Ante tantos reporteros de medios, los concursantes perdedores de los tres grupos no se atrevieron a mostrar deshonestidad.
Solo pudieron apretar los dientes, de mala gana, y acercarse a Yan Ling y los demás.
—Señorita Yan, admito que fui inferior. Me disculpo por haberla ofendido y subestimado anteriormente.
—Lo siento, señorita Yan. Nos equivocamos. Somos nosotros los que no valemos nada. ¡Por favor perdone nuestra ignorancia y estupidez!
—Lo que has subestimado no soy solo yo, sino todos los Farmacéuticos del País Z. ¡Por lo tanto, no deberías disculparte solo conmigo, sino con todos los innumerables Farmacéuticos del País Z!
Tan pronto como la voz clara de Yan Ling se apagó, otra voz perezosa y profunda siguió.
—No es solo una disculpa. ¡También he agregado una apuesta de doscientos millones!
Nangong Que, conocido por su amor por el drama, se levantó perezosamente.
