Capitulo I

|sícαríσ|

"Reglas y normas la mantiene el mando aquel que da su brazo ah torcer"

Black, yacía parado en su oficina de su club nocturno, miraba desde su oficina hacia la pista de abajo, fumando como habitual lo hacía, su mirada examinaba ah cada persona, que hacían, que tomaban, que miraban, como bailaban, que apuntaba, dedo, cabeza, piernas,cuerpo, hasta su vestimenta, era como un halcón nocturno no se le escapaba nada.

-Y bien Black harás ese trabajo? -pregunta la voz del presidente de Turquía.

Un regordete moreno feo, vestía de la típica ropa de un turco, que llevaba hasta la cabeza una especie de sábana y una ridícula barba que quizás llegaba ah su pecho.

Por un momento se olvidó de esa presencia inútil.

-Claro que lo haré, pero que conste que me pagues con el precio qué te diré -su voz era dura, fuerte y fría.

El turco se estremeció, hasta los bellos de su trasero, desde el momento que llegó, Black no ah dicho ni pío solo asentía con la cabeza, como acto qué la sola voz del regordete presidente le irritaba.

-Solo dímelo y te lo daré, mientras tú hagas mi pedido -hablaba arrogante.

Eso..ese simple incidente enfurecido ah Black, sólo giró su cabeza y miró al turco por encima de su hombro, y dijo.

-Si me vuelves ah hablar con ese gesto te degolló y me quedaré con tu país -lo dijo tan tranquilo.

El turco se quería burlar, pero el echo que lo haya amenazado, no le impedía y soltó una carcajada.

Black, fue tanto su ira que las venas de sus brazos y cuello saltaron tan notoria.

Se giró en su propio eje y lo miro, lo miro tan fijamente que el turco paró en seco su risa, sus labios asquerosos se estiraron en una dura línea, se quedó tan quieto y no movió ni un músculo.

-Hum eres tan patético cale -Ese nombre se le hizo divertido y ahora el reía - cale es tan absurdo tu simple nombre.

El regordete solo lo miraba, con temor, sabía que había cometido un error,si ahora se arrepentía de hace tan solo unos minutos reírse y quizás esa noche sería su último día de vida.

-Tu peor error fue aver te reído en mi cara eres tan asqueroso -lo miro con asco- ¿sabes? Hoy estoy de humor así que no te mataré con gusto ni diversión.

El regordete soltó un suspiro de alivio, ni el sabía que estaba aguantando la respiración ya parecía una mora de tanto aguantar la respiración.

-D...dime tu precio Black -lo miro.

-Un billón -dijo sirviendose un vaso de Whisky escocés en una mano y sus finos labios pero apetecibles una cigarro.

El turco que tomaba se ahogó con su bebida.

-¡¿Que?! ¿ estás loco? Yo no puedo darte eso es lo único que tengo cada un año, y solo gano un millón -dijo alterado.

-Tienes que conformarte con eso oh lárgate -la cara del turco cambiaba de colores -además de que te quejas, esos millones no tienen que ser tuyos sino de la población de Turquía, tu solo eres un pobre ambicioso que de seguro que ni ah tu esposa le das ni diez dólares hipopótamo -dijo tomando de su vaso mientras lo miraba con desdén y asco.

-¡Tu! -habla con rabia por haberle llamado hipopótamo.

-Yo -dijo burlón.

-Eres un hijo de puta -espeta.

-Soy mucho más que eso, acaso eso no es obvio hipopótamo -dijo con una sonrisa.

El turco parecía pensarlo hasta que habló.

-Bien te daré un billón pero -lo apunto con su dedo índice.

-Oye...no me apuntes con esos dedos regordetes que parecen unas salchichas -solto una carcajada dándole una última calada ah su cigarro- bueno dime que es ese "pero" -hizo comillas con sus dedos- hoy en día siempre hay un pero.

-Si no lo matas no te pagaré -habla nervioso.

Black lo miro, no divertida y burlón, sino con ira, rabia y sobretodo su mirada detonaba frialdad.

-Veo que tu no entiendes ¿verdad? -se levantó de su cómoda silla, sin duda alguna era muy alto.

Tomo un último trago de su vaso, lo miro unos segundos y luego ni el turco se lo esperaba le tiro el vaso de vidrio por la cabeza.

Fue grande el impacto que el regordete turco, se calló hacia el frío piso, de su cabeza brotaba sangre, se llevó una mano ah su frente y su sudor se mezcló con su propia sangre, luego miró al susodicho con temor.

Este se acercaba con lentitud, mientras daba largas caladas ah su cigarro, sus zapatos negro italianos brillaban por las luces neón de la pista de abajo.

Su impecable porte asustó al turco, su traje era negro, solo su camisa era Blanca, echo ah su medida mascando su potente músculos, de brazos, piernas, sus anchos hombros, su abdomen, espalda y su buen redondo trasero.

-¿porqué todos los que vienen aquí siempre quieren mandar más que yo? Dime sabes tu esa respuesta hipopótamo, ¿no se supone que soy yo el que pone las reglas, normas y toda esa mierda? -el turco asintió frenéticamente- entonces ¿porqué vienes y quieres un pedido, hasta la mierda soy yo el que hace el trabajo sucio, porqué quieres poner una regla hipopótamo?

-Perdon...discúlpame fue mi error perdón -se arrodille y beso los zapatos de Black- perdón por-por favor -pedia suplicando.

Black lo miraba con asco, "Porqué son tan asqueroso, tan repugnantes"penso.

-Oye regordete estas ensuciando mis zapatos -levanto una pierna y piso su cabeza, el turco luchaba para poder soltarse- escuchame bien regordete, soy yo quien pone las reglas, soy yo el que hace el trabajo, soy yo el que se ensucia las manos, al final soy yo que gana -ponia más presión en la cabeza- si vienes otra vez ah mandar ah hablar estupideces te conviene quedarte afuera que dentro porque sino te mataría hasta hacerte mierda ¿entendido? -el regordete asintio, saco su cigarro de su boca y lo apagó en la espalda del turco este grito más y luchaba pero Black puso más presión- quiero palabras hipopótamo.

-S..si señor -dijo con dificultad.

Black sacó su pie y se encaminó hacia la puerta, paró antes de abrir esta y hablo.

-Antes de irte limpia todo este desastre hipopótamo -Y salió, bajo por las escaleras y vio la pista tanto como la barra llena de personas.

No le dio importancia y se encamina hacia la salida, al salir el aire frío del amanecer le golpeó la cara, eran alrededor de las seis de la mañana.

-Señor ya se irá -pregunta su mano derecha bea.

El lo miro serio.

-Hasta que apareces bea -hablo.

-Black ya tengo la información, nos la mando el turco -habla bea.

-Bien mañana en la mañana iremos ah Milán -entro en su auto.

-Ah ¿Milán? -entra detrás de él.

-Si ah Milán iré ah ver ah mi pequeña -sonrio media.

-¿pequeña? -pregunta otra vez.

-Acaso se te olvido que tengo una hija de casi cuatro años -lo miro serio.

-Claro que no ah donde iremos ahora -vuelve ah preguntar.

-Ah mi departamento -hablo serio- Lo tienes.

Bea sacó un pequeño sobre transparente donde contenía droga, más bien conocida como Cristales, Black lo toma, saca una tarjeta, baja de la parte del asiento de adelante una especie de mesita, derrama un poco, y hace tres líneas, se inclina y aspira tirando hacia atrás su cabeza.

-Señor porque sigue haciendo eso -hablo bea con voz jocosa.

Black no lo miro pero,

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Demián Platt, de 35 años, jefe de la pandilla De diamonds Black (Diamante negro), un hombre de negocios que asesina personas ineptas, solo lo llaman Sicario oh su nombre de pila Black.

Con sus 35 años ah matado ah más de mil personas, con su inteligencia y dominio es un inexplicable millonario, nadie sabe como es que un día para otro porta más de billones de dólares, aunque eso solo lo hace un Sicario, nadie lo sabe, el es un total misterio.

Mantiene más de 10 clubes en Miami, nueva York, boston y Detroit, su mundo está formando solo de drogas, armas, asesinar y violar.

Su error fue averse acostado drogado con una prostituta ah sus 31 años, esa puta salió embarazada de el, la prostituta era una drogadicta que el juicio le ganó y no se drogo en el transcurso del embarazo y una pequeña salió sana, el parto fue grande era salvar ah la mujer oh el bebé, pero Black poco le importaba esa puta y salvo ala pequeña.

La bebé al cumplir un año, Black personalmente llevo ah la pequeña niña ah Italia Milán, porque ah su lado estaría en peligro, se las dio ah sus abuelos maternos.

La iba h ver solo cada un mes.

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