No sé por qué, pero me sentía extremadamente desconocido.
Aún así... la imagen de la sonrisa gentil de Lan Xiyu siempre venía involuntariamente a mi mente, esos profundos ojos azules semejantes al océano, capaces de abarcarlo todo.
Rong Shengsheng estaba absorta en sus pensamientos y no se dio cuenta de que Lan Xiyu ya había salido de la sala de reuniones. Llevaba una camisa azul que, aunque brillante, no parecía fuera de lugar en absoluto.
—Shengsheng, ¿qué haces parada en la puerta? ¿Me estás buscando? —Los ojos de Lan Xiyu se curvaron en una sonrisa, luciendo brillantes y guapos, pero un rastro de tristeza siempre persistía en su mirada.
—Yo... —Rong Shengsheng sacó un contrato y se lo entregó—. El gerente Ding dijo que me están transfiriendo al Grupo Xiaoxiong. No quiero ir, Presidente Lan... ¿puedo negarme?
