—¿Señora... señora?
Los ojos de Gao Chong se abrieron de par en par, conmocionados, su voz llena de sorpresa e incredulidad.
—¿Ahora entiendes por qué quería ir a Sicilia sola? —sonrió Yan Ling.
Gao Chong se sorprendió mucho.
Apenas podía creer que la persona frente a él fuera realmente Yan Ling.
Pero su voz, su estatura y sus sutiles manierismos le confirmaban que de hecho era ella.
El joven extranjero apuesto que estaba frente a él no podía ser otro que Yan Ling.
Esta habilidad similar a la transformación facial instantánea dejó a Gao Chong atónito.
—Si la señora tiene habilidades tan increíbles, ¿podríamos también cambiar nuestras apariencias? —aún conservaba un atisbo de racionalidad, Gao Chong.
Hmm, Yan Ling no había pensado en eso.
—Podríamos, pero no ahora mismo. Si me voy sola, no atraeré demasiada atención del Imperio Oscuro. Deberían saber que fui capturada por Uda. Sin embargo, si tú y los demás desaparecen, definitivamente sospecharán de algo...