Yan Ling se preguntaba si estaría alucinando debido a la profunda tristeza.
¿De qué otra forma vería un parecido entre Tian Tian y su abuela?
¡No tenían ninguna relación!
Tras reunir sus sentimientos, Yan Ling atendió la videollamada.
La cara de Qi Tiantian brillaba con una sonrisa tan resplandeciente como el sol en la pantalla.
—Mami, apuesto a que me has extrañado, ¿verdad? —Su voz era dulce y tierna, su cabeza ladeada juguetona y sus palabras sinceras no hacían más fácil la situación.
En ese momento, Qi Tiantian era como un ángel caído del cielo, barriendo toda la infelicidad del mundo.
Yan Ling forzó una sonrisa y respondió, —Sí, mami extraña tanto a Tian Tian, ¡no pude ni dormir!
—Jeje... Sabía que me extrañarías, mami. ¡Por eso preparé una sorpresa para ti! —Los ojos de Qi Tiantian se curvaban de alegría, su joven rostro rebosante de emoción y ternura.