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—Te dije que no te metieras con Xiaoyu, pero aun así entraste a escondidas a su habitación queriendo hacerle daño. Que te haya roto el brazo ya es de por sí misericordioso.
Lan Xixiao de repente tuvo ganas de estallar en risas, al ver la cara fea de Ai Weixi.
Si el brazo roto hubiera sido el de Lan Xiyu, probablemente estaría llorando y con dolor, ¿cómo podría hablar tan tranquilamente?
Pero él ya se había vuelto indiferente, y no se sentía sorprendido en absoluto.
Lo negó vehementemente —¿Con qué ojo viste que intentaba hacerle daño a Xiaoyu? Claramente vine a visitarlo, ¡y él me torció el brazo sin razón alguna!
No había cámaras en esta habitación, ni una tercera persona, simplemente no podía creer que no pudiera hacerse pasar por la víctima.
Después de todo, Lan Xiyu estaba ileso.
Todo el mundo simpatizaría y lo lamentaría por él.
