—Mira todos estos hermosos vestidos. Mi sobrina va a adorar todos ellos —exclamó Tracie, escogiendo el vestido de tamaño infantil y llevándoselo a la cara como si imaginara al bebé en él para confirmar que se iba a ver bonita en el vestido—. ¡Sí! Se va a ver linda con ellos —confirmó, dejando caer la tela en la canasta.
—Ese es el duodécimo vestido negro que has conseguido para el bebé. Elige al menos otros colores —se quejó Kael.
—¿Qué quieres decir? También conseguí otros colores. Mira este… —dice, levantando el vestido que había escogido hace unos segundos—. Tiene un diseño de purpurina rosa. Así que para tu información, no es completamente negro —argumentó.
—Pero la mayoría de la ropa es negra. Incluso el lazo que le has conseguido es negro, Tracie. ¿Por qué es eso? ¿Estás planeando pintarle los labios de negro al bebé en cuanto nazca? —él contraargumentó, ganándose un dramático suspiro de Tracie.