Todos alrededor estaban boquiabiertos, mirando incrédulos. Avergonzarse a sí mismo en tal magnitud durante una ocasión tan importante era simplemente un chiste.
Tong Yiyue estaba mordiéndose los dientes en secreto, su corazón lleno de amargura que no podía expresar. Solo podía esforzarse por levantarse del suelo y avanzar cojeando bajo las miradas asombradas de la multitud.
—¿Qué importa un poco de burla?
—Una vez que se casara en la familia Li, vería si esta gente aún podía reírse —continuó persiguiendo a Miaomiao.
—En ese momento, Miaomiao salió de algún rincón, sus ojos llenos de angustia, como si estuviera a punto de llorar al siguiente segundo. —Hermana, ¿te has hecho daño? No jugaré más al escondite contigo.
Tong Yiyue rápidamente agarró la manita de Miaomiao. —¡Te atrapé! ¡Así que tienes que dejarme ser tu madrastra!
—Mhm mhm, me alegra que la hermana esté bien, considéralo una pérdida para mí. ¡¡Te dejaré ser mi madrastra!!
