Una buena parte de mi infancia fue muy turbulenta.
Mirando hacia atrás desde esta edad y punto de vista, puedo ver claramente que pasé por un poco más de lo que había imaginado.
Mi adolescencia fue una montaña rusa constante.
Tan caótica...
Tan inestable...
Tan desequilibrada...
Entre estar atrapada en las profundidades huecas de la pubertad, tropezar con el guante de las emociones y la confusión que conlleva encontrar y perder a tu primer amor, y sentirme alienada y abandonada por mi padre, sin mencionar tener que navegar por todo eso mientras me lanzaban por el sistema de hogares de acogida...
Hombre.
Creo que me convertí en una adulta medio decente y mentalmente estable.
En su mayoría.
Al menos tengo un muy buen sentido del humor, jajaja.
Una gran parte de mí desea no haber destruido o quemado muchos de mis viejos diarios.
Probablemente tenían muchas respuestas a pensamientos y sentimientos que me atormentan hasta el día de hoy.
Conserva los que tengas.
Y aconseja a tus hijos que conserven los suyos si los tienen.
Les hará bien dentro de 20 años.
Para cerrar...
Cuida a tu niño interior, amigos.
Ve a verlos y asegúrate de que ellos... TÚ estás bien.
Lo digo en serio.
Ámate a ti mismo.
¡Y SI TIENES UN NIÑO DE 13 A 15 AÑOS EN CASA, VE A VER QUÉ ESTÁ!
¿Te imaginas una versión modernizada y sumergida en las redes sociales de mi yo de joven?
No...
NOOOOOOOOOO.
No quisiera lidiar con esa cantidad de angustia pura jajaja.
En serio, gracias a todos por acompañarme en este viaje.
Has sido mi inspiración para publicar esta fiesta de vergüenza en primer lugar.
Así que todo es culpa tuya.
Y, joder, si miro hacia atrás, no fue tan malo...
¿Lo fue?