—Parece que disfrutas lo que te estoy haciendo —dijo Xavier, mientras besaba su estómago—. Ya has tenido dos orgasmos —añadió, mirando sus bragas manchadas de semen.
De inmediato, Selene cubrió sus piernas avergonzada.
—Ya estoy cansada —jadeó.
Sus dos orgasmos en menos de diez minutos la habían dejado agotada. Había pasado mucho tiempo desde que tuvo un orgasmo y le gustó.
Desvió la mirada de Xavier, sintiendo vergüenza de cómo su cuerpo respondía a su toque, derritiéndose cada vez que se intimaban, y no podía evitarlo. Él la dominaba en cada momento y ella no podía dejar de preguntarse cuándo lo dominaría ella a él por una vez.
—Voy a darme una ducha rápida —agregó, levantándose de la cama y logrando entrar a la ducha mientras la mirada de Xavier quemaba en su espalda. Podía sentirla.