—El matón sonrió despectivamente —¡No te preocupes, ninguno de ustedes podrá escapar de la palma de mi mano!
En el baño, Rong Shengsheng se detuvo al escuchar ruidos afuera. Frunció el ceño, se acercó a la puerta para escuchar con atención, pero solo escuchó un ruido de traqueteo.
—¿Qué está pasando?
—¿Podría ser que Li Wenhao se ha quedado sin paciencia y dejó de esperar?
De repente, siguió la voz de Li Wenhao —¿Qué haces ahí parada? ¡Date prisa y sal!
Ella respiró hondo; lo que tenía que suceder sucedería eventualmente.
Recogió las tijeras que había encontrado y las escondió detrás de su espalda, respiró hondo otra vez y se animó mentalmente.
Al abrir la puerta, dijo con una sonrisa —Ya terminé de lavarme.
Entonces, vio a un grupo de hombres de negro sosteniendo cuchillos y pistolas, con Li Wenhao tirado a sus pies, atado de manos y pies, pareciendo una oruga.
