Xavier succionó el rosado pico de Selene, tirando de él con sus dientes lo que le provocó a ella un agudo chillido antes de continuar succionándolo con fuerza. Su otra mano estaba ocupada acariciando el otro pecho.
Selene apretó sus manos en la sábana mientras luchaba por mantenerse sin gemir. Pero el placer que sentía era demasiado bueno para suprimirlos y terminaron escapando de su boca.
Cuando Xavier terminó de acariciar sus dos rosados picos, la besó bajando por su pecho, descendiendo hacia su estómago y luego hacia sus bragas de encaje.
Despacio, quitó sus bragas, notando la humedad que ya las había empapado y ahora goteaba sobre la cama.
Su erección era evidente, luchando contra su pantalón. Se besó de regreso a sus labios, dejando chupetones por todo como marca de su noche especial juntos.
—Seré gentil, pero si sientes cualquier tipo de dolor, avísame inmediatamente —le dijo él y ella asintió en comprensión, su excitación aún nublando su mente.