—Ai Weixi trató de iluminar a Lan Xiyu con sus propias experiencias de vida, con la esperanza de hacerlo un poco más alegre y de mente abierta, y de que dejara de obsesionarse con este amor no correspondido.
—Pero a pesar de tener la boca seca y la lengua cansada de hablar durante bastante tiempo, todo fue en vano. Lan Xiyu permaneció impasible y replicó con una risa:
—Claro que te darías por vencida, porque piensas que no queda ninguna oportunidad, pero ese no es mi caso.
—Ai Weixi estaba atónita y parpadeó con vacuidad. ¿Incluso ahora, Lan Xiyu todavía creía que tenía una oportunidad?
—Xiaoyu, Shengsheng ya ha dado a luz a dos hijos para el Presidente Li. Sabes cuánto ama a los niños. Aparte de cualquier sentimiento que pueda tener por el Presidente Li, solo por el bien de los niños, seguramente lo elegiría a él antes que a ti. Deberías simplemente... —Ai Weixi intentó razonar.
