La señora Hao Lian ya no insistió en conocer a la familia de Qi Yunjue.
No era que realmente creyera lo que Yan Ling había dicho.
Pero no quería interferir demasiado con las elecciones de la generación más joven.
No quería que la tragedia de su hija volviera a ocurrir.
¡Si su nieta no estaba dispuesta, debía haber una razón!
En vez de forzarla a hacer algo con lo que no sería feliz, era mejor dejarla ser ella misma.
Yan Ling vio que la señora Hao Lian estaba de buen humor, algo raro, y la mayor parte de su trabajo ya estaba más o menos resuelto.
Así que simplemente arrastró a la anciana a ir de compras.
La señora Hao Lian quería negarse al principio, ya que la capital había cambiado drásticamente a lo largo de los años.
Desde que su hija se fue, se aisló en la antigua mansión, diciendo que estaba completamente desconectada del mundo exterior no sería una exageración.
¡Tenía miedo de avergonzar a su nieta!