Chereads / I Will Shatter The Heavens / Chapter 7 - Capítulo 06

Chapter 7 - Capítulo 06

"Suspiro... qué raro," murmuré para mí mismo mientras caminaba hacia mi habitación. 

La "cita" con Vivian había salido relativamente bien. Ella me mostró su extensa colección de espíritus, en su mayoría, criaturas de un tamaño no superior al de una mano, y en su mayoría, espíritus conscientes.

Eso me llevó a una explicación por parte de Vivian. Aunque existen espíritus de todo tipo de formas y tamaños, así como diferentes usos, también se dividen en dos tipos: conscientes y no conscientes. Los espíritus no conscientes son los que más abundan; estos carecen de inteligencia y solo sobreviven gracias a sus instintos. En cuanto a los espíritus conscientes, estos sí poseen inteligencia, lo que significa que sus acciones varían según las necesidades del momento, y el proceso de refinamiento en ellos es más complejo debido al hecho de que pueden evitar situaciones peligrosas simplemente huyendo.

Es aquí donde el refinamiento de espíritus toma un rumbo diferente: el contrato de mutuo acuerdo. Dado que los espíritus conscientes tienen deseos, en su mayoría, los contratos varían según el deseo del espíritu. El mayor beneficio de estos espíritus se obtiene si eres un domador de espíritus. Los espíritus conscientes tienen la capacidad de comandar a los espíritus no conscientes. Aunque el gasto de maná sigue presente, puedes darles órdenes a los espíritus conscientes, y estos harán el trabajo por ti, lo que te permite realizar otras tareas. Debido a esto, es recomendable tener un espíritu consciente si eres un domador.

La explicación de Vivian fue un tanto vaga, pero logré entender lo esencial. Después de ello, continuó mostrándome sus espíritus hasta que el sol comenzó a ocultarse y tuvimos que despedirnos.

Ahora, de regreso a mi habitación, planeaba darme una ducha y continuar avanzando en la formación de mi estrella de maná. Las clases comenzaban a las 7:30 a. m., así que tenía tiempo de sobra.

Al entrar en mi habitación, me quité la ropa y la dejé sobre la silla del escritorio, luego me dirigí a la ducha. 

"Ahh, agua fresca..." exhalé al sentir el alivio mientras el agua recorría mi columna vertebral.

Después de ducharme durante un rato, salí y comencé a secar mi cuerpo con una toalla. Mientras lo hacía, mis ojos se posaron en la luz de la luna, tan tranquila y hermosa como siempre.

Al terminar me puse ropa interior nueva y me senté sobre las tablas de madera. Cerré los ojos, y mi mente se adentró en la estrella de maná. La estrella ya no era completamente circular; ahora había un leve bulto en uno de sus extremos.

Al ingresar en la estrella de maná, pude ver el mar de plata blanca. Comencé a crear un par de olas que, al chocar con las paredes de cristal, lo hicieron con tal fuerza que el impacto provocó que toda la ola se cristalizara. Repetí este proceso hasta que un cristal ovalado flotaba sobre mi mar de plata blanca.

Esta vez, las olas chocaron contra el cristal ovalado, haciendo que este se estrellara contra la pared de cristal. Las olas continuaron ejerciendo presión entre el cristal y la pared hasta que, naturalmente, comenzó a estirarse.

Continué con el proceso hasta que mi maná se vio incapaz de formar más olas y el cristal que se había adherido a la pared comenzó a evaporarse poco después.

Desplacé mi mente y observé la estrella de maná. Ahora, el bulto había crecido tanto en tamaño como en anchura. Tras todo este proceso, revisé el reloj que flotaba en mi habitación.

[2:43 a. m.]

Solté un suspiro de satisfacción y me tumbé en la cama. Mi cuerpo estaba exhausto.

Al poco tiempo, mi mente se sumergió en el mundo de los sueños…

"Umm~" Una joven de inigualable belleza comenzó a desperezarse con gracia, mientras sus párpados lentamente se levantaban, revelando unos ojos de un profundo color zafiro, resplandecientes como las estrellas en una noche despejada. Su cabello dorado, desordenado en suaves ondas, caía sobre sus blancos y delicados pechos, mientras los mechones sueltos acariciaban su piel como un halo dorado en la penumbra.

Al evocar los recuerdos de la noche anterior, un rubor carmesí tiñó sus mejillas, y una risilla traviesa escapó de sus labios mientras sus piernas se entrelazaban en una danza de placer y vergüenza. Su mirada vagó hasta posarse al joven que estaba a su lado, un joven de cabellos negros, cuyo rostro, en calma absoluta, parecía esculpido en piedra, una serenidad que contrastaba con el brazo protector que descansaba sobre su cintura.

Durante un largo momento, la joven observó al durmiente, una mezcla de ternura y nostalgia brillando en sus ojos. Con un gesto suave, se inclinó hacia él, permitiendo que sus narices se rozaran en un contacto íntimo y reconfortante. Los ojos de la chica, antes curiosos, se tornaron cálidos, llenos de un amor profundo y silencioso. Al posar su mano sobre la mejilla del hombre, este emitió un ronroneo suave, como un gato complacido, y la chica, incapaz de contener su afecto, se inclinó para besarlo.

Pero en ese instante, el mundo a su alrededor se desmoronó. De repente, estaba corriendo, su respiración entrecortada por el miedo. Los árboles a su alrededor ardían con furia, y su corazón latía con desesperación. A su lado, el mismo joven de antes corría, tomándola de la mano y susurrando palabras que se perdían en el caos. Pero la chica no podía comprender; el terror y la confusión nublaban sus sentidos.

El escenario cambió de nuevo. Ahora, una tormenta rugía con violencia, y el joven estaba envuelto en una capa de luz blanca, elevándose lentamente hacia el cielo. A medida que la luz se intensificaba, las nubes comenzaron a girar en un torbellino oscuro, los rayos rasgaban el cielo y la lluvia se transformaba en granizo, azotando la piel de la joven con fuerza. El viento, denso como el humo, la cegaba, impidiendo que viera lo que ocurría. Cuando el viento finalmente se calmó, un ejército de gigantes y bestias mutadas emergió, y la luz que envolvía al joven comenzó a fragmentarse.

De repente, el escenario cambió otra vez. Estaba lloviendo, y su ropa empapada se pegaba a su cuerpo, pero eso no le importaba. Sus ojos se llenaron de terror al ver al joven, apoyado contra los escombros, con una mirada vacía que revelaba la verdad ineludible: había muerto. Un agujero enorme atravesaba su pecho, y la sangre, ya agotada, había teñido su ropa en un rojo oscuro y opaco. La joven, incapaz de caminar, se arrastró hacia él, sus manos delicadas y blancas sangrando por los escombros, pero eso tampoco le importaba.

Al llegar a su lado, extendió su mano, y una luz verde viajó hasta llegar a la herida del joven la cual empezó a curar. Pero aunque la herida se cerró, el cuerpo permaneció inerte, frío como el mármol. Desesperada, la chica invocó toda su magia, rodeando al hombre con luces de diferentes colores y efectos, pero nada cambió. El cuerpo no respondió, y en su lugar,después de que su piel se volviera grisácea y dura como la piedra comenzó a desvanecerse como humo en el viento, dejando solo las prendas destrozadas. La joven se aferró a ellas, gritando en agonía, pero el escenario volvió a cambiar.

Una vez más, se encontraba en el primer escenario. Su cuerpo desnudo temblaba, y cuando vio el rostro dormido del joven, un torrente de recuerdos dolorosos inundó su mente. Soltó un grito, llevándose las manos a la cabeza, mientras el hombre se levantaba y trataba de consolarla.

"¡Aaaahhhhhhh!"La joven despertó de golpe, sus gritos resonando en el lujoso dormitorio de la universidad. Jadeaba, el sudor perlaba su frente, y los espíritus que la rodeaban se acercaron, intentando calmar su tormento interior. Poco a poco, su respiración se normalizó, y tras un largo rato, se levantó, dirigiéndose con calma a la ducha.

Mientras el agua caliente fluía por su cuerpo, un escalofrío recorrió su columna. 

Así es, Vivian Ignis había regresado en el tiempo, un hecho que desafiaba la comprensión y la lógica de su mundo. La magia del tiempo, un arte prohibido, yacía envuelta en misterios insondables. Aunque su existencia era reconocida, pocos osaban explorar sus profundidades, pues la cuestión moral se alzaba como una muralla infranqueable: ¿Era correcto desafiar el flujo del tiempo? El anhelo de poder viajar al pasado o al futuro, de alterar el destino mismo, consumía a aquellos que se atrevían a soñar con esta magia. Sin embargo, tales deseos estaban envueltos en la niebla del tabú, donde las consecuencias podrían ser tan oscuras como el mismo vacío temporal.

Vivian nunca había dominado esta magia, y su conocimiento sobre el arte de torcer el tiempo se limitaba a meras palabras susurradas en antiguas leyendas. ¿Cómo, entonces, había regresado al pasado? Esta pregunta, como un aguijón en su mente, erizó su piel y llenó su corazón de incertidumbre. 

Solo entonces Vivian apretó sus puños y su mirada se tornó fría,no sabía qué propósito debía cumplir al ser devuelta en el tiempo pero ella misma tenía sus metas ahora que se le presentó esta oportunidad,no lo desperdiciaría por nada.