—Yan Ling no entendía, ¿por qué Shen Liangshen había venido al hospital a buscarla?
—¿Podría ser que no tuvo suficiente con la bofetada de ayer y vino por otra hoy?
—Shen Liangshen estaba hablando con una enfermera cuando sin querer vio la atractiva figura junto al elevador. Quedó sorprendido.
—No era la primera vez que veía a Yan Ling con su bata blanca, pero cada vez que la veía, siempre se asombraba.
—Su figura esbelta, rasgos delicados y su actitud fría pero encantadora, ¡realmente era una maravilla!
—Una vez más, Shen Liangshen no pudo evitar suspirar. Si Yan Ling hubiera tenido ese encanto y elegancia hace seis años, definitivamente no la habría dejado por Yan Zixuan.
—Yan Ling sintió asco al notar la mirada lasciva de Shen Liangshen.
—Fingiendo indiferencia ante su presencia, caminó directamente hacia su oficina.
—Espera, Yan Ling, necesito hablar contigo...