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Rong Shengsheng caminó hacia adelante, queriendo verificar la lesión de Li Jinghong. Era la primera vez que oía hablar de alguien que se emborrachara tanto que se cayera y se quedara ciego.
La verdad sea dicha, parecía bastante extraordinario.
Sin embargo, en cuanto extendió la mano, Li Jinghong la esquivó emocionalmente, como si hubiera visto un fantasma, y gritó:
—¿¡Qué estás haciendo?! ¡Solo porque esté ciego de un ojo no significa que no pueda ver lo que tratas de hacerme en secreto! ¡Mi corazón es como un claro espejo!
—Estoy revisando tu lesión, no soy tan tonta como para asaltarte a plena vista —respondió ella.
—¿Revisar qué? ¿¡Crees que eres médico ahora?! ¡Apártate de mí! ¡La última persona que quiero ver ahora mismo eres tú! —exclamó Li Jinghong.
Los dos pequeños tesoros escucharon tales palabras y de inmediato se disgustaron, inflando los brazos y manteniendo distancia de Li Jinghong.
Miaomiao especialmente, con sus pequeñas cejas fruncidas y enojada, dijo:
