al de mi ojo izquierdo,
Luego de unos segundos mi ojo comienza a brillar.
—Creo que está listo.
Me coloco frente a mi madre y libero el maná acumulado.
Una luz dorada sale de mi ojo y la rodea por completo, al mismo tiempo siento como si toda mi energía estuviera siendo drenada.
—Te-tengo que a-guantar —digo con esfuerzo.
Parece que funciona la piel de mi madre que estaba pálida se está recuperando un poco, pongo todo mi "maná" en mi ojo, y la luz se hace más fuerte. Lo mantengo por unos segundos más hasta finalmente quedarme sin energía.
Mis piernas pierden toda su fuerza y caigo al suelo, intento levantarme, pero me es imposible.
—Estoy muy cansado, ¿Mamá estás bien?.
Luego de unos segundos la escucho hablar muy suave.
—Lo lograste, usaste los "OJOS DIVINOS".
Siento que puedo desmayarme en cualquier momento, me recuesto en el suelo mirando al techo., Con lo que me queda de fuerza miro a mi cama.
Veo a mi madre levantarse con dificultad, ella logra sentarse y comienza a hablar.
—Tengo que contarte la verdad antes de quedarme sin tiempo.
Antes de que continúe la interrumpo.
—¿La verdad, de que hablas?
—Mi cuerpo ya no puede resistir, no hay nada que podamos hacer, yo moriré aquí, pero antes tienes que saber de donde vienes.
Quiero hablar, pero no me quedan fuerzas para hacerlo.
—Tu padre te puso el sello deseando que vivieras como un humano a pesar de odiarlos con todo su ser, a pesar de eso el transfirió sus recuerdos y los de tu madre en mí para que los vieras cuando el sello se rompa.
¿Tu madre? De que esta hablando ella es mi madre.
—Él sabía que el sello no duraría en este mundo sin maná, pero aun sabiéndolo lo hizo, sus recuerdos me los confío para qué te los mostrará en este momento; sin embargo, la forma de mostrártelos es que yo tengo que morir para que puedas absorber mi cuerpo y alma.
—Cuando un ángel muere su alma y cuerpo pueden ser usados de muchas maneras, una de ellas es que otro ángel los absorba para obtener su fuerza y recuerdos. Aunque suena mal era una práctica común entre los ángeles así que no te asustes.
—N-n-no digas estupideces, tú no morirás estaremos juntos para siempre.
Con lágrimas en los ojos me responde.
—No lo hagas más difícil, hemos estado juntos por 17 años y todo este tiempo estuve rezando para que este día no llegara.
—No lo aceptaré ¿recuerdos, ángeles? Todo eso no me importa, lo único que quiero es pasar mi tiempo contigo.
—Gracias a ti pude vivir una vida muy feliz, todos los años que vivimos juntos nunca los olvidaré.
Ella se levanta y camina hacia mí lentamente.
—Tú eres lo mejor que he tenido, pero es momento de decirte adiós, aunque no puedas verme siempre estaré junto a ti.
— Por favor no lo hagas, quédate conmigo, no me abandones.
Se arrodilla frente a mí y pone sus manos en mis mejillas, pongo mis manos sobre las suyas y ambos comenzamos a llorar.
—Promete que vivirás por los dos.
—No lo hagas.
Ella me sonríe mientras llora y me dice.
—Siempre te amaré hijo mío.
Cuando termina de hablar su cuerpo comienza a brillar.
—¿Mamá?
Me da un fuerte abrazo y su cuerpo se desvanece por completo, sus plumas flotan por la habitación junto al polvo dorado que vi antes.
Unos días atrás éramos felices viviendo juntos, comíamos juntos todas las mañanas, por las noches veíamos películas juntos.
Todo lo hacíamos juntos, creí que estaríamos juntos para siempre, ella siempre me apoyo en mis momentos más difíciles.
Ella es mi mundo, y ahora ¿se fue?
Poco a poco mi cuerpo comienza a absorber los restos de su cuerpo, todavía puedo sentir a mi madre abrazándome.
Cuando sus rastros desaparecen Comienzo a llorar descontroladamente.
—¡AAAAAAAAAHH!
¿Por qué paso esto? ¿por qué tuvo que irse?, ¿por qué me dejó solo?.
Mientras lamento la perdida de mi madre miles de recuerdos entran en mi mente.
—¿Qué demonios es todo esto?.