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Yuan Bao estaba a punto de preguntarle a Qi Yunjue si ya sabía que su mamá era la persona a la que había lastimado años antes.
Pero antes de que pudiera hablar, otra voz lo interrumpió.
—¿Ya puedo abrir los ojos?
Las palabras de Yan Ling llevaron la conversación entre padre e hijo a un final abrupto.
Se miraron el uno al otro con comprensión mutua y eligieron permanecer en silencio.
Yuan Bao cubrió las partes íntimas de Shen Liangshen con una alfombra, temiendo que Yan Ling viera algo que no debía.
Luego, se dirigió hacia Yan Ling solo después de darle sigilosamente una fuerte patada a Shen Liangshen.
Para ese entonces, Yan Ling ya había abierto los ojos. Al ver al hombre tendido en la habitación, dedujo lo que había sucedido.
Había sido negligente.
Aunque Yuan Bao era joven de edad, su mente era mucho más madura que la de sus pares.
