—¿Intentar tocarla de nuevo? —En este momento, Lan Xiyu tomó la mano de Tong Yiyue y una escalofriante aura asesina surgió en sus profundos ojos azules.
Tong Yiyue se sintió algo intimidada; no era solo que la mirada de Lan Xiyu fuera aterradora, sino también que la fuerza en su mano parecía que estaba a punto de aplastarle la mano.
Pero... ella absolutamente no podía retroceder.
Hoy era su día de boda, y nadie podía arruinárselo, ni siquiera si el Rey del Cielo apareciera.
Se mantuvo testarudamente erguida, sus ojos llenos de ira.
—Joven Maestro Lan, espero que no se entrometa en asuntos de otros. Ella robó mi anillo de bodas; es su culpa. ¡Dígale que entregue el anillo de bodas inmediatamente, y me iré enseguida!
—Ella ha estado conmigo todo el tiempo. ¿Acaso no está claro si robó tu anillo de bodas o no?
—¡Los dos van a casarse; por supuesto que están confabulados, y naturalmente, hablarías por ella!
