—Xiaoyu es realmente talentosa. Tú, como una mujer de segunda mano que ha tenido un hijo, de hecho necesitas ser cuidadosa. No te preocupes, sin embargo. Una vez que me hayas robado los documentos, te encontraré un buen hombre —dijo él.
—Entonces contaré contigo —respondió Rong Shengsheng, conteniendo su asco, asintió y guiñó un ojo a Lan Xixiao.
Sin embargo, esta misma escena fue presenciada por Zhu Peipei cuando entraba. En ese momento, su mundo se derrumbó, sus ojos se abrieron más que los de un pollo.
El terror y el miedo se apoderaron de todo su corazón.
Lo que más le preocupaba aún había ocurrido...
Desde la primera vez que vio a Rong Shengsheng, pensó que esta mujer era muy hermosa y tenía un gran cuerpo.
Tenía entonces la sensación de que Lan Xixiao podría ser seducido.
Después de todo, era gorda y fea, una molestia a la vista.
Pero afortunadamente, Lan Xixiao dijo que quería matar a Rong Shengsheng, así que supuso que a Lan Xixiao probablemente no le gustaba.